La noticia que copó los titulares de la semana fue sin duda la llegada de Joe Biden a su nuevo despacho en la Casa Blanca. En redes no era difícil encontrar la idea de que tal evento poco o nada afectaba la vida de los colombianos, pero debo decirles que la transición de los estadounidenses puede ser la primera pincelada del principio del fin.
En su primer día de mandato, Biden tomó las riendas de la emergencia ordenando cambios significativos en la forma que E.E. U.U. adoptó para enfrentar la pandemia. Nuestro principal aliado estratégico vuelve a la OMS con una inyección de capital para el mecanismo COVAX, el mismo del que esperamos recibir un buen número de vacunas en marzo.
Por otra parte, el demócrata le dio un vuelco a la gestión de las fronteras, entendiendo que proteger a familias y comunidades es no solo proteger la salud del país, también su economía. No conviene negar que el manejo fronterizo y de la población flotante en nuestro país se ha quedado muy corto.
Es claro que la intención de Biden es coordinar esfuerzos de manera unificada para contrarrestar la pandemia. La creación de su propia versión de la “gerencia del coronavirus” es un claro ejemplo de ello, sin embrago, esta figura se salta toda clase de estaciones burocráticas para trabajar desde el despacho presidencial. Es claro que la nueva administración norteamericana entiende la importancia de las medidas de promoción y prevención de ahí que decrete obligatoriedad del uso de la mascarilla.
Ya que en Colombia tenemos le tendencia a mirar mucho hacia arriba, todos estos son buenos ejemplos de lo que pudimos y aún podemos hacer, pero que por razones inciertas no hemos tenido la voluntad.
Habrá quien diga que decirlo recién sentado es muy sencillo, que el problema real es hacerlo y están en lo correcto. Sin embargo, son acciones ejecutivas como estás las que dejan ver la conexión de los líderes con la realidad de sus ciudadanos y su capacidad de acción ante la adversidad.
Una lectura muy oportuna del contraste imposible de eludir entre lo que ha hecho Biden en par de días y Duque en casi un año de pandemia la aporta Valeria Santos: “La consecuencia de tener en el poder a un aprendiz nos tiene hoy sin vacunas. En tiempos de crisis se necesita un líder con visión y experiencia que sepa cuándo y cómo arriesgar y anticiparse a los hechos. Iván Duque decidió ser prudente y eso lo pagaremos con vidas.”
Hablar de promoción, prevención y pedagogía se fue haciendo frase de cajón hasta tal punto que no es más que el discurso de justificación de 371 programas oficiales que no hicieron promoción, no hacen prevención y mucho menos pedagogía.
Ante el panorama que enfrentamos hoy, más de 50.000 colombianos ya fallecidos, y sus familias, hubieran preferido que hablara mucho menos y actuara mucho más presidente.
La llegada de Biden a la oficina oval trae consigo la sensación de cambio que queremos y necesitamos en Colombia, tanto por el manifiesto compromiso con la paz del país -que también es un tema de salud pública-, como por las demás acciones que ya he mencionado. Ojalá que no sea tarde para que el Gobierno Nacional ponga los ojos sobre las medidas igual o más contundentes que hemos propuesto desde el congreso durante un año para salvar las vidas de miles de colombianos. Renta Básica ya, impuestos a productos ultraprocesados, canasta básica saludable sin IVA, entre muchos otros.
La espera por la vacuna, el inicio de la vacunación masiva y por ende la reactivación económica parecen prolongarse por lo menos varios meses más. Presidente Duque no espere a tener al país en ventilación mecánica, ponga en marcha medidas que protegen a las familias y comunidades, y no siga actuando de manera tardía porque por más que lo intente no vamos a dejar de respirar estos vientos de cambio.