Entre el 10 y el 12 de diciembre, Medellín celebró los 18 años de uno de los festivales insignia de Latinoamérica, Altavoz Fest, un evento que se enmarcó en la agenda cultural de Navidad al ritmo del reggae, el rap y el ska, y con los mejores exponentes del rock metal y punk del país. Fueron 50 agrupaciones, 25 horas de programación y dos escenarios: el Estadio Cincuentenario y el Teatro al aire libre Carlos Vieco. Los artistas fueron los encargados de ofrecer tres días de diversidad sonora y reencuentro.
La fiesta de la música de Medellín vivió el regreso a la presencialidad en una apuesta por la reactivación económica y emocional de los artistas. Altavoz Fest y todas sus actividades previas, como las audiciones, Ciudad Altavoz y el evento central, tuvieron una inversión de $2.000 millones que beneficiaron a más de 250 artistas locales y nacionales, 28 de ellos participantes de la Convocatoria de Fomento y Estímulos para el Arte y la Cultura.
“Quedamos felices después de haber vivido este Altavoz en sus 18 años. Fue un momento muy emocionante porque celebramos la vida con el rock y la música alternativa, con bandas que llenaron de emoción, de felicidad, de pogo, de desahogo emocional y social. Seguimos reactivando la economía de las bandas. Más de $450 millones para bandas de Colombia, una apuesta para reactivar la economía. Volvimos al escenario, al 100 % de público. Eso genera ciudadanía, encuentro y paz”, dijo el secretario de Cultura Ciudadana, Álvaro Narváez.
Entre las bandas más destacadas que deleitaron a los asistentes a Altavoz Fest estuvo La Pestilencia, cuyos principales integrantes son de Medellín y con una trayectoria de más de 30 años; La Etnnia, grupo de rap procedente de Bogotá; Superlitio, de Cali, también con un gran recorrido artístico, y La Derecha.
En el plano local, agrupaciones como Masacre, grupo de death metal formado en 1988; Parlantes, integrado por músicos experimentados de la escena rock; Tarmac, una propuesta social desde el reggae; y Afaz Natural, un cantante, productor y compositor de los géneros hip-hop, reggae y dancehall fueron dignos representantes de la escena rock al demostrar su calidad musical.
Otras bandas y artistas emergentes como Briela Ojeda, Nanpa Básico, En Contra de Todo, Ossuary, Colapso y Volcán terminaron por enamorar a los asistentes con su toque.
“Para nosotros significa mucho volver a este escenario y estar en contacto nuevamente con nuestro público, y volver a llevar nuestro mensaje y nuestra música por la cual vivimos y por la que nos motivamos. En estos momentos de dificultades estar nuevamente con el público significa mucho”, expresó Alex Oquendo, vocalista de la agrupación Masacre.
Altavoz Fest, una apuesta a la diversidad
El tradicional pogo y los agites de cabeza que caracterizan a este encuentro con el rock, el metal y el punk de las bandas emergentes tuvo, en esta edición, una apuesta: reunir también a raperos, rastafaris, emos, hardcores y a toda la diversidad de tendencias, fusiones y ritmos de la música alternativa. Tres generaciones disfrutaron, se vieron familias, niños y jóvenes reunidos durante los tres días del festival.
El periodista Santiago Arango aseguró: “Es un festival fundamental en la construcción del eslabón de la música en Medellín y ha permitido que diferentes corrientes sonoras como el punk, el metal, el rap -clave en los barrios de Medellín-, el reggae hayan servido de puente para que muchas personas puedan escucharlas. Apunta al desarrollo y profesionalización de las bandas”.
La música electrónica, el pop y las nuevas tendencias reflejadas en bandas debutantes como Sucerkia, W.I.N. y Solo Valencia fueron las encargadas de abrir el Festival en el Carlos Vieco. El reggae de Tarmac y Ananda Reggae y las fusiones de música electrónica con ritmos del Pácifico colombiano por parte de Killa Beat Maker, Gheto Kumbé y Explosión Negra calentaron el segundo día de Altavoz Fest en ese escenario, pese a que estuvo pasado por lluvia, lo que no impidió que llegaran cerca de 1.000 personas.
En el Cincuentenario, el clima tampoco fue obstáculo para vivir esta gran fiesta del rock alternativo. Miles de seguidores del metal, el punk, core y el rock duro llenaron este gran escenario que por momentos pareció insuficiente. Igual situación se dio el domingo con el número de personas que asistieron para disfrutar de Audiodisturbios, 1.000 Cadáveres, Superlitio, 4to Demente, entre otras bandas.
El cierre estuvo a cargo del rap de La Etnnia y Nanpa Básico, frente a más de 13 mil asistentes, para terminar una celebración que hará memoria en la historia de la música en la ciudad, como ejemplo de fortaleza y resiliencia frente a la adversidad, pero sobre todo, como estandarte para la reactivación cultural del país.