El 2 de mayo del 2002, 120 civiles resultaron muertos tras el lanzamiento de cilindros bomba que realizaron los integrantes del frente 58 del bloque noroccidental de las FARC EPL, 80 de ellas era niños y jóvenes que no superaban los 18 años de edad.
Este vergonzoso hecho que enmarca la historia de Colombia, como uno de los símbolos de guerra más representativos, fue el resultado de las operaciones bajo la dirección de Harbey Torres Ayala, alias ‘Isaías’ capturado 8 años después de los hechos y procesado por terrorismo, homicidio agravado y rebelión… lo triste es que a pesar de esto, los beneficios por acuerdos y negociaciones fueron muchos más, tanto que hoy día no hay noticia alguna de su paradero.
Este escuadrón criminal famoso por sus atentados y sorpresas a la población civil tuvo dentro de su dirección personajes como Karina, Iván Márquez, todos hoy día amparados por diversos beneficios excepto Iván ríos quién los lideró hasta el año 2008 pero fue dado de baja por sus mismos camaradas.
Dentro de las secuelas más nefastas qué dejó esta tragedia y masacre, se menciona el desplazamiento forzado de miles de personas, el desarraigo y la decadencia social de la región, pues todas las familias quedaron de luto, todas las familias tuvieron pérdidas, si bien la tragedia en la iglesia fue una masacre, la guerra dentro del pueblo fue un infierno que duró 2 días, las FARC como siempre tratando de dominar a las malas, queriendo sobresalir con violencia y haciendo uso de los mecanismos más bárbaros para demostrar que sobre ellos no había nadie, pues se disputaban el dominio del conflicto en la región, con el bloque Elmer cárdenas de las autodefensas Unidas de Colombia en el choco; y lo mas triste aún de toda ésta situación, es que de la tragedia sobrevivieron hijos, hermanos, madres, esposas y esposos, quedaron terrenos baldíos, muchas personas perdieron sus tierras, se perdieron inversiones de toda una vida, se perdió parte del trabajo de una generación, se perdió la idiosincrasia y el sentido de pertenencia por el que habían luchado siempre y al sol de hoy, estas personas y esta región siguen igual de afectadas, incluso prevalece la amargura y la desolación pues siguen sintiendo las almas de sus seres queridos, sienten sus lamentos, sienten su desespero, siente su tristeza y se mantiene el terror. (Aunque se supone que han sido amparados reparados y protegidos)
Después de todo este recuento tratamos de armar un rompecabezas donde las fichas no encajan, porque para muchos es inconcebible que haya existido un gobierno que inventó una guerra que no existía, adornándolo con una necesidad mágica, que hubiera caído de perlas talvez en la década de los años 90, hablo del recontra trillado proceso de paz, con asesinos y criminales de lesa humanidad que ya estaban reducidos y bajo control, por el cual se montó la más estruendosa y larga parafernalia, para lograr dizque la “paz “ cuando las almas de las víctimas de los pomposos protagonistas, aún no estaban en paz, pero Colombia si había logrado un umbral de seguridad que nos devolvió la tranquilidad y pensándolo bien, que ánima bendita descansa, cuando ve que un gobierno se dedicó a vivir en función de las molestias y caprichos de los promotores de la Guerra, de los perpetradores del dolor, de las familias enteras de criminales, cuando en medio de la dificultad sumada al dolor de la pérdida, con la miseria de la destrucción y la desolación, las verdaderas víctimas no encuentran un soporte, un alivio, ni una salida de que agarrarse, cuando después de casi dos décadas de haberlo perdido todo, incluso el alma, estas personas siguen vivas por inercia, observando como crean esquemas de gobiernos llenos de beneficios, aportes y consideraciones para más de 15 mil desmovilizados y su prole, con vaca perro y gato, con programas maravillosos enmarcados en plan nacional de desarrollo, y el apoyo de $3.500 millones (en ese momento) para emprendimientos de reinsertados, cuando los familiares de las almas de Bojayá no llegan a 3 mil y ahí siguen viviendo de milagro y preguntándose por qué entre el 2014 y el 2018 el gobierno de Colombia premió guerrilleros con subsidios y beneficios que aun en el gobierno actual, por anclaje obligatorio se mantienen vigentes… La paz innecesaria empoderó criminales con representantes en el congreso que hoy día defienden a quienes se encargaban de aniquilar vidas, reparando desertores y favoreciendo reinsertados, eso mas la cereza del postre: maquillando cualquier expediente macabro y vergonzoso con un programa de protección al testigo.
Según Roy Barreras, la guerra es costosa, según Santos, Colombia estaba peor que Vietnam en 1970 (no era así ¡No Jamás!) y según un gran número de colombianos hechizados, adoctrinados y confitados, la demagogia de los líderes de esta patraña, estaba en lo correcto; sin embargo quienes pensábamos lo contrario, los superamos y con una gran argumentación… tanta que aun sigue siendo el pilar del propósito de no dejar perder a Colombia en la letrina del socialismo, mientras tanto las almas de Bojayá aun no tienen paz y Colombia menos, ésta paz la tendrán cuando en este país se repare a la verdadera víctima y se castigue al verdadero victimario porque lo que si se vio muy claro, fue que el proceso de paz premió el crimen y se favoreció la impunidad…
Después de casi dos décadas sigo orando por Bojayá.