Delirio de un perdedor, la opinión de Almudena González Barreda

Tal vez deberíamos replantearnos España. Tal vez y sólo tal vez deberíamos dejar nuestra debilitada democracia en manos de la Monarquía (en realidad son algo más que unas caras bonitas) y que sea él, el rey Felipe VI, el que disuelva todo y esté al mando hasta que definamos qué queremos, cómo y cuántos queremos formar parte del proyecto español.

Tal vez sea el momento de deshacernos de los territorios quejicas, esos que se creen más, o aspiran a más de lo que son, esos en donde buena parte de la población no se siente española y viven ‘perpetuamente oprimidos’. Unos lo hicieron matando (hasta que dejaron las armas), otros rascando derechos y presupuestos a base de dar la matraca al gobierno de turno. ¡Qué hartura!

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¿Qué alguien me explique por qué estamos en una situación de desamparo democrático y tenemos a un país entero pendiente de los cuatro votos (cuatro, de verdad) de un partido que  no sólo tiene a su líder huido de la justicia, sino que sus exigencias van desde la amnistía (amnesia para el resto) hasta que Europa les acepte de pleno derecho una vez independizados? ¿De verdad es legítimo pactar con quien no quiere ser parte de España? Si Cataluña importa en tanto en cuanto es parte de España, ¿aún no se han dado cuenta? Hoy ya no es tan guapa, ni tan lista, ni merece príncipes, ni dentistas… 

Desde octubre de 2017, más de 7.000 empresas dejaron la comunidad autónoma (hasta 2021), desde que comenzara el Procés (2012) son infinitos sus escándalos financieros, que salen con cuenta gotas a la luz; Pujol Ferrusola, FC. Barcelona, Cataluña Caixa (desaparecida en 2016)… No hay seguridad para pequeños ni grandes inversores, y cada vez más en sus calles campa la delincuencia a sus anchas, esa que espanta a los turistas. Llaman a Barcelona la ciudad de los 400 delitos diarios y, en general, la criminalidad ha subido un 57% más que en el resto de España. Parece que el turismo es fiel, pero ni de lejos se acerca a los puestos altos de los lugares qué visitar. ¿Qué paraíso reclaman pues sus políticos?

La culpa es de Franco

El discurso independentista catalán ha calado hondo y lo lleva haciendo desde antes incluso de la llegada de la democracia, ya Franco les otorgó aires de grandeza, pues en su Plan de Estabilización, puesto en marcha en 1959, ya beneficiaba a vascos y catalanes, no sólo las políticas de inversión favorecieron su crecimiento, también la estrategia de reformas hizo que fueran más atractivas para la inversión internacional, llegando a ser su PIB un 80% superior, casi el doble que la mediana autonómica. Según señalan los investigadores Alessandro Melcarne, Juan S. Mora- Sanguinetti y Rok Spruk. ¿Lo ven? Si la culpa es de Franco, como en todo. Ahora el dinero no es suficiente y piden amnistía, referéndum, autodeterminación, empezar de cero, pero ya en Europa…

Por eso creo que sólo así, cambiando de régimen, ideando una nueva España, los que piden la amnistía la consigan y todo lo demás, también. Al resto tal vez nos sobrevenga una amnesia que nos deje más locos de lo que parece que estamos. Todo esto es una huida hacia delante de los independentistas, un coge la pasta y corre hacia Europa (ahora que la tonta de España financia nuestras traducciones en la Unión Europea) que las deudas crecen en España y los presupuestos se quedan ajustados.

Un plato de lentejas

Pues no sé qué al tanto están mis amigos colombianos de esta locura que se cuece en el país español, pero lo cierto es que la izquierda lleva una semana inventando, propiciando y delirando en un clima político de crispación. Yo me imagino que no se van a poner a quemar Iglesias, como en la II República (creo que eso ya está superado) pero se han inventado un discurso terrible: la llamada a la rebelión de la derecha.

Ha sido el ex presidente Aznar, (1996-2004) el que esta semana, viendo que los rumores sobre la Ley de Amnistía crecían, animó a su partido a salir a manifestarse. Aún tenemos los españoles el derecho a salir a la calle a manifestarnos y España sigue siendo un país de pleno Derecho, creo. Pero esta llamada ha sido gasolina para el Gobierno en funciones, que ha llenado sus declaraciones de esta semana de discurso de rebelión, actitud antidemocrática, exigimos un cambio, Feijoó nos hace perder el tiempo, investidura fallida…  Esta ley de Amnistía es el precio por cuatro votos que les faltan para investir presidente a Sánchez y así el prófugo catalán pueda volver a Cataluña y conseguir lo que quiere. Es la ley de Amnistía el plato de lentejas que cambió la historia de Israel.

La derecha ha ganado unas elecciones con una mayoría insuficiente para formar Gobierno. La izquierda, liderada por Pedro Sánchez, sin mayoría y habiendo sacado menos votos, salió triunfalista al balcón, rodeador de los suyos, que le aplaudían envueltos en un halo triunfal, aunque sólo fueran delirios de perdedores dispuestos a todo. A TODO.

Resistiré

Ya sabemos que el señor Pedro Sánchez duerme de maravilla al lado de terroristas, independentistas, comunistas… Y vivo convencida de que esta polémica  tampoco le quita el sueño, como no le quita el sueño el incremento de los beneficiados por su Ley del ‘Sólo sí es sí’ o su definición de los delitos de malversación o de sedición o que su Gobierno haya sido el que más Decretos Ley acumule en cinco años, unos 138 hasta abril de 2023, fórmula legislativa que se usa en caso de emergencia, pero que deja la democracia debilitada pues no da lugar al debate social, ni parlamentario. Es un “porque lo digo yo y punto”, ese que decían nuestros abuelos a nuestros padres. Es la forma más dictatorial dentro de la democracia, o de una muy muy debilitada. 

¿Es o no Sánchez un autócrata al que no le quita el sueño nada? Un personaje político digno de estudio, pues resiste, una vez más, (ya lo decía él en su Manual de Resistencia (Ed. Península)– a los embistes de la vida casi sin despeinarse. Mintiendo mucho. Durmiendo bien.

A Pedro ‘el guapo’, no le importa el artículo 62 de la Constitución, ese que prohíbe los indultos generales, ni el 9 que defiende que todos los poderes políticos y todos los españoles están sujetos a la Constitución, ni siquiera el 14, que proclama la igualdad de los españoles ante la ley. Desprecia la separación de poderes. No le importa tener un gobierno corto y débil con tal de resistir y parece que cada día soltara a sus ministros en funciones con una consigna nueva: Hoy rebelión de la derecha por una manifestación, hoy cortina de humo con el escándalo de Rubiales, hoy sacamos App absurda que total, Irene no repite. Hoy expulsamos a Redondo del partido por no pensar en lo que dice, que aquí en este partido de Pedro Sánchez Obrero Español (PSOE), mando yo. Hoy… tal vez cambie de opinión y desista de su amnistía, haya una investidura fallida de Feijoó, el candidato de la derecha, se convoquen elecciones generales y se empiece de cero el juego democrático. Y Pedro siga resistiendo, esta vez, con holgura.

Si ocurre, pensemos mejor a quién votar, si a los que son capaces de todo por un plato de lentejas o a los que no les gustan las lentejas, ni las legumbres, ni las viejas.