Irene tiene razón, la Ministra no

Ya estamos acostumbrándonos a que este debate, visceral en algunas personas, vuelva y emerja por cuenta de una declaración de Irene, la Ministra. El tema energético no es ni fácil ni liviano. Pero lo que menos necesita su discusión es meterle ideología.

En varios artículos he analizado en detalle diferentes aspectos que confluyen en la discusión de cómo debería ser la transición energética. En algunos, los hechos y argumentos le dan la razón a Irene, la persona. En otros, la Ministra no la tiene. Veamos apartes de los artículos precedentes para ilustrar esta dualidad.

Irene tiene razón

Consumo eficiente en hogares, inicio lógico de la transición energética

Hay que dejar de politizar la transición, llenos de odios ideológicos que terminan por opacar la lógica. La política tiene que enfocarse primero a sacar el máximo provecho a los adelantos tecnológicos para reducir la energía que se consume para que no se pierda porque no produce el trabajo que se supone que debe, es decir, por ineficiencia, en este caso de los aparatos domésticos. Y este mismo criterio aplica en todas las actividades en nuestra sociedad; es el mismo tipo de objetivo a lo expresado en “Racionalizar antes que decrecer” (otro de los artículos citado más adelante)”. Irene ya ha empezado esta estrategia en nuestra Costa Caribe.

Transición de mentalidad y no solo transición energética

“Ya hemos prometido reducir en 51% la emisión de los gases y tendremos para 2050 el grado de carbono neutralidad, es decir completamente compensadas las disminuidas emisiones con mecanismos de sostenibilidad.  (…) la prevención de desastres cuya frecuencia se espera que se aumente por efectos del cambio climático, y aunque el común y corriente de los colombianos no parece tener mayor preocupación, las nuevas generaciones ya están conscientes de lo que se nos viene y la presión global hará que entremos en la colaboración mundial más rápido que tarde. Solemos hacer todo lo que el mundo ya ha avanzado, pero con rezago. Deberíamos aprovechar para hacer una transición de mentalidad y no solo la transición energética que ya iniciamos”.

Autosuficiencia del petróleo no se logrará por más exploración o fracking

Lo que no se ha dicho es que la exploración en Colombia desde hace más de 30 años no ha sido la principal vía por la cual hemos tenido petróleo. El éxito de esas exploraciones ha representado menos del 10% de las adiciones de reservas probadas de petróleo y gas; (…) La gran mayoría de la producción (entre el 80% y el 90%) en las últimas tres décadas ha provenido de reservas descubiertas antes, en 1970´s, 1980´s y 1990´s, y principalmente lograda mediante sistemas productivos que llaman los ingenieros de petróleos recuperación primaria y algo de recuperación secundaria en campos “viejos”; también se explica por una de esas vueltas de la rueda de la fortuna debido a que el régimen Venezolano bajó la producción de crudos pesados, permitiendo que nuestros crudos pesados tuvieran mercado. Es decir, pareciera que toda la histeria que generó el tema en campaña era inocua. (…) Tampoco se ha dicho que el Fracking, (…) no pareciera la más lógica porque primero, por ser más viables, rentables y sostenibles para el país y para Ecopetrol,  estarían la recuperación secundaria y terciaria de las reservas ya descubiertas en los campos “viejos”.

La Ministra no

Si no tomamos buenas decisiones, nunca saldremos del subdesarrollo: la antilógica de la Regasificadora del Pacífico

La alternativa a importar gas por el Pacífico es que se puede hacer también por el Atlántico donde el precio internacional del gas es más bajo (…) y sobre todo porque ya existe la infraestructura necesaria, tanto por el sistema de gasoductos actuales como por los puertos de aguas profundas existentes en esa costa: (…) y estaciones de bombeo existentes y subutilizados actualmente (…) hasta el Valle, infraestructura que ya estamos pagando por medio de la tarifa, aún con uso parcial. (…) y sin ninguno de los riesgos anotados que pueden llevar hasta el fracaso el proyecto del Pacífico. (…) Por todas partes lo mejor para el país, solucionando la queja del Valle y Eje Cafetero, sin tocar la ya alta tarifa del gas natural, sin presionar más la pobreza, sin dañar aún más la competitividad colombiana y sin impactar negativamente al medio ambiente”. El Gobierno está insistiendo en este proyecto absurdo técnica y económicamente.

Racionalizar antes que decrecer

“Corresponde a las naciones del sur (el llamado tercer mundo) hacer una racionalización en el uso de sus consumos antes de emprender un decrecimiento económico, de tal forma que pueda seguir actuando sobre la pobreza, acompañado de programas para bajar la desigualdad y sobre todo la reducción de la corrupción. Pero esto no se debe entender como no hacer nada y privilegiar el statu quo como quieren algunos que ya tienen riqueza. Mientras que a los países del norte les corresponde reducir el exceso de sus consumos y acabar con el desperdicio, y encontrar sus propias estrategias para mantener el bienestar de sus nacionales bajando el impacto sobre la degradación de la tierra. Una urgente y respetada corresponsabilidad mundial”. A cada país le corresponde un esfuerzo de acuerdo con sus impactos y posibilidades.

Polémica sobre el GAS, sólo parcialmente cierta

Es claro que es un tema complejo, con muchas aristas, en las que las decisiones no pueden solo salir del extremo ambientalista, por lo que hay que insistir que la ministra Vélez debe rodearse de expertos confiables y necesariamente contrastar las conclusiones entre ellos para lograr filtrar aquellas que tengan sesgos. Para nadie puede resultar un secreto que en este sector (petróleo, gas, electricidad) se mueven unos negocios inmensos que por supuesto “juegan sus fichas” de acuerdo con sus intereses sin importarles el bien común. (…) Y allí es donde el alto gobierno tiene que mostrar su alto profesionalismo (representado en unas cualidades académicas altísimas de sus ministros) logrando decisiones sensatas y equilibradas de acuerdo con el contexto colombiano, sus efectos reales y relativos en el mundo, la situación de pobreza y de coyuntura económica (especialmente inflación) frente a las promesas de campaña”. Umm…

Las conclusiones son muy tozudas:

  1. Detrás de todo esto hay un asunto muy importante por entender: la transición energética no es igual en todo el mundo, y tampoco es igual en cada región colombiana.
  2. Lo primero que hay que hacer con urgencia es trabajar en la racionalización de la demanda. Eso sí contribuye en forma importante y además tiene el buen colateral de no polucionar el aire en las ciudades y reducir morbilidad y mortalidad. Clave.
  3. Y esto sí puede servir de ejemplo al mundo y puede lograr cautivar a más países. Autoflagelarnos no enternecerá a ningún país.
  4. Temas prioritarios en los que ya está trabajando el Gobierno y hay que profundizar: parar la deforestación y la ganadería extensiva.
  5. Proyectos como la interconexión plena con la Guajira (el potencial de generación allí es de casi todo lo que ya se tiene instalado en el país) aumentarán la oferta y hará que la energía se torne menos costosa, lo cual, contando con unos pequeños incentivos, volteará el transporte a eléctrico más rápido que lo esperado. Y los electrodomésticos vencerán del todo a los gasodomésticos, rápidamente.
  6. La ecología, que incluye al humano dentro de la ecuación, es mejor consejera que el ambientalismo a rajatabla. Se necesita armonizar la economía con la transición porque si no, la afectación a nuestros pobres puede ser varias veces más impactante que lo que significaría el beneficio que le daríamos a los ciudadanos de los países desarrollados con nuestro esfuerzo. Sí, probablemente nos ayudarían más los europeos, pero comparado a lo que se puede perder podría representar migajas. (ver ¿La tecnología nos salvará del cambio climático?)

 

Equilibrio es la palabra principal.

RAFAEL FONSECA ZÁRATE