Preocupa la tormenta perfecta que se arma contra la construcción de vivienda: alza de tasas interés, inflación de insumos de construcción, devaluación del peso, incrementos en costos laborales o la insuficiencia presupuestal para subsidios, entre otros. Junto a su importancia empresarial y social, la construcción de vivienda es fundamental como herramienta anticíclica. Con diferentes entidades previendo un crecimiento del PIB en 2023 entre el 0 y 1,5%, la vivienda puede ser una tabla de salvación para el desempeño económico del país. Hay que hacer mucho más para garantizar su éxito.
Las cifras del sector vivienda el año pasado son exitosas, el ultimo dato de noviembre de 2022 incremento el área destinada a vivienda de 37,0%, en relación con el 2021. Cabe anotar que, aunque las restricciones de pandemia crean una línea base que exagera el contraste, al hacer la comparación con el año anterior a la, también se aumenta 23%. Resultados tan positivos, no se dieron por si solos, fue necesario incentivar el sector y hoy no hay cómo hacerlo.
Durante 2022, un año electoral, el gobierno anterior anticipó los subsidios previstos para 2023, generando un estímulo sustancial, pero dejando desfinanciado este año. Para no causar un desplome en el sector, los subsidios de vivienda deben aumentar por lo menos $1 billón en la adición presupuestal; programas como Mi Casa Ya, que este gobierno sabiamente decidió mantener, podrían absorber ese monto e incluso uno superior. Esto, en adición a otras iniciativas en estructuración, podría estabilizar al menos el mercado de interés social.
Según el DANE, en el tercer trimestre de 2022 la inflación del sector construcción fue del 19,1%; como consecuencia, muchos proyectos que encontraron punto de equilibrio el año pasado, están entrando en negativo. Situación que se agrava con el aumento de los precios del cemento, hierro y varios importados. Para contener los precios, el gobierno nacional podría considerar una reducción temporal de aranceles. Los alcaldes que tengan modificaciones de su POT podrían ayudar incorporando más terrenos para vivienda e invirtiendo en acueducto y alcantarillado, mejorando el costo de la tierra.
En ese contexto, preocupa que el fenómeno de costos de la construcción se multiplique con el costo financiero. Con los bancos captando capital al 16,0% y colocando al 25,0%, es difícil que un negocio aguante esas tasas de interés. Ni los constructores ni ciudadanos son capaces. El Fondo Nacional del Ahorro debe retomar el crédito constructor para estimular la actividad y programas de subsidio a la tasa de interés fortalecidos.
Con los nubarrones económicos que vislumbra 2023, se requiere que el gobierno desarrolle una política de promoción de vivienda para estimular la economía. Varios sectores tienen buenos argumentos para solicitar recursos, pero el multiplicador de 2,4 de vivienda es poderoso. Por cada $1 billón de demanda jalona 2,4 billones de actividad económica en 30 sectores generando 50 mil empleos. Debido a su dinámica, el sector puede ejecutar en 2023 los recursos que le pongan, mientras los otros estructuran proyectos. El déficit habitacional sigue siendo de 5,21 millones de vivienda. En tiempos de incertidumbre, es mejor trabajar con lo que ya está probado.
Simón Gaviria