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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Almudena Gonzalez

El papel secundario

Hay grandes actores secundarios en el mundo del cine, me vienen a la cabeza; Stocking Channing, la famosa Rizzo de la película Grease, en Walter Brenan, el ayudante del sheriff en Rio Bravo, el agente de seguros de Atrapado en el tiempo, Stephen Tobolowski, o la fantástica Margaret Dumont, de Una noche en la ópera y bastantes más con el bigotudo hermano Max. Seguro que les es difícil -sin un fotograma de por medio- acordarse de sus caras, a mí también me pasa. Y es que un secundario del cine es importante en la trama, pero al no ser protagonista no deja grandes huellas, ni siquiera deja registro en nuestros corazones porque normalmente ayudan al héroe, al protagonista, al épico, pero no son él y en muchas veces se sacrifica para salvar al protagonista y acaba con una bala en la espalda, que no le mata, pero le deja malherido.

Miro la prensa y siento que en la película del siglo XXI esta Europa progresista ha tomado – de un modo inconsciente- el papel secundario.  Ha pasado de liderar los grandes temas de la humanidad, de solucionar grandes problemas y salir airosa, y de lograr una estabilidad, una cierta igualdad social, con sociedades avanzadas en derechos y deberes, que viven en paz, a ser una Europa que ni pincha, ni corta. Europa no tiene fuerza; ni social, ni política, ni económica, ni energética, ni innovadora, ni siquiera bélica.

Sus dirigentes, todos mediocres, sin liderazgo claro en sus propios países, claman como cerdos en el matadero por la desinformación, por la falta de sincronía en los discursos de algunos medios y el poder político, por el juego de los logaritmos de internet… Se quejan de que su nueva religión woke no es aceptada por la mayoría y legislan para limitar las voces discordantes. Ese es el gran enemigo de Europa. Los que vivimos a este lado del charco, al norte y al sur de los Pirineos, lo sufrimos. Lo vemos. No muchos se atreven a decir lo que piensan. Lo políticamente correcto ha calado muy hondo y te pueden señalar por ello, de hecho, Netflix ya ha anunciado que controlará las redes sociales de sus actores para que no pase como con Karla Sofia Garcón, y a JK Rowling lleva censurada por el stablishment cultural desde que dijo la obviedad que de sólo existen hombres y mujeres. Mucha gente se autocensura antes de correr el riesgo de ser señalado por decir algo en contra de una minoría, la que sea.

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Sin saber cómo hemos llegado hasta aquí, los que antes bramaban por la libertad de expresión y de todo, se han vuelto contrarios a ella y de todo sacan un -ismo, una -fobia, una denuncia, una agresión, una causa.

Hartazgo de las ideas.

Mientras tanto la gente se empobrece, los empresarios tienen que cumplir con más y más enrevesadas normativas en pro del clima, de la sostenibilidad, del ahorro energético… normativas que asfixian a grandes y pequeños empresarios en todos los sectores productivos. Y esto se traduce en productos encarecidos por procesos largos, que bajan la productividad. En falta de creatividad para innovar que limita y empobrece la competitividad con terceros y nos deja un moribundo panorama empresarial en tantos países de la unión económica europea.

Pero no pasa nada, porque la Europa progresista de hoy es líder en regular, legislar y acoger a todo inmigrante que llama a sus puertas porque las guerras asolan su país, las hambrunas sus tierras o viven perseguidos por sus propios gobiernos. Sí, está bien abrir al que llama, pero hace tiempo que se dejó de leer el cuento del lobo y en ningún país se pregunta ¿quién es? Y los europeos tienen miedo de ir a un parque, a un mercadillo o a cualquier Fest y que un lobo solitario cuchillo en mano apuñale a un hijo, un joven, una madre o al volante de un coche atropelle a una pareja de ancianos o a unos cuantos. Desde el jueves Francia, Alemania y Austria han vivido su pánico de mano de estos lobos solitarios, pero ¡oh!, casualidad, siempre son casos aislados. Y los políticos no asumen este problema real, porque hace tiempo que no pisan la calle, que no van al parque y mucho menos acuden a sus mercadillos sin una banda de escoltas que los proteja. Y no me refiero a los alcaldes, que viven esto como un ciudadano más, sino a los políticos de Bruselas y de cada Gobierno de la Unión que desprecia el hartazgo y la sensación de inseguridad de muchos, cada vez más, ciudadanos europeos.

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Europa podría haber liderado este siglo tan nuevo y retador y, sin embargo, anda sumida en una crisis tan profunda como la hondura de su alma.  Y han tenido que venir del viejo nuevo mundo, el joven JD Vance, vicepresidente de Estados Unidos, a cantarnos las cuarenta.

A Vance no le ha faltado razón, pero algunos no han entendido el mensaje y el resultado ha sido una pataleta de orgullo protagonizada por el ministro de defensa alemán, Boris Pistorius, que respondió indignado al norteamericano de Middletown- Ohio- con un; no debemos tolerar que se nos hable así en nuestra casa, nosotros somos muy democráticos y dejamos hablar a la AfD. Sí, después de un bofetón de sentido común sólo pudo responder de ese modo y dejó en evidencia su falta de sentido crítico y de comprensión del contexto. Llorón.

Europa- y no es la primera vez que lo comento- se ha alejado tanto de sí misma, en un ejercicio de mala comprensión de la libertad, la seguridad y la solidaridad, que ha dejado de lado el liderazgo y ahora es un mero actor secundario que ni siquiera va a tomar partido en el próximo acuerdo Kiev. Nadie espera que lidere en otros temas, irá al rebufo, porque no tiene nadie que tire de ella, no hay ni un Churchill, ni cualquier otro político audaz.  

Almudena González

La zafiedad del ser

Señoras que ya no cumplirán los treinta, infantilizadas y desagradables que aún no ha madurado, que se tocan sus partes íntimas delante de todo un auditorio en prime time, futbolistas que hacen lo mismo cuando marcan un gol y quieren aleccionar a la afición contraria, jóvenes que escupen un “me la pela” o “de chill” a sus padres pensando que son sus colegas, que visten en chándal y si usan un zapato de cuero les sale urticaria. Ministras de un gobierno que hacen gestos obscenos y desagradables a la bancada de la oposición, ministros que contestan con desprecio, diputadas que se creen más por estar sentadas en un parlamento y se olvidan de a quién representan, presidentes que se acobardan y mienten una y otra vez, una y otra vez.

Redes sociales de gente anónima que sueltan su bilis como si eso fuera su ansiolítico. Presentadoras de televisión que le hacen masajes a un gobierno que no puede gobernar. Imputados que dan entrevistas y avivan la vuelta al circo que es la política española actual. Feministas que alardean de serlo e igualan en una misma balanza al hombre que quiere ser mujer y a la mujer que sufre violencia, como si ambas fueran igual de víctimas, políticos sin norte, caricaturas de un patán a pecho descubierto y cadena plateada que se hurga el oído mientras te habla. Gente que habla de sexo, de putas y drogas como quien cuenta las manzanas que caen de un árbol, jovencitas que se piensan que las prostitutas son pobres y ellas, que venden su vida y fotos en Only Fans, son modelos con clase, señoras que nunca se han amado a sí mismas y pretenden que un político sobón las respete y trate con cariño, hombres anónimos que acuden en tromba al llamado sexual de una joven o de un marido que vende a su mujer…

Todo esto es zafio, feo, inmoral, vulgar, tosco, chabacano, ordinario… como el chándal de la que vende romero y tiene el pantalón lleno de bolitas provocadas por el desgaste, el uso excesivo, el poco cuidado, el sobe.

¿En qué momento se perdió el decoro, las formas, las buenas maneras, la cortesía? ¿Cuándo comenzó la gente a perderse el respeto a sí mismos? Porque no se engañen al final tanta mala educación, tanta ordinariez no es más que una falta total de amor propio, de respeto a uno mismo y autocontrol. ¡Ay! Esa corteza prefrontal…

Noto que se hace necesario volver al buen gusto, a mantener las formas, a enseñar educación, urbanidad, buenas maneras… Toca volver la mirada a la Belleza, descubrirla en lo mucho, y en lo poco, es el momento de intentar emularla, buscar la verdad y rechazar la mentira, la propia y la ajena, sin excusas, sabiendo que el reconocimiento de un error propio nos fortalece. Tal vez a ustedes ya no les sorprenda o quizá vivan en un entorno cuidado y medido donde cada uno muestra en su mejor versión. ¡Qué suerte la  de ustedes!

 Amigos ese slogan de “sé tú mismo” al estilo Mr Wonderful es lo peor que nos ha pasado en este siglo. No, nadie quiere se seas tú mismo, yo quiero que seas mejor, que delante de mí seas tu yo mejorado, porque lo normal y deseable es que cada uno sea y dé lo mejor de sí ante los demás. Todo lo demás, señores, es mala educación venga de quien venga, haga gracia o no, y la mala educación ya hemos visto que nos lleva a lo zafio.

Almudena González

¿Qué quieres por navidad?

Desde hace unos días me llegan mensajes – no tantos- preguntándome qué es lo que quiero por Navidad y recibo -aquí si tantos- infinitas listas a modo de pinwall llenas de deseos enviadas con grandes expectativas de éxito, mis hijos lo quieren todo. Tengo claro que mis criaturas piden como si ese todo fuera a llenarles tanto que luego no querrán nada más. Los conozco y sé que pedirán mucho más a lo largo del año y que esas zapatillas air force negras que hoy desean, serán la vergüenza de su armario en cuanto lleguemos al verano.  Pero soy su madre y en estas fechas me debato siempre entre el hacerles feliz con unas zapatillas negras, que pronto pasarán de moda, o educarles el gusto y obviar el susodicho color evitándoles la vergüenza futura del famoso ¿por qué me dejabas salir así a la calle? Está claro que haga lo que haga, lo haré mal.

Por otro lado, cuando me toca responder a mí no estoy segura de lo que quiero. No sé si he llegado al culmen de la madurez, ese punto en el que sabes que lo material no te llena, pero es que además sabes que con lo que tienes te sobra, te basta y podrías vivir cien vidas. Tal vez, al vivir desconectada del consumo frenético de las ciudades y de los comerciales de las marquesinas me haya convertido en una aburrida de pacotilla.

Llevo una vida de lujo rica en tiempo que dedico a los míos, a pasear con mis perros, vivo sin trancones ni siquiera sufro los semáforos averiados, disfruto de mis libros y de escribirles cada semana con vistas al campo y a mi jardín, que ahora duerme y explotará en unos meses rebosante de nuevo.

No deseo nada en especial y considero que lo tengo todo. Tal vez viva liberada de ataduras mundanas, aunque luego me queje de que me faltan camisas bonitas para la cena de Nochebuena, aunque eso no sea lo que quiero para Navidad.

Me cuesta pensar qué es lo que quiero. ¿Les pasa? Tal vez yo no sea la única. Lo pienso y medito, quiero lo que tengo, quiero esta tranquilidad que te da el saber que todo está bien.

Quiero que todo siga igual; en mi casa, en mi círculo, en mi vida: que siga amando a mi marido y siga sabiendo que lo suyo no ha cambiado, que mis hijos sepan volver siempre a casa, que mis padres sigan estando al otro lado del teléfono y ser testigo, a distancia, de la vida de mis hermanos y amigos.

Quiero que siga funcionando el reloj de los días, que no se pare o detenga y que, si lo hace sepa ver más allá de esa avería y recuperar pronto la alegría. Quiero que cada día se repita con la misma tranquilidad y dicha con la que discurren ahora mis días.  Quiero mantener mi mirada de hija y saberme siempre bendecida, quiero seguir saboreando las caricias de Dios en mi vida, no perder la fe, que es el regalo más grande de mi vida.  

Almudena González

Los últimos 10 años en Alemania

Llevo 10 años viviendo en Alemania. Vine sin emoción alguna pues dejaba atrás, una vez más, mi Madrid del alma y había salido, sin billete de vuelta, del paraíso caribeño de mi Barranquilla querida. ¿Qué hago aquí? Eso me pregunto cada día. 10 años, que se han pasado volando. Vine con niños pequeños y me encuentro rodeada de adolescentes de voz profunda, cabello escarola y cuerpos marcados por la juventud que pronto se abrirá a su paso.

Durante este tiempo en el que mi vida personal ha discurrido con pequeños cambios propios de la biología y evolución natural del ser humano, la vida en este país; la social, la económica y la política, ha discurrido en dirección contraria pues los cambios motivados por decisiones políticas, propias de las democracias saludables, han convertido a la gran Alemania en una tierra en crisis y llena de incertidumbres, en lugar de colocarla en la vanguardia de un mundo en constante movimiento, globalizado y cuyos ejes estratégicos han cambiado tanto.

Para el que no lo sabe Alemania es un país cuya vida se fundamenta en el miedo, en el por si acaso, en la falsa sensación de seguridad y del todo bajo control. No es raro tener un seguro para cualquier cosa que en la vida le pueda llegarle a pasar a uno. Como consecuencia se toman y han tomado decisiones políticas que nos llevan al punto de crisis que vive mi precioso país de acogida hoy, a veces es mejor dejarse sorprender por el futuro y manejar con gracia y creatividad la situación en lugar de tenerlo todo bajo control, miren:

 Cerrar las nucleares

Tras el desastre en 2011 de la central nuclear de Fukushima, en Japón, Alemania decidió, por si acaso, cerrar y dejar de producir energía nuclear, la última de sus centrales se cerró en 2023 y como consecuencia de ello empezó a depender energéticamente de terceros y a la vez, en pro de los acuerdos del Clima, empezó a demonizar la combustión del carbón y a ensalzar a las energías renovables. Y tuvo que recular con el carbón y aplazar el cierre de las últimas centrales porque con las renovables no cubren las necesidades reales.

Como en la vida no todo se puede prevenir, Alemania que hizo amistad y acuerdos con Rusia – fundamentalmente por el suministro de gas – se vio comprometida el día en que Rusia invadió Ucrania, poco tiempo después de la crisis del Covid- 19 y con una inflación que no veían ni notaban desde 1993.

Este cóctel de crisis y aumentos de precios en todos los sectores de la sociedad afectó de lleno a las industrias principales del país: automoción, ingeniería y química que entraron de lleno en un período de adaptación del que no saben salir y arrastran con ellas a las medianas y pequeñas empresas que forman parte de ese tejido empresarial tan bien construido en este país.

Falta de creatividad, nula resiliencia

Mientras la química se instala en China y se prepara para fabricar desde allí, la automoción y la ingeniería se han dado de bruces con la realidad fanática del Clima y se han quedado atrás en innovación. Si hace diez años en mis desplazamientos por la campiña alemana era capaz de ver dos a lo sumo tres Teslas, hoy veo con asombro que el coche eléctrico es uno más en estos pueblos agrícolas y comparte caminos con tractores y bicicletas.  Principalmente debido a que han estado fuertemente subvencionados, flotas enteras de empresas se han renovado con eléctricos, y ahora parece que no hay tonto sin su eléctrico.

Pero es que Alemania, tercer exportador mundial de automóviles, no ha sabido convencer a los mercados, ni innovar, ni adaptar sus precios, ni mantener planes creativos y se ha dejado ganar terreno por los chinos que con sus BYD (Build Your Dreams) y sucedáneos se están haciendo con el mercado de coche eléctrico.  El alemán medio es un crédulo, del clima y de lo verde, y del reciclaje y de lo que sea, y va a tratar de hacer lo mismo que haga su vecino. Y en parte esto ha provocado el cierre de grandes fábricas de Volkswagen, de Bosch y las que vendrán.  Podrían haber impulsado los sistemas ecológicos de gas licuado en automóviles , o haber desarrollado motores aún más eficientes y menos contaminantes, pero es lo que ocurre cuando la autoridad prohíbe muere automáticamente la creatividad y llega el estancamiento.

Hay espacio para todos en las carreteras alemanas, aunque en 10 años no hayan terminado ninguna de las obras que vi empezadas cuando llegué. Sorprende. No sé si es porque no se quieren endeudar o porque no trabajan a un ritmo adecuado. Lo que sé es que sufro los mismos cortes de carril que entonces. Eso no ha cambiado.

“Esto es de los ochenta”

Cuando mis hijos tienen que reprochar algo arcaico, viejo, anticuado utilizan esa frase del ladillo como resumen de su queja. En Alemania esto es la vida misma. Poco a poco, muy poco a poco, se van digitalizando las gestiones y así ya van despareciendo las recetas en papel y van incorporándose a las tarjetas sanitarias de cada paciente. Poco a poco desaparece el FAX, ese aparatito del bip, bip, que transportaba teletipos y notas de prensa, recibos y facturas, y se sustituye por correos electrónicos que con suerte se contestan o no en el día o una vez a la semana. Aún no es posible hacer en todas las ciudades la compra diaria on line, y mucho menos hay un servicio de entrega en casa- tan practico para personas mayores que viven solas y que han de cargar con bolsas de la compra-, eso es propio de empresas serviciales y aquí pocas saben poner a la persona en el centro.

Tecnológicamente hablando Alemania ha evolucionado poco, muy poco.

Colores en el Bundestag

Hace 10 años llegué a un país dirigido por una mujer conciliadora y capaz de aunar voluntades y hoy, tal y como les contaba la semana pasada, vivo en un país cuyo gobierno ha caído desde dentro. Pero como ha pasado también en España hay nuevos colores en el parlamento alemán. Llama la atención el aumento de la extrema derecha, que atemoriza a los socialistas de toda Europa, aunque creo que no es para tanto.  Y me llama la atención la formación color ciruela de Sahra Wagenknecht, tal vez la política que más llame la atención de cara a las próximas elecciones de febrero, pues aboga por la paz, las políticas sociales que se preocupan de los problemas reales de las personas, así como de fortalecer el mercado creando más puestos de trabajo, que en definitiva es lo que más ayuda a la gente a salir adelante y a los gobiernos a funcionar correctamente. Rechaza las ideologías de extrema derecha y aboga por la libertad donde no tiene cabida la cultura de la cancelación. Quiere mejorar las infraestructuras, sobre todo las ferroviarias,- bastante deficientes en este país de autos- las listas de espera, las carreteras y puentes en mal estado… Sobre el papel Sahra, suena muy bien, parece un espejismo de honestidad en un panorama político aturdido y poco honesto. Veremos qué tal le va en los próximos meses a ver a cuántos es capaz de convencer.

Almudena González

Al otro lado

Trump gana. Trump arrasa en Estados Unidos porque la gente está cansada de vivir una inflación asfixiante. Cansada de que los encasillen en celdas de género, color, inclinación sexual… Cansados de que se nieguen constantemente las verdades biológicas más elementales y que los sentimientos se apoderen del discurso y hayan eliminado al sentido común. Y aunque no lo crean, los estadounidenses están cansados de salvar al mundo, y poner miles de millones de dólares en esa causa.

Kamala y el partido demócrata pierden. Fiasco total, batacazo en taquilla, como si de una peli de Disney se tratara. Nadie entona el mea culpa, ni un “siento haberos decepcionado”. Las feministas, esas que votaron por la casilla de mujer, se han puesto en huelga de sexo y se han afeado- aún más si cabe- cortando la melena, que consideran estética de patriarcado. Madurez social en estado puro. Esas son las Demócratas estadounidenses de hoy. Unas pobres pringadas.

Hablo con mis amigas al otro lado del océano, entienden que el personaje chirría pero que su discurso es coherente. Ha sabido convencer hablando de problemas reales, dando alternativas y proponiendo soluciones a la inflación, combatiendo la sinrazón que la izquierda woke ha impuesto a través de las empresas que los apoyan; grandes grupos de comunicación, artistas, actores de Hollywood, productoras…  Y ha unificado a todos; bajo el paraguas de ciudadanos iguales, de pleno derecho, sin etiquetas de minorías.

A medida que avanzan las semanas la imagen que de Trump tenemos va cambiando  y aquel al que acusan de misógino ha nombrado por primera vez en la historia estadounidense a una mujer como Jefa de Gabinete, Susie Wiles ( 67 años) incansable, trabajadora, inteligente y discreta… o eso dicen de ella.  El nazi, el de extrema derecha enemigo de los inmigrantes – cuyo voto precisamente ha captado- ha nombrado como Secretario de Estado a Marco Rubio, hijo de inmigrantes cubanos, senador republicano y primer hispanoamericano en llegar tan alto. Trump, hombre de empresa, parece que se está rodeando de gente eficiente, preparada y menos ideologizada que los meros políticos. Sorprende que un hombre tan poderoso proponga a dos hombres de innovación tecnológica, Elon Musk y Vivek Ramaswamypara analizar todo aquello que sobra en la estructura gubernamental y reducir los gastos. ¡Ojalá a este lado del océano copiaran estas iniciativas!

Comer el coco

Mientras, Europa se echa las manos a la cabeza y menosprecia las elecciones estadounidenses y las analiza con temor, porque quizá le toque dar la talla en defensa de sus fronteras y no todos los países de la Unión entienden por igual el precio de la paz. Además, mientras aquí nos empeñamos en seguir legislando y viviendo en esta cuasitiranía de las minorías, en Estados Unidos por fin han sabido ver lo que les une y han dado carpetazo a las diferencias.

En Alemania esta victoria suena a horror y la gente llora. Los estados de WhatsApp de mis conocidos muestran un crespón negro, los niños vuelven del colegio señalados por sus amigos; alegrarse de que no ganen los demócratas no es ser pro Trump, pero no entienden. Lo woke también infecta las escuelas europeas. Trump es el mal menor, el loco al que hay que aguantar, aunque más locura sea creer los dictados del partido demócrata y sus afines mediáticos.

Aquí, la gente de a pie es incapaz de entender que demócratas y republicanos nada tienen que ver en gestión económica, territorial y política con el concepto de política que se tiene en el mundo germano. Que allí son todos más o menos liberales, que los que deportan a ilegales -las mayores deportaciones se hicieron en tiempos de Obama y Biden- también son los que defienden políticas de puertas abiertas. Que la seguridad social no existe, pero tampoco Alemania es un país tan social y ejemplar como ellos creen, hay mucho que mejorar, ya saben, no es el paraíso de los años 60. No comprenden el trasfondo, como tampoco entienden otras tantas cosas y se tragan cualquier discurso porque en general la prensa europea bebe de las mismas fuentes que critica a Trump.

Efecto mariposa

Y en la misma semana en la que gana este rubio anaranjado se levanta un terremoto que hace tambalearse al gobierno germano, tanto se remueve que cae y ya están anunciadas para febrero las elecciones generales.

El Bundestag ve venir lo que se viene: aumento de aranceles a los productos alemanes en su principal mercado exterior EEUU (160 mil millones al año )  y un virus de gasto descomunal;  que no da resultados, y una crisis social; que polariza a la sociedad no sólo en materia de inmigración también en los conflictos bélicos actuales, la crisis de gobierno está servida.

La disyuntiva está en preparar el mercado para ser competitivo o ayudar a las empresas frente a la avalancha de despidos subvencionando una vez más el tejido empresarial. El ministro de finanzas-de clara tendencia liberal – renuncia a subir el techo de deuda, aboga por bajar impuestos, por reforzar el mercado para que sea competitivo, pues Alemania va perdiendo cuota en el exterior; sus coches ya no son tan deseados, ni son sinónimo de lujo, ni de buen auto fiable y duradero.

En el gobierno, tan Frankenstein como el español, hay quien prefiere aumentar la deuda, y al ministro … lo echan. Como consecuencia el gobierno cae y como en este país aún queda algo de decencia política el presidente anuncia disolución y elecciones.

Este soplo de realidad deja al descubierto que Alemania es cada vez menos competitiva, más cara de mantener y necesita reformas profundas. Ha dejado de ser motor y ha pasado a ser remolque. Necesita un gobierno fuerte, sin colores que lo debiliten, que ponga en marcha políticas que fortalezcan el mercado, que pongan a los alemanes, y a los que llegan, a trabajar y producir para un país al que le queda poco de vieja gloria y se va pareciendo cada día más a la viejita de pelo morado y enjoyada que camina desnortada en una Europa que le sigue la corriente pensando que tiene dinero y lo que le queda es solo el reflejo de un pasado que fue mucho mejor.

Almudena González

Decir lo siento

La política española de las últimas dos semanas se ha convertido en un juego de estrategia, más propio de una serie de televisión que de un país como España; fuerte, grande, moderno, diverso, con una gran Historia y de futuro- hoy por hoy- poco alentador. La política ha de ser el lugar de puesta en común, de Brainstorming de medidas; esas que ayudan a mejorar la vida de los ciudadanos o que sostengan a los que viven necesitados, ha de servir para solucionar y paliar problemas, ha de diseñar el futuro de un país… Pero sobre todo la política para que funcione, para que realmente funcione, necesita liderazgo.

¿Pero quién es el líder?

El que sabe escuchar, el que sabe sacar lo mejor de cada uno, el que se pone al frente de un problema, el que identifica lo esencial, el que resuelve con éxito y el que cuando falla lo sabe, lo reconoce y termina sus frases, cuando toca, con un lo siento. Y si además es preciso, deja paso.

En Europa, al igual que en España, no hay líderes políticos. Hay políticos que siguen las órdenes de otros aún más poderosos, oligarcas que manejan la economía y acaban entrometiéndose en la vida de todos, porque a esos pocos les renta y beneficia el puto taponcito de la Coca Cola. Los políticos de hoy no se salen del guion, movidos por el frío que hace fuera de las listas de partido, incapaces de tomar la iniciativa cuando se necesita. Mediocres, bienquedistas, deudores de favores y esclavos de su propia ambición. Los políticos, y esto es tónica general dentro de la Unión Europea, han dejado de lado a la gente que los ha votado.

Reconocer el error

¿Te crees que importa? A los políticos no. A las demás personas sí. Sí les importa. Decir lo siento, reconocer el error, calmar los ánimos en momentos de ausencia de liderazgo, de fallo político. Hoy los ánimos están demasiado encendidos en una España dirigida por un psicópata de manual. Decir lo siento reconfortaría a todo un pueblo en el hay quien ha perdido mucho, hasta la vida, y que vivirá en el fango hasta no se sabe cuándo. Dimitir es parte de ese lo siento, de aceptar que las cosas se han liderado mal. Deberían dimitir todos. La izquierda que gobierna el país no lo hará, pero ya sabemos cómo son y sobre todo, nunca se han distinguido por su decencia, ni por su amor a la verdad. La derecha que gobierna la comunidad debería dimitir por ejemplaridad. Si fallas, asumes. Porque a la derecha sí se le presupone una honradez en la política y hoy por hoy, se necesita.

Pero como no hay líderes, nadie dirá lo siento y menos aún dimitirán. Aunque ojalá me equivoque.

Queridos jóvenes…

Yo quiero esta semana disculparme antes todos los jóvenes españoles que me han sorprendido. Siento haber pensado que eráis una generación de mimados, que no habéis sabido sacar la esencia de la vida. Siento haberos juzgado de vagos, poco estudiosos y maleantes. Siento haber creído que lo vuestro era llegar borrachos a casa. Tal vez las estadísticas no estaban del todo bien interpretadas y el sesgo que tenía era grande. Siento haber pensado que no había un gran reemplazo, que llegaba una generación de ninis, hijos de lo peor del patriarcado, ajenos a toda responsabilidad social y ahora me doy cuenta de que lo que no hay son adultos ejemplares dirigiendo el país, pero  gracias a Dios que hay miles de personas en sus casas educando jóvenes magníficos.

Mis disculpas a todos los que han dejado la comodidad de sus casas, la limpieza de sus calles, sus quehaceres como estudiantes o trabajadores y se han ido, guantes en mano, a limpiar el desastre que nuestros políticos no han sabido gestionar.  Siento haberos juzgado mal.

Pero es que …

Dicen que son de extrema derecha, de movimientos ultras… No me importa. Lo siento. Lo siento porque las ideas que tenemos en nuestras cabezas no nos definen, cambian a lo largo de la vida, las circunstancias y los hechos. Y lo que cambia no puede definir al ser. Lo que se es, es.  Pero me doy cuenta de que los medios y los periodistas y los adultos intoxicados os juzgan más por las ideas que por los actos.

Pero no hagáis caso a los medios, creadores de la posverdad, que se han vendido al poder que más reluce y los tiene cegados, haciendo propaganda de lo que sus dueños quieren. Creando relatos para que el algoritmo les beneficie con clicks. Queriendo impactar con muchas mentiras que construyen tergiversando el lenguaje.

Queridos jóvenes, nos definen los actos que realizamos, el cariño y la dedicación que ponemos en cada cosa que hacemos. No es lo mismo repartir bocadillos en la calle, que repartirlos y, además, abrazar al que lo necesita y mirarle a los ojos con ternura. No es lo mismo barrer el barro, que barrerlo con alegría. Y si algo me ha mostrado esta semana el algoritmo es que al horror que sufren los damnificados por la DANA se ha sumado una ola de jóvenes estupendos; alegres, invadidos por el espíritu de servir, de ser útiles al resto, que se han llegado a los pueblos de Valencia para ayudar en lo que sea. Ellos sí están preparados para liderar. Veo futuro.

Almudena González

El sexto día

Valencia, y con ella España entera, ha vivido la peor de las semanas de los últimos años. Una DANA, fenómeno meteorológico por el que es un sistema de baja presión en los niveles altos de la atmósfera se separa totalmente de la circulación general de la atmósfera, como resultado una cantidad extrema de agua arrasa la zona en la que se produce.

La alerta preveía unos 350-400 litros por metro cuadrado, la realidad superó en mucho esta previsión. Además, las alertas meteorológicas no se tomaron tan en serio como se hubiera deseado, ya se sabe, es la gota fría, lo normal del otoño, del final del verano.

El agua lo arrasó todo; la vida de cientos, quizá miles porque se han reportado cerca de 3000 desaparecidos. Las infraestructuras, los negocios, las cosechas, los automóviles… todo cubierto por el barro, anegado, devastado.

Intacta queda únicamente la impotencia de una sociedad en shock que ha sabido responder y estar a la altura humana que estos casos merecen. Esa respuesta ciudadana da alas a la esperanza y segura estoy de que Valencia entera resurgirá de este barro que ahora la cubre y volverá a ser la tierra de flores y naranjos, de salitre y mar tan bonita de siempre.

Patente ha quedado que el Estado español y el estado de las autonomías, es fallido en manos de estos gobernantes incapaces, mediocres, malvados. Porque si bien los valencianos tienen un presidente incapaz, a todos los españoles nos toca tener a un presidente maquiavélico, de corazón oscuro, podrido, corrupto que prefirió votar el consejo de RTVE (la radio televisión de todos) y dejarla en manos de los que odian España antes que hacer oficial el luto nacional. Políticos de nula experiencia en resolver situaciones complejas, magníficos porteadores de maletines, hooligans de la red social X, cacareadores de doctrinas y mentiras, sin altura moral, de nula empatía al dolor de una sociedad que sufre.

 Políticos que se escudan en directivas, procedimientos y competencias para que el barro siga invadiéndolo todo y dejan de lado, en un momento de socorro como el que sufre Valencia, el sentido común, el deber moral y ético de ayudar y socorrer en caso de emergencia. Que la política y la soberbia de los políticos dilate la ayuda seis días deja de manifiesto la podredumbre moral de quienes están al mando. ¿De verdad no hay NADIE en el gobierno de la nación que tenga un poco de cordura y pueda saltarse la voz de su amo? Estamos huérfanos de héroes políticos.

A garrote

Sánchez, que estuvo tres días meditando el amor a su mujer, ha tardado seis en aparecer por Valencia. Hoy se cumplía el sexto día desde el desastre y el cretino ha acudido acompañando a sus majestades los reyes. Me imagino que el resistente Sánchez y el inútil de Mazón, presidente de la Comunidad Valenciana, no han sido del todo conscientes, o tal vez sí, de la sensación que su inacción estaba provocando en la gente.

 La gente indignada, en shock, traumada, cansada y desolada no rige con claridad y equivoca el objetivo y se han liado a lanzar barro a todos y gritaban al unísono “¡asesinos!”

Los reyes son los que menos se merecen el maltrato, ellos se tragan las cagadas de los políticos y toca recordar que don Felipe VI fue el primero en acudir a la zona, en poner a la guardia real y todos sus efectivos al servicio de la sociedad valenciana.

 A Sánchez, en además, le han dado un garrotazo y tal vez me parece la actuación más valiente de todas. Sánchez y los suyos necesitan más garrotazos, se merecen que España entera se levante contra ellos y los corra a golpes y patadas. Porque esto ha sido en Valencia – del PP- pero lo mismo habría pasado en cualquier otra comunidad autónoma cuyos votos no le fueran a Pedro necesarios.

Sánchez ha salido corriendo de Paiporta, la primera parada de la visita, y se ha escondido como el cobarde que es mientras los reyes, manchados de barro, se han quedado escuchando la indignación de los habitantes de este pueblo arrasado por las aguas. Pobres Sus Majestades, que marrón el suyo.

 Tal vez la DANA arrase el gobierno entero y sus corruptelas porque no olviden amigos que antes de que Valencia quedara enterrada en barro, era la Moncloa y su número uno el que andaba con la mierda al cuello y eso, de momento, la DANA no lo ha borrado y todas esas causas judiciales siguen su curso y acabarán arrasando al gobierno en pleno.

Almudena González

Tiempos de scroll

Voy de compras con mi hija y me enseña en la librería del pueblo, en la sección de obras clásicas en inglés, todos los títulos que quiere comprarse: Mujercitas, el Gran Gatsby, Dracula, Jane Eyre, los Hermanos Karamazov… Más de diez.
Dice que quiere disfrutar del otoño, y de estas vacaciones, leyendo. Yo no digo nada, pienso en lo mucho que me gusta que lea, que sepa viajar por otras vidas, otros mundos y épocas. La abrazo, me siento orgullosa de ese hábito suyo tan bueno.

¿Por qué soy tan caprichosa?,- me dice acto seguido. Creo que experimenta esa desazón que provoca desear algo mucho y no poder conseguirlo en el momento.

Me toca hacerle ver que la vida es tiempo de espera y que ese a tiempo hay que sacarle provecho, cada uno con nuestros medios, pero dejarnos llevar por la ansiedad, la desazón de no conseguir pronto lo que esperamos sólo nos lleva a la tristeza, a un hueco infinito que puede acabar en oscuridad.

La animo haciéndole un plan rápido de finanzas con su paga; si ahorra, en un mes pueda comprarse cinco y recuerdo que pronto celebraremos su santo, tal vez podamos regalarle dos libros, pero que aún quedan días y toca seguir esperando.
Esperar refuerza la voluntad

Mis otros hijos tienen caprichos más caros que diez libros clásicos. Les hago esperar siempre, no por fastidiar, sino porque son varones, activos, enérgicos, a veces irreflexivos e hijos de un tiempo que ha acortado la espera, ha quitado la pausa, ha suprimido el aburrimiento, el misterio del tiempo y han relegado el aburrimiento de sus vidas a tiempos de scroll. La consecuencia peor es que la imaginación pareciera casi muerta y creen que todo lo breve es mucho más atractivo y llevadero.

Aún son jóvenes y no tienen esa desazón por las cosas que desean, porque tampoco guardan grandes deseos y anhelos, aún no quieren vivir grandes aventuras o recorrer otros mundos. Son de aquí y ahora y de la adrenalina que sueltan cuando juegan online con sus amigos.

Salvarlos del scroll

Pienso en su edad adulta… Leer les aburre, ver televisión les duerme, la música la escuchan de fondo. Mi esperanza estaba puesta en el colegio, pero no ayuda que hayan impuesto los medios digitales como material de aprendizaje así que hemos puesto nuestras esperanzas en dos clásicos que no fallan: darse a los demás y el deporte.

Lo de darse a los demás de momento lo trabajamos en casa a base de encargos y tareas domésticas. Es un ayudar, un trabajar a cambio de nada, sin recompensa, ni tesoro de puntos y estrellas. Bastante agotador para una servidora que repite como mantras que Fulanita saque a los perros, que Zutano ha de regar plantas o que Mengano ayude con la colada, que se reproduce sin cesar.

La otra gran estrategia contra el tiempo de scroll es el deporte porque a la actividad física, al tiempo de partido, al esfuerzo puesto en cada jugada se unen las ganas de ganar, de triunfar, de mejorar, de superarse, de conocer y abordar la estrategia del contrincante, cambiar sobre la marcha el rumbo, mejorar la táctica… y eso, de momento, el scroll no lo ha matado del todo, aunque a veces se enfrentan a chicos que en veinte minutos han perdido la motivación por competir y les pegan unas palizas increíbles, pero ganar así no los motiva tanto.

Almudena González

La conquista del mundo

El algoritmo ha dejado de presentarme a madres estupendas que llevan a sus hijos preciosos, perfectamente vestidos. Tampoco aparecen ya en mi feed esos de decoradores geniales de ideas maravillosas imposibles de copiar por la capacidad de mi bolsillo. Y ni qué decir de las tiendas de ropa para el día a día, ahí he ayudado yo al algoritmo; para pasear por el bosque y dirigir mi vida de campo me sobra ropa que aún guardo en el armario.

Ahora me presenta historiadores, escritores, filósofos, psicólogos… todos divulgadores. Una vez más sospecho que me escucha porque ahora además me presenta mini cortes de video muy ad hoc para mis cuatro adolescentes – tengo a una hija prestada-, pues siempre termino enviándoles alguno a su buzón para que se den cuenta de que su madre tiene razón, de que el dato aquel era cierto, de que sus padres son como los demás…  Convivo en paz con ellos hasta que se me llevan los demonios cuando sueltan alguna perla histórica fruto de algún reel de Tik Tok. En defensa de mis vástagos diré que en estas latitudes no enseñan historia, ni propia, ni universal y que se saltan los contextos y que salvo el Antiguo Egipto y las Cruzadas parece que poco más pasó en el mundo hasta que llegó el siglo XX, con sus guerras mundiales y desgracias, porque los avances tampoco se estudian o se les da tanta importancia.

En la sobremesa del sábado intenté hacerles ver que la Hispanidad es quizá lo más grande que España- en aquel momento Castilla- hizo por la humanidad. Trataba de explicarles que conocer un territorio, como antes habían conocido tribus del pacífico, o los vikingos del norte de Europa o quien fuera que llegara al Nuevo Mundo antes que la expedición Castellana, no deja una huella reseñable en la historia de los pueblos. Que lo que deja huella es la conquista en sus dos acepciones del diccionario.

Conquistar es adentrarse en la realidad de otro, poco a poco, crear lazos de confianza, acompasar el corazón, manejar su lenguaje y preocuparse y ocuparse por el porvenir del conquistado, superar conflictos y dificultades y sí, usar también las armas necesarias para lograrlo. Pues este verbo transitivo tiene sus dos acepciones la bélica y la romántica, y los españoles supieron combinar ambas con éxito pues el hecho, fuera de ideas revisionistas de la historia, es que los pueblos y tribus de la América prehispánica fueron convirtiéndose en civilización, donde las creencias, las leyes, la cultura, el arte, el avance científico… provenía del otro lado, de Castilla, y se adaptaban al nuevo mundo adoptando nuevas formas, con un mismo sentir y ese mestizaje, no sólo personal, sino cultural y ambiental, hizo que el mundo se hiciera grande. Y nunca hubiera sido posible si la orden de la Reina Isabel I de Castilla, la católica, no hubiera sido la que fue “…que no consientan ni den lugar a que los indios, vecinos y moradores de las Indias reciban agravio alguno en sus personas ni bienes, antes al contrario que sean bien y justamente tratados, y si han recibido agravio que remedien”, igualándolos en todo a cualquier ciudadano del Reino de Castilla, en dignidad y derechos y ésta y no otra es la razón más grande. Pues nunca, nadie más fue conquistando territorios sabiendo compaginar lo bélico con lo romántico; ni franceses, ni neerlandeses, ni ingleses, ni belgas… Ninguno supo manejar con magnanimidad el mandato católico, la universalidad de los hijos de Dios, la universalidad de la dignidad del ser humano.

Lo cierto es que todos esos países y potencias geográficas en algún momento de la historia dejaron de ser católicos para ser protestantes, reformistas, calvinistas… Y la conquista del ser humano en su versión más profunda la entendemos de una forma desigual. Castilla siempre lo entendió como parte de un proceso que implicaba igualdad, regresar, habitar y residir para poder cuidar y crecer juntos. Tal vez ésta sea la clave para revertir la gran preocupación de hoy; la inmigración que sufre Europa y que parece más una invasión.

Ahora la complicación está en que los corazones ya no son católicos, ni como los de los castellanos de entonces, y España hace tiempo delegó su papel protagonista en el mundo y sobre todo, conquistar ya no significa volver y habitar y crecer juntos en una misma dirección, ni compartir la fe. Ahora conquistar es ver qué puedo sacar de ti, en qué me puedo aprovechar sin que dañes mi libertad y eso es más galo, más anglosajón, más germano, y cada vez más, también español. 

Almudena González

Por un puñado de mocos

¿Se han llevado alguna vez a casa material de oficina? Un bolígrafo, un paquetito de folios, un cuaderno… Resulta que hay quien piensa que llevarse a casa bolis para los niños es peccata minuta.

Cuando lo que desaparece de la oficina son tazas de porcelana, a razón de cinco tazas por persona, como ocurrió en la fábrica alemana de Tesla, 65.000 tacitas para el café en total, ya empieza el asunto a ser a ser algo más llamativo. Ya se nota en la partida de gastos. ¿No creen?

Y cuando lo que desaparece es una miniexcavadora, de esas que trabajan en las aceras de las calles que transitamos, una carretilla, una taladradora o cualquier otra herramienta… Entonces hablamos de robos. De la apropiación indebida de un bien material ajeno o cuya propiedad no nos pertenece.

Si hablamos de dinero público según dónde y qué se haga con ese dinero estaremos hablando de malversación, corrupción… Si es dinero privado delitos económicos, evasión de impuestos…

En todo hay grados.

Pero no por estar en la parte baja de la escala se es menos deshonesto o se tiene una ética mayor. El daño está hecho, principalmente a uno mismo, a los valores, a la ética.

¿Pero cómo llamamos a cuando el que desparece es el propio trabajador que, sin dejar de cobrar su sueldo, enlaza baja tras baja?  Los directivos de Tesla – de la misma fábrica de la zona de Berlín- lo tienen claro y ante un absentismo del 17 por ciento de la plantilla (el triple que la media de la industria), llegando en temporadas hasta el 30 por ciento, aumentando los viernes y en los turnos de noche y siendo el absentismo mayor entre los empleados fijos que entre los temporales se han propuesto revisar los casos de los más de 200 empleados que hasta septiembre no habían aparecido en su puesto de trabajo.

El caso de Tesla es llamativo sin duda, pero no es un caso aislado; hace dos semanas me llamaba una empresa de servicios para disculparse porque los dos trabajadores que tenían destinados a mi proyecto doméstico estaban de baja- después de un mes de vacaciones, un lunes- y tenían que retrasar los trabajos unos días más.  No habría dado importancia al asunto si no fuera la segunda vez que me pasaba en un mes, con dos empresas distintas,  y si no fuera una tónica más o menos establecida en empresas de cierto tamaño en ciertos sectores de producción donde tengo amigos que sufren la ausencia de sus trabajadores y compañeros de trabajo.

Me atrevo a decir que, en estas sociedades avanzadas cuyos ciudadanos viven atiborrados de derechos y ayudas, confortables y comodones, bien asistidos y cubiertos por si la desgracia llama a la puerta, el uso del sistema asistencial se nos está yendo de las manos, tal y como apunta André Thierig, director de la factoría alemana de Tesla.

Es el momento de apelar a la ética de los trabajadores, a la personal, y hacer pedagogía social y dejar claro que por mucho que la ley te asista, que el sistema de apoye, hay ciertos comportamientos que son contrarios a la honestidad personal y dañan sobre manera el bien común. Pero la sociedad no está capacitada para hablar de honestidad, ética u honradez, pues ya no hay una guía válida que indique el camino. Bueno sí pero pocos la siguen.

Las escuelas de negocios están llenas de cursos de ética, liderazgo, buen gobierno… pero sospecho, lamentablemente,  que los centros de formación, escuelas medias y técnicas ha dejado de lado la ética, los valores, la búsqueda del bien común y se han centrado en la lucha por los derechos -que está muy bien- pero que de nada sirve si no van acompañados de la verdad del ser humano, de los valores que le dan forma, como persona y como trabajador.

Las bajas laborales tienen un sentido social de protección al trabajador en caso de enfermedad y dudo que el resfriado común- principal causa de baja en Alemania- sea esa enfermedad incapacitante en una cadena de montaje, en fábricas o incluso en colegios e institutos. Señores, desde hace cinco años, y según señala el instituto de investigación laboral y ocupacional alemán el absentismo ha aumentado un 70 por ciento. Tal vez sean unos blanditos aunque yo me inclino a pensar que hay mucho cuento en todo esto y cierta psicosis post pandemia de la que muchos se benefician, pero ese es otro tema.

¿Y quien paga esta feria de bajas y ausencias? En el caso alemán durante seis semanas la empresa y después la mutua, el seguro sanitario o asistencial. Vamos un chollo que sale barato a las arcas comunes y tal vez por eso nadie hace pedagogía de que los mocos no impiden ir a apretar tornillos, de que la tos con una mascarilla no afecta al control de calidad de una cadena de montaje, o que tener los ojos congestionados no es motivo para quedarse en casa.

El mercado laboral alemán es tan protector con sus trabajadores que se ha olvidado señalar que la honradez y la honestidad son partes fundamentales de la formación adulta y profesional de la persona. Es tan protector que nadie se para a pensar que estos comportamientos deshonestos afectan a la sociedad entera, porque perjudica a todos y acaba creándose un clima de desconfianza total. El deshonesto se hace de a poquito, sin que se note, hasta que él se corrompe, vicia el sistema y acaba quebrando la confianza en uno, en un gremio, en la sociedad.

Almudena González

Nuevas perspectivas

La ciudad desde la que les escribo descansa en una llanura con ciertas ondulaciones, suaves, ligeras, poco empinadas. Sobre ellas se levantan casitas de tejados rojizos, otros negruzcos, algunos mohosos… la mayoría picudos, con ventanas bien aisladas, de esas que se abren de par en par, aunque otros, los más modernos, tienen ventanas de oscilan sobre un eje al abrirse.

Las casitas son de ladrillo rojo, marrón, blanco pintado y algunas también son de color blanco sin más… En el centro de la sinuosa llanura se alza una iglesia de campanario con tejas de pizarra rematado en una bola dorada con una aguja rematada en veleta.

Entre medias de las casas corretean las calles, que se adivinan desde lejos, y remarcando el paisaje; frondosos árboles de copas grandes y verdes en todas sus tonalidades, rojos que marronean y marrones que amarillean porque la estación está cambiando y hay cosas que ni los poderosos pueden modificar.

Las afueras vienen marcadas por las lindes de madera y alambre de espino, allí descansan las ovejas, los caballos de tiro, algún burro de cuatro patas -los de dos caminan por sus plazas- y vacas bien gordas y panchas, como los niños del pueblo, que juegan en la plaza y bajan al río, a ver si encuentran algo de lo que se les ha perdido.  

Este podría ser mi ciudad, y en cada colinilla, descansan sus pueblos, cada uno parecido al anterior, de lejos, iguales. Visto así, maravillosos. Cuando uno se adentra, empieza a ver los desperfectos y los desengaños. Las ratillas que se esconden a la vera de la cascada del río, la basura que sólo se recoge cada 15 días y acaba oliendo en los días de calor porque se acumula en las aceras, dejando la suciedad de cada uno al descubierto. Los adoquines rotos. Los locales vacíos. El imponente hospital, ahora sin servicio, esperando nuevos inquilinos… Desolador mi pueblo, como el mío quizá también el tuyo y el de aquél.

No soy de las que piensa que para ver lo bonito, lo bueno, lo sublime de la vida haya que vivir distanciado, no. Pero es bueno y creo que hasta deseable distanciarse para no perder esa visión tan majestuosa que tiene la vida en su conjunto. Para no caer en el pesimismo social, en la queja constante, en la envidia del que solo ve lo que tiene el de al lado y es mejor que lo que tiene él y se olvida de lo que tienen en común, de la belleza y lo grandiosa que es la vida.

Cuando uno no toma distancia, no sale de sí mismo, del problema, de la zona de conflicto y corre el riesgo de radicalizarse y pensar que todo está fatal. Esta semana se publicaba el barómetro del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) y dejaba al descubierto que la principal preocupación de la población es la inmigración, seguida de los problemas políticos en general, el paro, la crisis económica, las desigualdades, la vivienda…

Así por ejemplo el que sólo ve un problema en la inmigración ilegal la rechazará y se perderá parte del potencial que pueda haber en los que llegan y no solucionará el problema real que se esconde tras toda situación de ilegalidad; la pobreza. Pues es esa y no otra la causa del aumento de la delincuencia, que es lo que preocupa. No es tanto el quien hace sino lo que hace.  Ya sabemos que las encuestas del CIS salen fabricadas, manipuladas.

Y podríamos mirar todos y cada uno de los problemas sociales que acechan a España y Europa: los problemas políticos, básicamente fruto de la falta de coherencia, de ética y de moral de la clase política de hoy, hombres y mujeres sin fundamentos que lejos de solucionar provocan problemas que acaban afectándonos al resto. También se habla de la falta de vivienda -hacen falta más de 670.000 viviendas en las grandes ciudades como Berlín, Stuttgart, Múnich, Fráncfort y Colonia, los intereses altos, los precios elevados y la carestía de los materiales hacen que sea poco menos que imposible encontrar vivienda- y miramos el problema con cierta perspectiva… tal vez si se hicieran políticas que fueran a reforzar los vínculos familiares, en lugar de facilitar las separaciones, la necesidad de vivienda se vería reducida en algunos cientos. Pues Alemania tiene uno de los índices de separación y divorcio más altos de la UE, el 1,70% en 2021, o lo que es lo mismo, 142.751 divorcios.  Siendo el tercero a nivel mundial, después de Estados Unidos y Rusia. Pero España o Francia no andan mal de lo mismo ¿No sería más bonito reforzar los vínculos familiares, invertir en formar familias unidas y reducir así el volumen de necesidad de vivienda?

 El paro, de momento preocupa poco al país germano. Guste o no, Alemania aún tiene un sistema de educación y formación profesional que va proveyendo trabajadores en todos los sectores de la sociedad. De modo que no hay carretilleros licenciados en derecho, puede que estén estudiando, pero no titulados. Ellos, los titulados, son minoría y lo que escasea es la cualificación. Aunque la tendencia está cambiando y cada año entran más alumnos a las universidades, en torno al 55% en 2023, cuando en 2005 sólo el 37% quería tener estudios universitarios. Lo que sí está claro es que si se trata de revertir el paro juvenil tal vez la solución no esté en las grandes ciudades y en las grandes carreras universitarias. Tal vez la solución pase por volver al trabajo manual; carpinteros, fontaneros, electricistas, fresadores, conductores, mecánicos… Mucho más cansado y laborioso, menos cosmopolita y con posibilidades de emprendimiento en el entorno rural, aquí en Alemania más dinamizado y poblado, pero igual de gratificante y digno que el trabajo intelectual. En España tal vez funcionaría descongestionar las ciudades y dinamizar así ciertas zonas rurales, hoy abandonadas o casi en abandono. Pero para ello se necesitan recursos, inversiones, factorías y sobre todo, voluntad política y salir de la rutina, de la bola de hámster en la que andamos metidos, y probar nuevos modos para no seguir enfrascados en lo mismo de siempre y descubrir ese alto en una colina y desde allí, mirar de nuevo e ilusionarnos con la estampa, sabiendo que los problemas existen, pero que hay posibilidad de mejorar si los miramos desde otras perspectivas.

Almudena González

Vota Europa

La noche ha sido larga. Europa votó ayer y sus ciudadanos eligieron el rumbo de esta Unión que debería hacernos más fuertes. Podemos resumir en que la mayoría quiere mantener el rumbo establecido, pero vigilada no únicamente por la izquierda ( que es tibia como el agua calentita y que pierde fuerza porque la extrema izquierda ha perdido mucha representación), sino también por una derecha aún más conservadora; que se niega al control total de los ciudadanos con pasaportes europeos, a esa imposición desquiciada de la Agenda 2030, quiere un control mayor de la inmigración y que apuestan por la inmigración de calidad, preparada, que venga a trabajar y no a vivir del cuento.

En casi todos los países de la Unión, al menos en los más representativos, la derecha más conservadora y reacia a los cambios ha ganado posiciones llegando a ser primera o segunda fuerza política. En pocas palabras: Europa está harta de su rumbo.

Seguridad, economía y políticas migratorias

Esas políticas buenistas y aperturistas de refugio para todos han llenado las tranquilas y hasta aburridas calles del norte de cientos de hombres y jóvenes ociosos que sin entender una sola palabra y sin interés por aprender e integrarse, atemorizan a los ciudadanos que no entienden el devenir de sus pueblos. Cierran locales y comercios, aumenta la presión fiscal, muchos son ya los ciudadanos que no llegan a fin de mes y el Estado social les ayuda en todo, así que cada vez hay más ciudadanos que comprenden que igual sin tanto esfuerzo logran de los Estados ayudas económicas suficientes para ir tirando, y a la vez se abren mezquitas o centros culturales musulmanes, barberías, kebabs… y esos cambios, lejos de acogerse con agrado se miran con recelo, porque a este lado de los Pirineos se entiende que la caridad empieza en casa: que tal vez bajar la presión fiscal, aumentar las ayudas a las familias, abrir guarderías, centros de salud, residencias para ancianos y reducir el precio de los combustibles que sigue por las nubes… La acogida a todo refugiado, el soporte a las guerras, las pagas y subvenciones, etc., no han de concederse a la ligera. No al menos con los impuestos de los que han votado a esta derecha más conservadora, llamada ultra derecha, que no es más que un efecto reflejo de la extrema izquierda, en forma de comunismos, ecologismos y distintos arcoíris… que invadió hace unos años el panorama populista europeo, con España a la cabeza.

Macron dimite y España a su bola

Bien hecho presidente galo, bien. Asumir los fracasos es el primer paso para mejorar. Me alegro. Ya me temía que siguiera en su afán diabólico de imponer en Europa el derecho al aborto como un derecho fundamental de las mujeres. Bien por Francia, que lo saca a patadas, aunque sea a costa de la subida de Le Pen. ¿Y que hace España?

España va a su rollo, gana la derecha, sube la derecha conservadora -ya tercera fuerza en representación- y de cerca le sigue el PSOE, a sólo dos puntos, que fagocita a la extrema izquierda dividida y dinamitada por los egos de las panolis que dirigen los partidos.

No deja de sorprenderme la cantidad de fieles socialistas que veneran a su líder a costa de lo que sea. Es que Pedro les miente, les pone de ejemplo a su mujer, ya imputada por tráfico de influencias, blanquea a terroristas que mataban con tiros en la nuca, amnistía a golpistas y perdona deudas millonarias a comunidades autónomas en nombre de la paz y la convivencia, aumentan así la brecha de la desigualdad entre españoles, y ellos, sus fieles, sus acólitos, le siguen aplaudiendo como focas sin ni siquiera reflexionar. Impresionante la ausencia de amor propio de tanta gente.

También les digo, en Europa derecha e izquierda van juntos de la mano, porque no se sabe muy bien quién es quién y ya lo ha dicho Von der Leyen, van a impedir los muros y van a pactar con la izquierda, supongo que porque en el fondo, ni siquiera ellos saben muy bien cual es ahora su línea divisoria. Si la extrema derecha aumenta es en gran medida debido al descontento con las políticas que proponen la derecha, que no olvidemos es quien gobierna la Unión. Ella es la que ha creado el caos y ha provocado que este avance sin control, gracias a la tibieza de los conservadores europeos que no se atreven a dar la cara y se rinden a políticas que les hacen quedar bien con el resto sin importarles el descontento de los suyos.

Almudena González