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Etiqueta: Donald Trump

Trump prohíbe la presencia de transgéneros en el Ejército

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha firmado este lunes una serie de órdenes ejecutivas para reestructurar el Ejército estadounidense, incluida la prohibición de que los militares transgénero sirvan en las Fuerzas Armadas del país o la reincorporación con pago retroactivo de los miembros que fueron dados de baja por negarse a vacunarse contra la COVID-19.

Trump ha considerado que «la búsqueda de la excelencia militar no puede diluirse para dar cabida a agendas políticas u otras ideologías perjudiciales para la cohesión de la unidad», si bien «recientemente las Fuerzas Armadas se han visto afectadas por una ideología de género radical para apaciguar a activistas que no se preocupan por los requisitos del servicio militar, como la salud física y mental».

 

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Así, ha indicado que «expresar una ‘identidad de género’ falsa que difiera del sexo de una persona no puede satisfacer los rigurosos estándares necesarios para el servicio militar», porque, «más allá de las intervenciones médicas hormonales y quirúrgicas que implica, la adopción de una identidad de género incompatible con el sexo de una persona entra en conflicto con el compromiso de un soldado con un estilo de vida honorable, veraz y disciplinado».

Por otro lado, ha eliminado los programas de diversidad, equidad e inclusión (DEI, por sus siglas en inglés), al considerar que estas acciones «socavan» la meritocracia y «las conciencias de los estadounidenses al participar en una discriminación racial y sexual odiosa». «Ningún individuo o grupo dentro de nuestras Fuerzas Armadas debe ser preferido o desfavorecido por motivos de sexo, raza, etnia, color o credo», ha concluido.

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El inquilino de la Casa Blanca ha firmado un decreto por el cual readmitirá a aquellos militares que no se vacunaron de la COVID-19 a modo de «reparación», después de que en 2021 se ordenara que todos recibieran la vacuna y en 2023 se les rescindiera el mandato, lo que era «una carga injusta, excesivamente amplia y completamente innecesaria».

«El Ejército despidió injustamente a quienes se negaron a vacunarse, independientemente de los años de servicio prestados a nuestra nación, después de no conceder a muchos de ellos una exención que deberían haber recibido. La reparación por parte del Gobierno federal de cualquier despido injustificado está pendiente», reza el texto.

Por último, el mandatario ha ordenado construir un sistema de defensa inspirado en el modelo israelí, la Cúpula de Hierro, al sostener que «la amenaza de ataque con misiles balísticos, hipersónicos y de crucero, así como otros ataques aéreos avanzados, sigue siendo la amenaza más catastrófica que enfrenta Estado Unidos».

«En los últimos 40 años, en lugar de disminuir, la amenaza de las armas estratégicas de nueva generación se ha hecho más intensa y compleja con el desarrollo por parte de adversarios (…) de sistemas vectores de nueva generación y de sus propias capacidades de defensa aérea y antimisiles integradas en el territorio nacional», ha señalado.

Colombia y EE.UU solucionan sus líos diplomáticos

El gobierno colombiano ha asegurado que facilitará el retorno de sus nacionales «que iban a llegar» este domingo al país (…) en vuelos de deportación», después de que el nuevo presidente de Estados unidos, Donald Trump, anunciara la imposición de aranceles y sanciones contra el país latinoamericano, por su decisión de rechazar la entrada de dos aviones con migrantes deportados.

El canciller, Luis Gilberto Murillo, ha señalado que «el Gobierno de Colombia, bajo la directriz del presidente, Gustavo Petro, tiene dispuesto el avión presidencial para facilitar el retorno de los connacionales que iban a llegar hoy al país en horas de la mañana en vuelos de deportación».

 

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En un vídeo difundido en redes sociales, ha indicado que las autoridades colombianas seguirán recibiendo a los colombianos deportados, «garantizándoles las condiciones dignas como ciudadanos sujetos de derechos».

Asimismo, ha declarado que se mantienen los canales diplomáticos con Washington, donde tiene previsto viajar «en los próximos días» para mantener «reuniones de alto nivel que den seguimiento a los acuerdos» con representantes de la Administración Trump. «Hemos superado el ‘impasse’ con el Gobierno de Estados Unidos», ha señalado, antes de agregar que estaría acompañado por el embajador colombiano en el país, Daniel García Peña.

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Previamente, la Casa Blanca ha asegurado que el Gobierno de Petro «ha aceptado todos los términos de Trump, incluida la aceptación sin restricciones de todos los extranjeros ilegales de Colombia devueltos desde Estados Unidos, incluso en aviones militares estadounidenses, sin limitaciones ni demoras».

En una nota enviada a los medios de comunicación ha indicado, además, que «los aranceles y sanciones completamente redactados se mantendrán en reserva, y no se firmarán, a menos que Colombia no cumpla con este acuerdo».

«Los acontecimientos de hoy dejan claro al mundo que Estados Unidos vuelve a ser respetado. Trump continuará protegiendo ferozmente la soberanía de nuestra nación, y espera que todas las demás naciones del mundo cooperen plenamente para aceptar la deportación de sus ciudadanos presentes ilegalmente en Estados Unidos», sostiene el comunicado.

Por su parte, el Departamento de Estado estadounidense ha dicho que «seguirá aplicando y dando prioridad a la agenda de ‘Estados Unidos primero'», en alusión al lema de ‘Make America Great Again’.

«Estados Unidos no dará marcha atrás cuando se trate de defender sus intereses de seguridad nacional», ha añadido en su cuenta de la red social X el organismo encabezado por el secretario de Estado, Marco Rubio.

Estas declaraciones llegan después de que el presidente estadounidense anunciara este domingo la imposición de aranceles del 25 por ciento de forma inmediata que pasarán al 50 por ciento en el plazo de una semana «sobre todos los bienes que lleguen a Estados Unidos», «sanciones de visado contra todos los miembros del partido, familiares y simpatizantes del Gobierno colombiano», además de prohibir la entrada y revocar los visados de los «cargos del Gobierno colombiano y todos sus aliados y simpatizantes».

Todo ello en represalia por la decisión de su homólogo colombiano de desautorizar la entrada de dos aviones con inmigrantes deportados de Estados Unidos defendiendo que «un migrante no es un delincuente y debe ser tratado con la dignidad que un ser humano merece» y porque se trataba de aviones militares. «En aviones civiles, sin trato de delincuentes recibiremos a nuestros connacionales. Colombia se respeta», planteó.

La separación de los poderes al desnudo

La democracia, formalmente, se tipifica por elecciones periódicas, la separación de los poderes públicos y la vigencia de libertades regladas por una Constitución. Por estos días, mucho se habla de las bondades de la tridivisión del poder público, donde cada rama controla a la otra y así se evitan los eventuales abusos que pudieran tentar a un poder concentrado.

Según la teoría, el Congreso hace las leyes, pero encuentra el control de constitucionalidad y de legalidad por parte de las altas cortes. Estas constituyen la cúpula de la “rama menos peligrosa,” según las palabras de Alexander Hamilton, pues la judicial “no ostenta ni la espada ni el poder de gasto” que son las fortalezas del Ejecutivo, al que le corresponde direccionar la política pública, defender las fronteras y mantener el orden público. La rama más fuerte es la legislativa, al tener el poder de dictar las leyes y aprobar los recursos que ordenan la actividad estatal, pero es un poder disperso en su interior que depende del ejercicio de las mayorías y minorías en su interior. Hasta aquí, a grandes rasgos, la teoría de cómo el poder controla al poder público.

 

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Pero ¿pueden contrarrestarse esos pesos y contrapesos entre las distintas ramas del poder público en la práctica de la política? El problema de fondo se encuentra en la fortaleza de las instituciones que se reduce a la voluntad de los que las dominan de actuar conforme a los límites de sus atribuciones y de la determinación de quienes deben ejercer los controles de aplicarlos oportuna y contundentemente, unos y otros dentro de las finalidades y límites previstos en la Constitución y la Ley.

A partir del 20 de enero de 2025, cuando se posesiona Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, se pondrá en juego la capacidad de las instituciones norteamericanas para sostener la tesis de que el poder controla el poder. El nuevo presidente ostentará lo que, en Washington, siguiendo la jerga hípica, se denomina una “trifecta gobernante”. Con mayorías del partido del presidente en ambas cámaras y en la Corte Suprema de Justicia, se pondrá a prueba la separación real de los poderes públicos.

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La lealtad partidaria es buena, pero en todas partes tiene el límite de la Constitución y la Ley, como también el de la consciencia. En el periodo anterior de Trump, votar con la consciencia o con la Constitución sobre la orden partidaria significó el retiro del apoyo partidario a quienes osaron desobedecer. Un caso paradigmático es el de la representante Liz Cheney, quien fue expulsada de su cargo de liderazgo dentro de la bancada republicana y perdió la candidatura a la reelección en la Cámara por haber votado la acusación de Donald Trump, después de haber participado en la investigación por el asalto de partidarios del presidente Trump al Capitolio el 6 de enero de 2021, durante la sesión para confirmar la elección de Joe Biden.

Esta semana, una comisión de representantes republicanos que analizó la investigación en que se basó la Cámara para acusar a Trump, cuestionó el papel desempeñado por Liz Cheney, lo que llevó al presidente electo a presionar al FBI para abrir una investigación en su contra. La politización del poder investigativo del Estado para utilizarlo en contra de los presuntos opositores a la voluntad del mandatario, cuando este tiene mayorías partidarias en todas las ramas del poder público, augura mal para la efectividad de los contrapesos institucionales contra el abuso del poder. El Partido por encima de la Constitución deja la separación de los poderes al desnudo.

Clara López Obregón

¡El efecto Trump 2.0!

Como era de esperarse el arribo nuevamente al Salón oval de la Casa blanca del Presidente de los EEUU Donald Trump ha significado un viraje de la política ambiental de la potencia del Norte, tomando distancia de la Transición energética emprendida por Obama y secundada por Biden, después del bache que significó la primera administración Trump con respecto al compromiso adquirido derivado del Acuerdo de París de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), al renegar del mismo en 2017.

Investido del poder arremetió contra el legado de su antecesor con una andanada de órdenes ejecutivas mediante las cuales anuló 67 de sus medidas y promulgó 25 de su propia cosecha. Entre estas dispuso el retiro, otra vez, del Acuerdo de París, el cual se lo notificó a las Naciones Unidas a través de una misiva que lleva su rúbrica, alegando que EEUU no puede continuar “dilapidando” el dinero de los contribuyentes estadounidenses girándoselo a otros países que “no lo necesitan o no lo merecen”. En su discurso de posesión habló de “liberar” al sector energético y con tal fin declaró la emergencia nacional en materia energética, con el firme propósito de relanzar y reactivar los proyectos tanto mineros como hidrocarburíferos en todo el territorio estadounidense, sin excepción.

 

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En el curso de su campaña electoral, que terminó con su elección a la Presidencia de la República, Trump fue enfático en plantear en materia de hidrocarburos su consigna de “perforar, perforar y perforar”. Lo reiteró en su discurso de posesión: EEUU  tendrá “la mayor cantidad de petróleo y gas de cualquier país del planeta y vamos a utilizarlo”. Con ello busca un mayor y mejor posicionamiento de los EEUU en el mercado petrolero haciéndole contrapeso a la OPEP, lo que le permitirá influir mayormente en los precios del crudo, que busca abaratarlos y con ello reducir costos a su industria y de paso meter en cintura la temida inflación. De ello se sigue que se levantarán todas las medidas expedidas por el expresidente Biden que limitaba la exploración y explotación de hidrocarburos en áreas protegidas. Siendo el mayor productor de crudo del mundo, con 13.2 MMBD y uno de los mayores exportadores, con 3.99 MMBD, al soltarle las riendas a la industria petrolera se espera una inundación del mercado petrolero y como consecuencia de ello una caída de la cotización del precio del barril de petróleo, lo cual tendrá un gran impacto directo en la economía colombiana, dado que este es, de lejos, el primer renglón de sus exportaciones.

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Con la declinación de las reservas, la baja de la producción y la caída del precio de las decrecientes exportaciones por parte de Colombia caerá también el ingreso de divisas, la Nación recibirá menores dividendos de parte de ECOPETROL, caerá el recaudo de impuestos de renta proveniente de la industria petrolera y las entidades territoriales verán diezmados sus ingresos provenientes de las regalías que pagan las empresas petroleras.

Además, el marginamiento de los EEUU del Acuerdo de París, es un rudo golpe a la acción climática tendiente a la descarbonización de la economía global y significará también un alejamiento de las metas y los compromisos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de cara al 2030, para contener la amenaza del Cambio climático. Tanto más, en cuanto que los EEUU es el segundo país con mayor responsabilidad de las emisiones de GEI a nivel global, después de China.

En este contexto, se torna aún más irrelevante la posición del gobierno de Colombia, que decidió descartar la firma de nuevos contratos de exploración y producción de hidrocarburos y fue más lejos al firmar el Presidente Gustavo Petro, en el marco de la COP 28, el Tratado de no proliferación de los combustibles fósiles, comprometiéndose a no seguir explorando y explotando el petróleo. Todo ello, supuestamente, como una contribución a la lucha contra el Cambio climático, que tiene en Trump uno de sus más reconocidos negacionistas, pues para él no es más que un “fraude”, un cuento chino que se inventaron para que la economía china le saque ventaja a la de EEUU.

Colombia terminará quedándose con el pecado y sin la gracia, pues la caída de su producción y de sus exportaciones de petróleo, igual que ha venido ocurriendo con el carbón que Colombia ha dejado de exportar, serán compensadas con creces por la mayor producción (17.6 veces la de Colombia) y las mayores exportaciones (10 veces las de Colombia) por parte de EEUU, en un mundo que sigue consumiendo con avidez los combustibles de origen fósil.

La Ley de Keynes es implacable: toda demanda crea su propia oferta, de la cual se sigue que mientras haya quien consuma carbón y petróleo habrá quien los produzca. De hecho, en los últimos tres años lejos de aminorar la demanda por ellos, como se piensa con el deseo por parte del actual gobierno, se han registrado records históricos consecutivos. Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), la curva de la demanda por crudo sólo se estará aplanando más allá del año 2030. ¡Como diría el Nobel de la Literatura el mexicano Octavio Paz, quienes así piensan están a las afueras de la realidad!

Amylkar Acosta

Estados Unidos suspende ayudas a Colombia

El secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio, firmó un decreto suspendiendo las ayudas que su país brinda al resto de países del mundo, exceptuando a Israel y Egipto.

«No se asignarán nuevos fondos (…) hasta que cada nueva concesión o prolongación propuesta haya sido revisada y aprobada», de acuerdo con «la agenda del presidente» Donald Trump, se lee en la nota a la que tuvo acceso la agencia de noticias AFP.

 

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Solo la ayuda alimentaria ha quedado exenta, sin embargo, esto no incluye a Ucrania lo que da a entender que al menos para este país, esto también se encuentra congelado.

Esta circular si expide en línea con uno de los decretos firmados en los últimos días por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, luego de su posesión.

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«La industria y la burocracia de ayuda exterior de Estados Unidos no están alineadas con los intereses estadounidenses y, en muchos casos, son contrarias a los valores estadounidenses», dijo Marco Rubio.

Trump no oculta las ganas de que se investigue a Biden

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no ha descartado la posibilidad de que se investigue a su predecesor, Joe Biden, sobre quien ha ironizado diciendo que no se haya «indultado a sí mismo», en su primera entrevista televisada desde que asumiera el cargo a principios de esta semana.

«Creo que dejaremos que el Congreso decida», ha señalado al ser preguntado sobre si querría que la Cámara de Representantes o el fiscal general abrieran una investigación contra el ahora expresidente demócrata.

 

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En esta línea, el nuevo inquilino de la Casa Blanca ha asegurado que ha pasado «por cuatro años de infierno por esta escoria con la que tuvimos que lidiar. Gasté millones de dólares en honorarios legales y gané, pero lo hice de la manera más difícil. Y es muy difícil decir que no deberían tener que pasar por todo. Así que es muy difícil decir eso».

Trump ha criticado además la decisión de Biden de indultar a miembros de su familia, entre los que se encuentra su hijo Hunter, y a algunas figuras señaladas como los miembros del Congreso y al personal que conformaron el comité de la Cámara de Representantes que investigó el asalto al Capitolio de enero de 2021 por parte de acólitos de Trump.

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«Este tipo (Biden) iba por ahí dando indultos a todo el mundo y, ya sabes, lo gracioso, tal vez lo triste, es que no se dio un indulto a sí mismo. Y, si lo miras, todo tenía que ver con él», ha declarado durante su entrevista con la cadena conservadora FOX News.

Solo 6 días estuvo Cuba por fuera de la lista de países que apoyan el terrorismo

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha revocado este lunes la decisión de su predecesor, Joe Biden, de retirar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, medida que ya ha sido criticada por La Habana.

La Casa Blanca ha informado de que Trump ha anulado la decisión de su predecesor sobre Cuba, anunciada apenas hace una semana como parte de un acuerdo para liberar a presos, junto con una larga serie de órdenes ejecutivas.

 

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El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, ha lamentado que Trump haya restablecido «la fraudulenta designación» de su país como Estado patrocinador del terrorismo en «un acto de arrogancia y desprecio por la verdad», si bien ha reconocido que «no sorprende».

«Su objetivo es seguir fortaleciendo la cruel guerra económica contra Cuba con fines de dominación. El resultado de las medidas extremas de cerco económico impuestas por Trump ha sido provocar carencias en nuestro pueblo y un incremento significativo del flujo migratorio de Cuba hacia Estados Unidos», ha declarado.

Díaz-Canel ha aseverado que «este acto de burla y abuso confirma el descrédito de los listados y mecanismos unilaterales de coerción del Gobierno de EEUU». «Prevalecerá la legítima y noble causa de nuestro pueblo que una vez más vencerá», ha agregado.

Trump dice que en su gobierno la bandera de los EE.UU llegará a Marte

El nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha proclamado la llegada de astronautas de su país a Marte entre los propósitos a desarrollar durante su mandato al frente de la Casa Blanca.

«Llevaremos nuestra bandera a horizontes nuevos y bonitos. Vamos a llegar a las estrellas, lanzando a los astronautas de nuestro país para que la bandera de las barras y las estrellas ondee sobre Marte», dijo Musk durante su primer discurso presidencial este lunes en Washington.

 

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Entre los invitados destacados al acto, celebrado en el hall central del Capitolio, el magnate y colaborador de Trump Elon Musk reaccionó entusiasmado a las palabras del presidente, haciendo el gesto de los pulgares de sus manos hacia arriba.

La firma espacial de Musk, Space X, desarrolla Starship, un prototipo de cohete interplanetario reutilizable, que ha sido lanzado en siete ocasiones en vuelos de prueba, aunque no ha pasado aún de la órbita baja terrestre.

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«Las primeras naves espaciales a Marte se lanzarán dentro de dos años, cuando se abra la próxima ventana de transferencia Tierra-Marte. No habrá tripulación para comprobar la fiabilidad de un aterrizaje sin daños en Marte. Si los aterrizajes salen bien, los primeros vuelos tripulados se realizarán dentro de cuatro años», señaló el multimillonario en septiembre pasado.

El lugar donde ubicaron a Miguel Uribe y María Fernanda cabal durante la posesión de Trump

Con mucho entusiasmo, los senadores del Centro Democrático, María Fernanda Cabal y Miguel Uribe Turbay, junto al abogado, Abelardo de la Espriella, anunciaron de sus redes sociales de X que fueron invitados a la posesión del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, mostrando en video las respectivas tarjetas.

A pesar de que los seguidores de los políticos de la derecha colombiana estuvieron pendientes de su presencia en el Capitolio durante la posesión, esto no fue posible porque al no ser invitados directamente por la Casa Blanca, si no a través de senadores republicanos como una participación del acto, los congresistas uribistas y el abogado De la Espriella se tuvieron que conformar con ser testigos del hecho a través de una pantalla gigante instalada en una calle de Washington, a las afueras del Congreso o dentro del recinto pero un lugar bastante lejano al recién posesionado presidente de los Estados Unidos.

 

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Esto equivale a asistir al acto de posesión de un presidente de la república en Colombia, no en una silla instalada en la Plaza de Bolívar junto a las grandes personalidades del Estado en Colombia, sino en la Carrera Séptima detrás de la barra de contención o lo que es peor, a través de una pantalla gigante en el Parque Simón Bolívar o en el Parque Nacional de Bogotá como cualquier ciudadano del común.

Las redes estallaron con memes y burlas a las tres personalidades uribistas. Aquí algunas de ellas:

Trump promete instaurar una época dorada en los EE.UU.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado el inicio de una «era dorada» con el arranque de su segundo mandato, en un discurso inaugural en el que ha esbozado algunas de sus primeras medidas tras llegar al cargo y que incluirán la declaración de la emergencia nacional en la frontera con México y otra iniciativa para aumentar las extracciones de gas y petróleo.

Estados Unidos «va a volver a ser respetado en todo el mundo», ha anunciado Trump poco después de tomar posesión en el interior del Capitolio, donde ha repetido gran parte de las consignas que le han llevado de vuelta a la Casa Blanca cuatro años después.

 

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Quiere «poner a Estados Unidos en primer lugar», lograr un país «más grande, más fuerte y mucho más excepcional». De hecho, ha recalcado que este 20 de enero puede considerarse «el día de la liberación» y ha llamado a pasar página del «‘stablishment’ corrupto» que durante «muchos años» ha marcado el devenir del país.

Trump, que ha recordado el intento de magnicidio sufrido el verano pasado, ha señalado que si sigue vivo es porque Dios le ha permitido «volver a hacer de Estados Unidos un país grande de nuevo», con una «vuelta política histórica» que llega con una batería de medidas bajo el brazo.

El magnate neoyorquino ha prometido resolver la «crisis de confianza» ciudadana y que el Departamento de Justicia no será un «arma» al servicio de intereses político, cuestionando de nuevo de manera velada los múltiples procesos que tiene abiertos en su contra y que le han llevado a ser el primer presidente condenado en la historia del país.

Frontera con México

«Como comandante en jefe, no tengo mayor responsabilidad que defender a nuestro país de amenazas e invasiones», ha subrayado. Así, ha criticado que un Gobierno que ha dado financiación «ilimitada» a otros países para defender sus fronteras no haya sido capaz de proteger las suyas.

Decretará la emergencia nacional en la frontera sur, de tal manera que las autoridades estadounidenses frenarán cualquier «entrada ilegal» y deportarán a «millones de extranjeros delincuentes». «Vamos a instaurar la política de ‘quédate en México'», ha recalcado.

Dentro de las futuras órdenes ejecutivas se incluye la designación como organizaciones terroristas extranjeras de los cárteles de la droga, al tiempo que recuperará la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para perseguir a las bandas y redes de delincuencia que alimentan la inseguridad de las ciudades.

En términos sociales, ha anunciado que el género y la raza dejarán de ser «armas de ingeniería social», lo que implica por ejemplo que, por ley, «sólo habrá dos géneros: hombre y mujer». «Vamos a forjar una sociedad que sea ciega ante el color y que se base en los méritos», ha añadido. Asimismo, ha anunciado que readmitirá a los militares expulsados de las Fuerzas Armadas por no vacunarse contra el COVID-19.

Por otro lado, el nuevo mandatario norteamericano quiere combatir la inflación y mejorar el nivel de vida, para lo cual ha reiterado su compromiso de imponer aranceles a las importaciones y una nueva estrategia industrial y energética a nivel interno. Estados Unidos impondrá una «emergencia nacional energética».

«Vamos a perforar», ha asegurado Trump, que busca aumentar la extracción de gas y petróleo para reducir los precios, «llenar» las reservas estratégicas y aumentar las exportaciones de combustibles fósiles a otros países.

Recuperar el Canal de Panamá

El discurso de Trump ha incluido contadas alusiones a temas de política exterior, pero el magnate sí ha resumido su doctrina diplomática en que quiere que Estados Unidos «recupere su lugar como el país más poderoso y respetado de la tierra», con medidas simbólicas como el cambio de nombre del golfo de México, que pasará a llamarse golfo de América.

También ha aludido de nuevo al canal de Panamá, para insistir en que su objetivo es «recuperarlo». Considera que las autoridades panameñas han incumplido las promesas y han permitido que sea China quien tenga el control ‘de facto’ de esta estratégica infraestructura.

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Donald Trump toma juramento como nuevo presidente de Estados Unidos

El político republicano Donald Trump se ha convertido en el presidente número 47 de la historia de Estados Unidos tras jurar el cargo en una simbólica ceremonia que le permite volver cuatro años después a la Casa Blanca y que implica ‘de facto’ el final del mandato del demócrata Joe Biden.

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Trump, de 78 años, ha jurado sobre una biblia familiar, ante la que ha recitado en presencia del presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, la fórmula recogida en la Constitución: «Juro solemnemente que cumpliré fielmente el cargo de presidente de Estados Unidos y haré todo lo posible para preservar, proteger y defender la Constitución de Estados Unidos».

La ceremonia, en la que también ha tomado posesión el vicepresidente J.D. Vance, ha tenido lugar en la rotonda del Capitolio, bajo techo, en lugar de frente al edificio que alberga el Poder Legislativo de Estados Unidos, debido a las bajas temperaturas imperantes en Washington. Cientos de personas han sido testigos de excepción de este momento, entre ellos Biden y el resto de presidentes vivos –Barack Obama, George W. Bush y Bill Clinton–, así como miembros de la futura Administración.

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Entre los invitados sentados en las primeras filas ha estado el magnate Elon Musk, aliado político de Trump y llamado a ser una figura clave del nuevo periodo político en el país norteamericano.

El mal tiempo ha obligado además a modificar los actos posteriores, entre ellos el habitual desfile protocolario posterior a la investidura formal, y Trump se dará un baño de masas en el estadio Capital One de Washington, con capacidad para 20.000 personas.

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¿Qué políticos colombianos fueron invitados a la posesión de Donald Trump?

A partir de este lunes 20 de enero inicia una nueva era para EE.UU. con la posesión de Donald Trump. Un acto que tiene sobre sí los ojos del mundo y que es sin duda una declaración política sobre lo que será la relación de esta potencia mundial con las otras naciones. Colombia no es una excepción y, sin la presencia del presidente Gustavo Petro y la invitación a reconocidos políticos de derecha, parece marcar el inicio de nuevas relaciones binacionales, al menos para los próximos dos años.

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Según reveló el embajador de Colombia en EE.UU. la razón por la cual el presidente Petro no fue invitado es porque para actos como este, propiamente, los llamados son los embajadores de cada nación en el país norteamericano. No obstante, Trump sí invitó a título propio a otros mandatarios, afines a su ideología, como el presidente de Argentina Javier Milei, Nayib Bukele presidente de El Salvador, Daniel Noboa presidente de la República del Ecuador y Edmundo González, a quien Trump reconoce como presidente electo de Venezuela.

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Así mismo, desde Colombia, otros personajes políticos de la derecha fueron invitados como es el caso de los senadores Miguel Uribe y María Fernanda Cabal, ambos del Centro Democrático. Así como también el exministro de Defensa Juan Carlos Pinzón.

Lo que pide Amnistía Internacional a Donald Trump

Imagen: Pixabay/CC/Ronile

Amnistía Internacional ha instado al presidente entrante de Estados Unidos, Donald Trump, a cumplir con las «obligaciones» del país en materia de Derechos Humanos, dado que el historial de su primer mandato y las promesas de la reciente campaña electoral de 2024 presagian «grandes amenazas» para esta nueva etapa en la Casa Blanca.

 

Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional, ha destacado que Trump asume el cargo en un contexto en el que el sistema multilateral y de Derechos Humanos ya se encuentra en una situación «frágil», en parte debido a la falta de presión de la Administración de Joe Biden sobre algunos de sus aliados, como Israel.

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Callamard subraya que es «crucial» que Trump no continúe por este camino perjudicial, no solo por el bienestar de los Derechos Humanos en Estados Unidos, sino también como un referente para líderes globales, según un comunicado emitido por la organización.

«Las decisiones del presidente Trump influirán en la vida de personas en todo el mundo y afectarán a generaciones futuras», advirtió Callamard, pidiendo a Washington que «reafirme» su compromiso con la humanidad en lugar de «abandonarlo».

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Paul O’Brien, director ejecutivo de Amnistía en Estados Unidos, criticó a Trump por atacar a «las comunidades más vulnerables» con un lenguaje «peligroso y cruel», refiriéndose a personas transexuales y migrantes, y por prometer represalias contra sus adversarios políticos y periodistas, acciones que, según O’Brien, «se asemejan a las tácticas de un líder autoritario».

La organización reafirmó su compromiso de levantar la voz contra «las crueles deportaciones masivas, los ataques a manifestantes y las restricciones al derecho reproductivo» durante los próximos años.

¿Por qué Donald Trump quiere el control del Canal de Panamá?

El canal de Panamá, una importante vía de 82 kilómetros de largo que cruza el istmo panameño y por la que pasa en torno al 6 por ciento del comercio mundial, se ha convertido recientemente en el centro de todas las miradas después de que el flamante presidente estadounidense, Donald Trump, haya amenazado con tomar el control del estratégico paso, construido por Estados Unidos en el siglo XX.

La vía, creada artificialmente y que conecta el océano Atlántico con el Pacífico, es conocida por su complejo sistema de esclusas, que permiten el paso de las embarcaciones. El canal actúa como piedra angular del transporte marítimo global y permite a unos 14.000 buques cruzar la zona cada año en vez de realizar difíciles y largos viajes a través del cabo de Hornos.

 

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Este viaje llevaría a las embarcaciones modernas unas dos semanas, mientras que cruzar el canal, que sirve de enlace vital entre los citados océanos, puede llevar tan solo unas diez horas de media. De acuerdo con la Autoridad del Canal de Panamá, durante el año 2022 atravesaron la vía un total de 13.489 buques, lo que supone un promedio de 37 barcos diarios. Desde su inauguración en 1914 han transitado por el canal más de un millón de barcos.

El canal de Panamá comenzó a construirse en el año 1903, poco después de la formación de la República de Panamá tras su separación de Colombia, y las obras duraron más de una década. Se estima que unas 56.000 personas de una treintena de países participaron en las labores de construcción, si bien unas 5.600 murieron durante estos trabajos.

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Aunque Panamá otorgó a Estados Unidos los derechos necesarios para operar la vía, esta acabó pasando a manos panameñas tras años de protestas, disturbios y una breve ruptura de las relaciones diplomáticas entre ambos países, precisamente por las disputas sobre el control del canal.

Desde su apertura en 1914 hasta el año 1977, la vía marítima estuvo controlada por Estados Unidos, pero posteriormente, mediante los Tratados de Torrijos-Carter, Estados Unidos fue cediendo este control a Panamá hasta su retirada completa y efectiva más de 20 años después, en 1999.

Estos tratados garantizaron que Panamá obtendría el control del canal tras ese mismo año, poniendo fin al control estadounidense. Así, los pactos llevan los nombres de los dos firmantes: el entonces presidente estadounidense Jimmy Carter y el comandante de la Guardia Nacional de Panamá, el general Omar Torrijos.

El primero de estos documentos garantiza la «neutralidad» del paso y refleja el «derecho permanente» de Estados Unidos de defender el canal ante cualquier amenaza existente, mientras que el segundo consolida su traspaso a las autoridades panameñas. Así, quedó reconocida la soberanía de Panamá sobre la llamada Zona del Canal, la cual quedaba sujeta a la legislación panameña pasándose a llamar Área Canalera.

La administración del canal quedaba de esta forma en manos de una agencia del gobierno estadounidense, cuya junta directiva pasó a estar integrada por cinco estadounidenses y cuatro panameños, todos nombrados por Washington.

Entre los años 2007 y 2016 se llevó a cabo un proceso de expansión que permitió introducir esclusas más grandes para el paso de buques de mayores dimensiones, con la vista puesta en lograr una cadena de suministros más eficiente.

Tarifas y control

Trump, conocido por su actitud imprevisible y sus polémicas declaraciones, ha puesto sobre la mesa ahora la posibilidad de recurrir a «medidas de presión militares o económicas» para poder controlar el canal de Panamá o, entre otras cuestiones, el archipiélago de Groenlandia.

Según el magnate, Panamá cobra a Estados Unidos «tarifas exorbitantes» por hacer uso de la vía marítima, cada vez sujeta a una mayor influencia de China. Es por ello que Trump ha arremetido contra el Gobierno panameño, al que señala por cobrar «tarifas ridículas» a un país que ha sido «extraordinariamente generoso» con el país centroamericano.

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Durante un discurso dado a principios de enero, el republicano afirmó que, de no cumplirse el espíritu del acuerdo entre los dos países, se exigirá la devolución del canal, unas declaraciones que han sido rechazadas por las autoridades de Panamá. Sin embargo, el propio tratado señala que el canal debe mantener su neutralidad, lo que implica que el Gobierno no puede aplicar exenciones o medidas más laxas a barcos de determinada bandera, ni siquiera la estadounidense.

El ministro de Exteriores panameño, Javier Martínez Sacha, ha afirmado que la soberanía del canal «no es negociable» y que se trata de una «conquista irreversible». La situación, que ha llevado a países como China a reivindicar la «neutralidad» de la vía naval y la soberanía panameña, ha llevado al presidente del país, José Raúl Mulino, a asegurar que «cada metro cuadrado del canal y su zona adyacente es de Panamá y lo seguirá siendo».

Trump no es el primer político estadounidense que se opone a la soberanía panameña sobre el paso. En 1976, un año antes de la firma de los tratados Torrijos-Carter, el candidato republicano a la Casa Blanca, Ronald Reagan, afirmó que el verdadero propietario de la zona del canal era el pueblo estadounidense.

Ahora, el aumento de las tarifas para atravesar la zona se debe en gran medida a la fuerte sequía, que ha reducido el nivel del agua y pone en peligro el correcto funcionamiento del sistema de esclusas. Asimismo, el Gobierno panameño ha limitado la cifra de buques que atraviesan la zona para lograr una disminución del impacto medioambiental.

Estados Unidos, seguido de China y Japón, es el principal cliente del canal, y casi el 72 por ciento de la carga que pasa por él proviene o se dirige a puertos estadounidenses. La mayor parte de las mercancías que atraviesan la zona son productos derivados del petróleo, grano, carbón, crudo, vehículos y comida enlatada, entre otros.

Presencia China

Trump ha asegurado que la presencia de China ha aumentado en la zona y ha apuntado incluso al despliegue de soldados del gigante asiático, quienes estarían «operando» el canal desde las sombras.

Esto ha llevado a Mulino a rechazar tajantemente estas palabras: «no hay soldados chinos en el canal». «El canal no está controlado ni por China, ni por la comunidad europea, ni por Estados Unidos ni por ninguna otra potencia», ha dicho. Asimismo, ha afirmado que todo el mundo «es libre de visitarlo».

No obstante, dos de los puertos de entradas al canal están gestionados por la compañía Hutchison Holdings, con sede en Hong Kong, una cuestión que ha hecho saltar las alarmas en territorio estadounidense. Washington considera que Panamá y China han ido acercándose durante los últimos años, especialmente después de que el Gobierno panameño decidiera cortar sus relaciones diplomáticas con Taiwán para sumarse a la iniciativa económica china de la Franja y la Ruta.

¿I took Panamá 2.0?

A los pocos días del pronunciamiento de Donald Trump anunciando que el Canal de Panamá debe ser devuelto (sic) a los Estados Unidos, falleció el expresidente Jimmy Carter, quien negociara y consiguiera la reversión de la administración -más no la propiedad, ni la soberanía- del Canal de Panamá y la zona adyacente mediante tratado firmado y ratificado en 1977. La franja interoceánica de 10 millas fue obtenida en 1903 por Estados Unidos para la construcción del canal y su posterior operación a perpetuidad, después de la declaración de la independencia de ese país de Colombia con el apoyo militar de Estados Unidos. Fue ese el complejo episodio que justificó la lapidaria frase del entonces presidente norteamericano, Theodore Roosevelt: “I took Panama.”

La justificación aducida por Donald Trump es completamente espúrea. El Canal jamás fue propiedad de Estados Unidos, que como se dijo, consiguió su administración mediante el uso de la fuerza del naciente país, carente de ejército e instituciones consolidadas. Tampoco es cierto que Panamá le cobre precios exorbitantes a Estados Unidos por cruzar el Canal. Las tarifas son las mismas para los buques de todas las nacionalidades y se fijan después de escuchadas las observaciones de las navieras y demás interesados en audiencias públicas sobre las cuales no se ha presentado glosa alguna desde que Panamá recuperó la operación del Canal en 1999. Cuesta más descargar un container en el puerto de Nueva York que el cobro por pasar el canal entre el Caribe y el Pacífico.

 

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Trump se refiere al Canal como de propiedad de Estados Unidos porque este país lo construyó a comienzos del siglo XX. Cuando regresó a manos panameñas ya estaba amortizado y se había tornado obsoleto y poco competitivo. Por su ancho de apenas 110 metros ya no cabían buques de gran calado, entre ellos los de guerra de Estados Unidos. Mucho del comercio ya estaba dando la vuelta por el Cabo de Hornos en América del Sur o Cabo Esperanza en Sudáfrica.

El Canal de hoy fue ampliado a 180 metros con una inversión US$5.500 millones de dólares financiada exclusivamente por el gobierno de Panamá y su Canal, lo cual de paso ha mejorado la seguridad de EE. UU., pues por las nuevas esclusas pueden transitar los barcos de guerra de ese país. La imputación falsa más grave de Trump es, sin duda, la de que el canal es operado por personal militar de la China. Como lo reafirma Juan B. Sosa, exembajador de Panamá a Estados Unidos en la década de los ochenta y miembro de la Junta Directiva de la Comisión bipartidista del Canal de Panamá en 1987-89, en carta dirigida a Fox News, “Puedo decir sin lugar a equivocarme que China no tiene control, ni siquiera influencia en las operaciones del Canal de Panamá”. La única relación con China es la de Hutchison Whampoa, una corporación de terminales de contenedores con sede en Hong Kong que se encuentra en la entrada del Pacífico y el Atlántico del Canal de Panamá, pero fuera de su área de operaciones. Hutchison Whampoa ganó la concesión para administrar los puertos de Cristóbal y Balboa en un proceso abierto en 1995, cuando Hong Kong era un protectorado del Reino Unido y es una de las cuatro compañías internacionales que operan terminales de contendedores para los puertos de Panamá. Las otras son SSA Marine de la empresa Carrix, de Seattle, Washington, el operador de terminales de contenedores más grande de Estados Unidos; la segunda terminal -PSA- administrada por una empresa asociada a los puertos de Singapur y una tercera -Evergreen- gestionada por una empresa taiwanesa.

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La única amenaza que se cierne sobre la continuada neutralidad del Canal de Panamá es la del presidente de Estados Unidos a partir del 20 de enero. Hacemos votos porque el derecho triunfe sobre la fuerza y no haya un “I took Panama” 2.0.

Clara López Obregón