Errores no forzados del presidente Petro
Los errores no forzados son la pesadilla de cualquier tenista. Son fallos cometidos sin que el rival haya ejercido una presión significativa. Un golpe que termina fuera de la cancha o en la red, sin estar condicionado por la contundencia o ubicación del tiro contrario. Es decir, el jugador tenía tiempo, espacio y condiciones razonables para ejecutarlo bien. Se equivoca solo. El oponente no tiene mérito en el punto ganado.
En el tenis, no siempre gana el más talentoso, sino el que comete menos errores no forzados. En política, pasa igual. Petro llegó a la Presidencia con una oportunidad histórica en sus manos: amplio margen de maniobra, respaldo popular, una promesa clara de transformación, justicia social y lucha contra la corrupción. Pero ha jugado mal su propio partido, perdiendo muchos puntos él solo.
Los errores no forzados de su gobierno se pueden listar con relativa facilidad. Algunos son estructurales; otros, puntuales. En esta lista no caben las simples antipatías de sus opositores, que tenderían a incluir todo lo que no les gusta. Eso ya no serían errores no forzados, sino objeciones ideológicas. Pero tampoco pretende ser una lista exhaustiva, ni completamente objetiva: es una interpretación razonada.
Cada lector podrá cuestionarla desde su propia mirada, siempre que evite los sesgos binarios que arruinan cualquier intento de análisis. Porque parecerá indulgente para los furibundos de derecha, o injusta para los furibundos de izquierda, y la descalificación será inmediata, como todo argumento con ellos. Por fortuna, los demás somos más, y esta lista es para invitar a la reflexión de esa mayoría:
- Frenar los contratos de exploración, en contra de la recomendación de su primer equipo económico, provocó una caída del 51 % en la inversión (Banco de la República, abril 2024). No se ha seguido un claro plan de transición energética y, al contrario, se han puesto trabas a proyectos de energías limpias. La decisión ha tenido un alto costo económico y sin beneficios ambientales importantes para el mundo (La Silla Vacía, 2024).
- Nombramiento de ministros que contaban con sus propios criterios a sabiendas de que no llegaría a acuerdos con visiones diferentes para favorecer al país: Ocampo, López, González, Gaviria. Sus reemplazos fueron menos técnicos, activistas, y todos con menos recorrido. (La Silla Vacía, 2024). Solo con un gran equipo se hace un gran gobierno.
- Nombramiento de Olmedo López en la UNGRD. Designó a este funcionario sin credenciales técnicas ni trayectoria ética, facilitando una red de corrupción en la compra de carrotanques y el uso indebido de fondos públicos para influir en congresistas. En contravía absoluta a sus promesas de lucha contra la corrupción.
- Nombramientos ideológicos sin idoneidad. Casos como Irene Vélez y Laura Sarabia evidenciaron una prioridad por la lealtad simbólica sobre el mérito. El resultado fue desconfianza institucional y daño en sectores clave como energía y relaciones exteriores.
- Congelamiento y reversa en los peajes.Congelar tarifas fue popular pero fiscalmente costoso. Reversarlo en menos de un año sumó un daño reputacional ante inversionistas y no resolvió el estancamiento del programa vial (La Silla Vacía, 2024).
- Tres reformas en una sola legislatura.Salud, pensiones y trabajo fueron lanzadas simultáneamente, con discursos de balcón, advertencias presidenciales y presión sindical. Esta estrategia elevó la conflictividad y aumentó las posibilidades de fracaso (La Silla Vacía, 2024).
- Reforma a la salud mal diseñada y mal ejecutada.Sin consenso ni transición técnica, el proyecto colapsó. Petro sacó a Gaviria, pero terminó con una reforma más cercana a su visión. El desgaste fue inútil y costoso (La Silla Vacía, 2023).
- Crisis por retaliación tras el hundimiento de la reforma a la Salud. Intervino aseguradoras como Sanitas y Nueva EPS, generando caos y desprotección. La improvisación afectó a maestros, afiliados y generó desconfianza generalizada (La Silla Vacía, 2024).
- Intervenciones institucionales reversadas por la Corte. Decisiones sobre EPS (Sanitas) que han sido revertidas por falta de sustento jurídico y técnico, revelando descoordinación y debilitando la legitimidad del Ejecutivo (ConsultorSalud, 2025)
- Ideas improvisadas sin sustento técnico. Propuestas como el tren elevado de Buenaventura a Barranquilla, el gas por cable desde Panamá (sin contar con una línea de transmisión de alta tensión), o un tren interoceánico desde China, fueron lanzadas sin explicaciones claras, sin estudios previos, y han desacreditado su palabra, su agenda energética y de infraestructura.
- Gobierno sin hoja de ruta clara. Ha mostrado desdén por su propio Plan Nacional de Desarrollo. Ha gobernado a punta de anuncios y subsidios sin coherencia estratégica ni sostenibilidad fiscal. La inversión estructural fue relegada.
- Entorno familiar comprometido. Su hijo fue investigado por enriquecimiento ilícito con fondos de campaña y su hermano sostuvo diálogos informales con presos. Petro no marcó distancia y los defendió públicamente, aumentando el daño reputacional.
- Movilizaciones con baja respuesta. Convocatorias repetidas que han terminado en movilizaciones débiles, incluso presuntamente financiadas o forzadas. El efecto fue contrario: exhibieron debilidad, no respaldo y se ha dejado contar (El País, América-Colombia, 2025).
- Manejo político del caso Leyva. Nombró como canciller a un personaje complicado y luego no supo gestionar su salida quien ha desatado acusaciones graves contra Petro, afectando su imagen.
- Nombramiento e injerencia de Alfredo Saade, otro personaje complicado según los que lo conocen. Su intromisión en la contratación de pasaportes sin competencia legal, provocaron la renuncia de Sarabia y una crisis interna evitable.
- Propuesta de consulta popular. “El día de la consulta, la oposición llamaría a quedarse en casa. Con eso, el Gobierno se dejaría contar y quedaría en evidencia que tiene pocas posibilidades de ganar en 2026. Sería un tiro en el pie, más aún si lo hacen el día de las consultas internas de los partidos”. (El País, América-Colombia, 2025). La historia enseña que los referendos o las consultas están condenados al fracaso.
- Propuesta de Asamblea Constituyente sin base legal ni política, contradiciendo su promesa de campaña y poniendo en entredicho la estabilidad institucional al plantear una constituyente sin respaldo jurídico ni social suficiente, alimentando la narrativa del autoritarismo (La Silla Vacía, 2024).
El país esperaba que el cambio comenzara con gestos concretos: cortar de raíz la corrupción en entidades como la SAE o la UNGRD, nombrar un gabinete técnico y plural, liderar con hechos la transición energética, mostrar logros reales en pobreza, salud, educación. Pero no hubo victorias tempranas. Y sin victorias tempranas, no hay confianza sostenida. Ni legitimidad para reformas difíciles. Ni permanencia para su proyecto político.
Ahora no puede decir que no lo dejaron. Pese a que pudo haber talanqueras impuestas por la llamada oposición, o el establecimiento que no quería ningún avance del progresismo, es innegable que los errores no forzados son demasiado numerosos, a los que nadie lo obligó. No fue el Congreso, no fueron los medios, no fue el “establecimiento”. Fueron decisiones propias, fallos de ejecución, excesos de improvisación, arrogancia política.
En tenis muchos partidos los gana el que comete menos errores no forzados. Petro no está perdiendo su partido por un contrincante brillante. Está perdiendo por sus propios errores. Ha jugado mal su oportunidad. Y la izquierda democrática, que por fin había llegado al poder, hoy enfrenta el riesgo de pagar ese precio histórico; en claro contraste, su mejor campaña con miras a las elecciones del próximo año hubiera sido la del éxito reconocido del actual gobierno. Petro no puede contar mayoritariamente ni con ese reconocimiento ni con la disculpa de que no lo dejaron.
Pero el partido no ha terminado. El presidente Petro podría hacer su propia reflexión y remediar con urgencia las causas de sus errores no forzados. Le queda una cuarta parte. ¡Juegue por Colombia, presidente Petro!


