Dos sorpresas completamente inesperadas se dieron en la décima jornada del Abierto de Estados Unidos después que el gran favorito al triunfo, el suizo Roger Federer, número uno del mundo, cayese eliminado ante el checo Tomas Berdych.
La osadía deportiva de Berdych hizo posible que Federer cortase una racha de 21 partidos consecutivos ganados en la programación de la jornada de noche del Abierto de Estados Unidos al caer eliminado (7-6 (1), 6-4, 3-6 y 6-3) en los cuartos de final.
Una marca histórica que será muy difícil de superar, algo que no le sirvió de consuelo a Federer que al concluir el partido reconoció que no ha sido su mejor noche y también que Berdych fue superior con su tenis, razón principal por la que perdió el partido y le impidió llegar a los seis títulos del Abierto y el decimoctavo de Grand Slam, en su carrera.
El rey del circuito profesional, campeón este año en Wimbledon y medalla de plata en los Juegos Olímpicos, que parecía había vuelto a la cima del tenis mundial para quedarse de nuevo, dejó la duda de si fue sólo una mala noche, o que comienza a perder protagonismo.
“Simplemente no jugué bien, no sé lo que pasó, pero mis golpes no fueron los mejores y nunca pude entrar en el partido”, reiteró Federer. “Es una pena, pero hay que seguir trabajando y ver todo lo positivo que ha sido el año para mi”.
Pero su eliminación en los cuartos de final por primera vez desde el 2003 sobrepasa el elemento “sorpresa” y más cuando se dio en el mismo año que Federer recuperó la cima de la clasificación de la ATP y ganó uno de los Grand Slam, como fue Wimbledon, algo que no hacia desde que consiguió el Abierto de Australia del 2010.
Tal vez lo que más sorprendió a los espectadores que llenaron la pista Arthur Ashe Stadium, de Flushing Meadows, fue ver una versión extraña de un Federer sin ritmo, sin seguridad en el saque, mucho menos en el revés y sobre todo en el golpe de derecha.
Mientras que en enfrente tenía a la mejor versión de un Berdych inspirado, seguro, centrado en su juego, saque potente y un resto demoledor, que le hizo mucho daño a Federer y le dejó también en evidencia que había llegado al partido muy espeso en su juego, que hizo cometer demasiados errores no forzados con su derecha.
Por si todo lo anterior no hubiese sido suficiente, Federer se encontró con un Berdych que sólo titubeó en el tercer set, el que perdió, el resto del partido, el instinto “ganador” lo tuvo siempre el jugador checo y por eso disputará sus primeras semifinales del Abierto de Estados Unidos ante el británico Andy Murray.
Antes, en la sesión se la tarde, el argentino Juan Martín del Potro eliminaba al estadounidense Andy Roddick, que desde el pasado jueves, en el día de su 30 cumpleaños había anunciado que el Abierto sería el último torneo que disputase como profesional.
Del Potro, como hizo en su momento con el ruso Marat Safin, se encargó de hacer de maestro de ceremonias de la despedida emotiva de Roddick, todo un caballero del tenis dentro y fuera de las pistas, que además siempre fue un favorito de los aficionados neoyorquinos.
“A-Rod” no pudo contener las lágrimas cuando abandonó el campo después de haber dado las gracias a todos los que le apoyaron y le permitieron ganar el torneo en el 2003, para ser el único de Grand Slam que logró de los 32 títulos que consiguió como profesional.
La derrota de Roddick entraba en los pronósticos y era la lógica, no sólo por el nivel de juego –inferior a la de Del Potro–, séptimo cabeza de serie, sino porque ya estaba anunciada.
El exnúmero uno del mundo no pudo alargar más la historia, a pesar de salvar un punto de partido con un saque ganador -una de sus mejores armas-, al final terminó cerrando su carrera profesional, con más de 600 victorias y asumiendo que su mejor tiempo dentro del deporte del tenis había pasado.
“Por primera vez no sé qué decir”, manifestó Roddick, antes de agradecer a su familia, grupo de trabajo y a los espectadores el apoyo ofrecido nada más concluir el partido de octavos de final.
Su reacción fue la misma que últimamente mostraba en el campo con su tenis, cuando no podía superar en los momentos decisivos a los mejores jugadores del circuito y por eso Roddick quiso ganarlos por última vez al enseñarles el camino de cuando se debe retirar un verdadero campeón y profesional.