Gustavo Petro apuesta por una “Bogotá del siglo XXI” en la cual se regulará la densidad y existirá una mezcla de suelos residenciales y comerciales. El trayecto para lograr una ciudad con índices económicos y de bienestar aceptables es largo y muy difícil.

Para la ONU, Bogotá requiere de una inmediata revisión de las densidades en diferentes zonas de la ciudad y gestionar modelos de movilidad congruentes con la población y las rutas de migración internas. Si bien esto significa que hay una expansión innecesaria en la ciudad y que lo mejor es concentrarse, hay que tratar de solucionar estos problemas porque influyen directamente sobre la generación de empleo y el movimiento económico.

Una de las críticas más fuertes es la estratificación de los barrios. Según la ONU Habitat, no se puede seguir viviendo por estratos porque eso divide y controla negativamente a una ciudad y por el contrario el Distrito tiene como deber generar conexiones entre los estratos y no separarlos.

“El Banco Mundial hizo un estudio que demuestra que densidades residenciales, bien manejadas, con buen transporte e infraestructura, generan densidades económicas. Y de las densidades residenciales y las económicas resulta el concepto de la densidad sustentable, pues la ciudad empieza a generar posibilidades de empleo. Cuando tienes bajas densidades hay tendencia a dividir los grupos sociales” comentó el Director de ONU Habitat en una entrevista previa.

Sobre la calidad de vida en las ciudades, las opiniones generalmente van en contra de la concentración de habitantes en las ciudades, cuando al parecer, al aumentar la densidad de habitantes en la ciudad genera equipamiento, los servicios cuestan menos y generan más, afectando positivamente al bienestar ciudadano. El problema es que deben ser bien administrados, darle un valor al suelo y hacer que la ciudad sea un territorio amigable para sus habitantes.