Lo más probable es que a muchos no les diga nada el nombre de MacArthur, y para nada es extraño, sobre todo en un país que ha abrazado el humanismo y la creencia que el hombre es el centro de todo y por ello tiene derecho a conseguirlo todo, a tenerlo todo.
John MacArthur fue un revolucionario, un pensamiento contrario a todo lo que hoy vemos como normal; a través de sus escritos no tuvo dudas en señalar lo equivocado de esta sociedad, una sociedad que decidió alejarse de Dios, negar a su creador y no reconocer la necesidad que tenemos de un salvador.
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Nacido en los Ángeles – California en 1939, sus padres Jack MacArthur e Irene MacArthur, el primero pionero de la predicación bíblica radial, fundador de varias iglesias, la segunda una mujer descrita como puro amor, con una honestidad y sensibilidad por los otros sobresaliente.
Pero que hace a este hombre especial?, bueno lo que lo hace tremendamente especial fue su voz y carácter, que se levantaron para decirle a la humanidad lo equivocado que estamos, para señalar que la visión que tenemos de nuestra existencia es equivocada; que no somos el centro del universo, que somos los únicos responsable de lo mal que esta sociedad está.
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Defensor de la vida; de la vida que nos ha sido dada, no por merecimiento, sino por misericordia. Contrario a todas las formas que hemos inventado para creernos con el derecho de quitarla, fue un acérrimo contradictor del aborto, y de cualquier cosa que busque justificarlo; para MacArthur resultaba escandaloso que ante semejante aberración de matar a un inocente en el vientre de la madre, existieran partidos políticos que no solo lo aceptaran, sino que también lo promovieran y defendieran.
Este hombre defendía lo correcto. Para él no se trataba de defender lo que subjetivamente definiéramos como correcto; todos sabemos que está bien y que está mal, decía. es un don con el cual nacemos, así que llamar a lo malo bueno y a lo bueno malo, no era más que la consumación de lo equivocado que estamos al creer que no existe ninguna verdad absoluta, puesto que, para esta sociedad, la verdad no es más que la percepción que cada uno tenga de un tema en particular. Que insoslayable error.
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MacArthur, fue un chapado a la antigua. Para él los padres tenían la responsabilidad de criar a sus hijos; no de cualquier manera, sino de criarlos haciéndolos obedientes, inculcándoles el deber de honrar a sus padres, estos debían ser premiados y galardonados si sus acciones eran buenas, pero también debían ser castigados cuando su comportamiento no era decoroso ni correcto.
En cuanto a la familia, no aceptaba la libertad que hoy se pregona de lo que llaman el matrimonio igualitario, para él, la familia estaba constituida exclusivamente por el hombre y la mujer, y aun que muchos pensamos así, a MacArthur se le debe abonar que tenía la valentía de decirlo. Para él el hombre tenía que proteger a la mujer y demostrarle amor, un amor gentil, un amor sacrificial, nunca exponerla a nada que le haga daño, procurando siempre su bienestar.
La mujer por otro lado, debía mostrar consideración y respeto por su marido, acompañarlo en todo, ser apoyo incondicional, la relación entre ambos no se trataba de imponer jerarquías, se trata de someterse el uno al otro y preguntarse diariamente, como podemos hacer feliz al otro, como podemos crear una especie de lugar celestial juntos y gozarnos el uno al otro.
Pero quien era realmente este hombre y de donde salían sus premisas? Pues bien este John MacArthur era un pastor cristiano, tal vez el más predominante de nuestros tiempos, una especia de Spurgeon en nuestro tiempo, un pastor crítico de la iglesia que busca su propio beneficio y se acomoda a este mundo, que se distrae con el objetivo de ser la más concurrida y la que más dinero recoge, crítico del sensacionalismo que busca llenar la necesidad del hombre.
Este era un pastor que no enseñaba nada diferente que lo que Cristo predicó, de allí venían sus enseñanzas, no tenía principios propios, todos provenían de la Palabra, la cual enseñaba con pasión y carácter. Este era un hombre de Dios que siendo útil para Su reino predicó y predicó y murió predicando.
Mucho más que decir sobre este hombre. Pero termino dándole gracias a Dios por este instrumento útil que nos permitió conocer la verdad, la verdad la cual todo cristiano conoce su procedencia.
Jefferson Mena
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