En los últimos 10 años el sicariato en Colombia creció en un 40%, pasó de 5.920 casos registrados en 2015 a 8.907 en 2024 y en lo que va corrido de este año, hasta el mes de agosto, se registran 6.035 personas asesinadas bajo esta modalidad que esta asociada a estructuras delincuenciales organizadas asociadas a las distintas rentas criminales, como el narcotráfico, la minería ilegal, el microtráfico, la trata de personas, la extorsión, entre otras.

Ahora, si se suman otras cifras reportadas por el Ministerio de Defensa, como los asesinatos de ciudadanos por delincuentes en medio de atracos (334) y por acciones de los grupos armados ilegales (367), se tiene que el 74% de los homicidios son ejecutados por organizaciones criminales, frente al 16% por riñas (1482) y en otras modalidades el 9% (837).
Este incremento del sicariato y otras modalidades, han incidido en el aumento del homicidio en el país. Según las cifras que reporta mes a mes el ministerio, los homicidios aumentaron en un 9,5% en los últimos 10 años y entre enero y agosto de este año el incremento es del 3%, comparado con el mismo periodo del año anterior, cifra que no coinciden con las reportadas por el Instituto de Medicina Legal que reporta incrementos por encima del 8% en lo que va corrido de este año.
Qué hacer frente al incremento del sicariato y de los homicidios
Definitivamente, estas cifras del Ministerio de Defensa plantean retos importantes respecto a las estrategias de seguridad para reducir la violencia homicida, que sin descuidar los problemas de convivencia que inciden sobre el aumento de este delito, orienten de manera decidida las acciones en contra de la criminalidad organizada y común.
Frente al sicariato, parece que no existe una estrategia estatal para enfrentarlo y reducirlo, de acuerdo con lo manifestado por el Ministro de Defensa Pedro Sánchez en el informe que publicó El Tiempo este domingo, titulado “En siete de cada 10 asesinatos en Colombia, las pistas apuntan a ‘oficinas de cobro’ de las mafias”. Según el Ministro “En 2003, la tasa de homicidios por sicariato era del 7 por ciento. Hoy en día ya llega al 67 por ciento. El sicariato, al que tenemos que ponerle atención para mirar cómo enfrentamos el problema, es un desafío supremamente importante; un reto que quedó en evidencia con el magnicidio del senador Miguel Uribe Turbay”.
Frente al incremento de los sicariatos y de los homicidios en general, es necesario contar con un plan antihomicidios que apunte a:
- Enfrentar este delito con la participación decidida de los organismos de policía judicial, en particular de la Fiscalía General de la Nación, para incrementar el nivel de esclarecimiento de los homicidios, que está en el 40%, es decir apenas se conoce a 4 de cada 10 homicidas y en la mayoría de estos casos solo dos están detenidos. Para esto se requiere incrementar de manera sustancial el número de investigadores judiciales de la Policía y de la Fiscalía, así como de fiscales especializados en este delito.
- Identificar, perseguir, detener y judicializar a los sicarios y demás asesinos. En el caso del sicariato, algunos de los asesinos son responsables de múltiples casos, sin que hasta ahora hayan sido detenidos y judicializados. Combatir el comercio ilegal de armas de fuego, ejercer control y decomisar armas ilegales y legales que portan los ciudadanos en los ciudades y territorios. No basta con la sola restricción al porte de armas de fuego que hoy existe, es necesario limitar ese porte con operativos permanentes en las calles.
- Ejecutar acciones contundentes de uso legítimo de la fuerza en contra de las estructuras criminales organizadas, en el marco del estado de derecho.
- Fortalecer el sistema carcelario y penitenciario. El hacinamiento, el control delincuencial de las cárceles y la reproducción de la violencia y la delincuencia que se genera en estos establecimientos, no se arregla solo con justicia restaurativa. Hay que acabar con la corrupción e ineficiencia del Inpec y la Uspec y mejorar las condiciones generales de reclusión en el país.
- Trabajar de manera cercana y permanente con las comunidades y territorios donde se concentra este delito. En los barrios no existe impunidad los vecinos saben quién mata, roba y comete otros delitos, y no denuncian por miedo a la retaliación de los delincuentes y porque no tienen confianza en las autoridades. En este campo debe darse una intervención integral del Estado en los territorios donde se concentra la violencia y la delincuencia, donde además de los organismos de seguridad y justicia, participen instituciones de desarrollo social.
- Frente a los homicidios y violencia por problemas de convivencia, hay que fortalecer y crear más organizaciones comunitarias, crear capital social que trabaje de la mano con las autoridades, promover y capacitar a los ciudadanos en mecanismos alternativos de solución de conflictos y contar con programa de justicia cercana a los ciudadanos.
Hugo Acero
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