Fueron muchos los pueblos que dominaron a Israel y que lograron arrebatarles sus tierras, tomando el control de las misma; pero por raro que parezca en esas etapas de la historia los Babilonios, los Medo – persas, los griegos y los Romanos más que interesados en conquistar tierras, estaban más obsesionados por dominar pueblos y expandir sus culturas.
Después de 70 años de cautiverio en Babilonia; en el año 539, Ciro el grande, quien era el líder de unos de los pueblos más poderosos del mundo conocido en esa época, Persia, conquistó Babilonia y de manera milagrosa, publicó un edicto en el cual ordenaba la libertad del pueblo judío. Esto de acuerdo con Josefo en Antigüedades judías, en el libro 11 y capítulo 1. Allí se confirma que el rey de Persia permitió el desplazamiento del pueblo judío nuevamente a Jerusalén, una vez allí, los judíos reconstruyeron su templo; este sería el segundo templo el cual, de acuerdo a la historia, fue terminado en el 516 A.C.
Mas tarde en el siglo IV, aparece Alejandro Magno; el cual después de una sorprendente campaña, logra que su ejército se convierta en el más poderoso del mundo. Con ello conquista gran parte del mundo conocido hasta la época y un poco más; entre sus víctimas aparece el reino de Persia, esta etapa se conoce en la historia como la época de la helenización.
Al morir Alejandro Magno, el pueblo de Israel queda bajo el control de sus generales. es así como aparecen en la escena los Tolomeo provenientes de Egipto, luego los Seléucidas de Siria, los cuales debidos al maltrato impuesto al pueblo y la falta de respeto a sus creencias, unida al sacrilegio de su templo, provocaron una gran revuelta de los judíos, la cual marcaría un nuevo capítulo en la historia de este pueblo; capítulo que desde entonces lo marcarían como un pueblo problemático para sus conquistadores futuros.
El responsable de la provocación fue el rey Antíoco IV Epífanes, al sacrificar un cerdo en el templo sagrado de los judíos. estamos hablando del año 165 A. C., de lo anterior da cuenta el historiador Eusebio de Cesárea.
Muchos años después surge Roma, por allá en el años 63; es allí donde aparece un general llamado Pompeyo, quien conquistó a los judíos y los convirtió en una colonia del naciente imperio. Para esa época ya había familias prominentes dentro del pueblo judío, uno de ellos era Herodes el Grande, quien compró los derechos al senado romano para ser el administrador, en nombre de Roma, del pueblo judío.
Herodes fue déspota, sus métodos siempre llevaban a la muerte a cualquier sospechoso de desobediencia a sus mandatos, pero también comprendió, que una de las tácticas para mantener al pueblo tranquilo pese a su mano dura, era respetándoles sus creencias. fue así como se dispuso, no solo a embellecer el templo, sino también a ampliarlo. Así lo describe Josefo en su libro Guerra de los Judíos, libro 5, capítulo 5.
Para ese entonces, lo que hoy llamamos Israel, como tierra perteneciente a un país, era conocido con el nombre de Judea, Samaria y Galilea; nunca Palestina. Así nos los hace saber un historiador romano llamado Tácito en su libro V; allí hace mención a Judea y la describe como un territorio habitado por un pueblo problemático y muy susceptible a no permitir que sus creencias fueran burladas.
Pero en el 70 D.C. los romanos bajo el liderazgo del General Tito, entraron a Jerusalén y volvieron escombros el templo y todo su esplendor. años más tarde, en los albores del años 132, una nueva revuelta se da lugar, esta se conoce como la revuelta de Bar Kojba, llamada así por el hombre que la propició, cuyo nombre era Simón Bar Cosiba. Sobre este nombre hay muchos rumores, algunos lo llaman héroe, porque para muchos trató de unir al pueblo judío con el fin de liberarlos de la opresión, para otros, solo era un fulano con ambiciones de emperador o en el peor de los casos, con ínfulas de Mesías.
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Lo poco que se conoce de él, proviene de las excavaciones realizadas en Igal Yadlin, y los documentos allí encontrados. así mismo de relatos de historiadores como Diocasio y Eusebio.
Pero qué provocó la insurrección?, Pues bien, como lo habíamos mencionado anteriormente una de las tácticas que muchos de los regentes de este pueblo utilizaban, era el aparente respeto por sus costumbres, lo que no hizo el emperador Adriano; este emperador prohibió las prácticas religiosas de los judíos. después de la destrucción del templo, fundó una ciudad sobre sus ruinas llamada Aelia Capitolina.
Durante esta revuelta y por un tiempo considerable, el pueblo judío logró recuperar una gran parte de su territorio de las manos de Roma, pero al ver esto, Roma reaccionó duramente y envió a sus tropas, las cuales estaban siendo dirigidas por el general Julio Severo.
En el 135 D.C., y producto de una barbarie nunca antes vista, el pueblo judío fue sometido nuevamente. así lo podemos leer en el libro 69 del historiador Casio Dion, llamado Historia Romana.
Como resultado de la retaliación Romana, muchas aldeas desaparecieron; la brutalidad del ataque dejó algo más de 500.000 muertos, pero el peor castigo, fue la prohibición a los judíos de habitar Jerusalén. este intento de independencia para muchos, y de estupidez para otros, marcó el último amago realizado por el pueblo de Israel de obtener su independencia política, y dio paso al desplazamiento de millones de personas a otros países, esta condición se extendió por más de 2000 años.
Jefferson Mena
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