Ir al contenido principal

Horarios de atención

De lunes a viernes:
8:00 AM – 5:00 PM

Whatsapp: (+57) 317 599 0862
Teléfono: (+57) 313 7845820
Email: [email protected]

Confidencial Noticias 2025


Por: Universidad Central – Concentrika Medios

La seguridad se ha consolidado como uno de los temas más sensibles en la actualidad colombiana, cada vez son más los actos vandálicos que se presencian en el país y situaciones como el secuestro, el robo, el tráfico de drogas y los asesinatos, día a día se pasean por las secciones de noticias como si de acontecimientos naturalizados se tratara.

En este contexto, se percibe una contradicción entre las cifras oficiales y la percepción ciudadana, dado que, aunque los indicadores han disminuido, el temor y la visibilización de actos delictivos parecen aumentar, de manera tal que, uno de los fenómenos más interesantes en el análisis de la seguridad urbana es justamente la brecha que existe entre las estadísticas oficiales y lo que los colombianos sienten en su día a día.

Una barrera con la realidad

Según un reporte entregado por la Presidencia de la República, los homicidios se encuentran a la baja en comparación con años anteriores, pues entre enero y febrero del 2025 se reportaron 1.990 homicidios, un 3,1% menos que los registrados en el mismo lapso durante 2024, pero la percepción de la ciudadanía cada día empeora más, y con ello se abre una puerta gigante por la cual muchos políticos podrían pasar para apalancarse, de cara a las elecciones que se celebrarán el siguiente año.

Esta brecha no es producto de la irracionalidad ciudadana y por el contrario, responde a factores complejos que incluyen experiencias personales o cercanas de victimización, la visibilidad de ciertos delitos en el espacio público, la confianza en la policía, y la información que circula tanto en medios tradicionales como en redes sociales. En épocas electorales, esta brecha tiende a ampliarse pues la información sobre seguridad se politiza, las cifras son objeto de debate y controversia, y además, los ciudadanos enfrentan el desafío de discernir entre datos objetivos y narrativas electorales.

Es importante también considerar que la percepción de seguridad no se limita a la probabilidad estadística de ser víctima de un delito, sino que incluye dimensiones tales como la libertad de moverse por la ciudad sin miedo, la confianza en que las autoridades responderán efectivamente ante una emergencia y la sensación de que los espacios públicos son seguros para todos los ciudadanos.

Un enemigo, una solución

A lo largo de la historia política colombiana, diversos sectores han encontrado en el miedo una herramienta eficaz para consolidar poder, este tema trasciende colores políticos, pues ambos extremos se han visto involucrados en esta estrategia, la derecha con el discurso del «enemigo interno» y la mano dura; la izquierda mediante la narrativa del Estado persecutor; el centro con advertencias sobre extremismos. El denominador común es la construcción de un adversario amenazante que justifica medidas excepcionales y garantiza adhesión ciudadana.

En el país, esto se materializa en campañas que exageran cifras de criminalidad, difunden rumores sobre «invasiones» de migrantes y a su vez satanizan la presencia de los mismos dentro de nuestra comunidad, criminalizan la protesta social o presentan ciertos sectores como focos de peligro. Durante períodos electorales, los candidatos compiten por demostrar quién representa la mejor barrera contra amenazas que ellos mismos ayudan a construir.

El resultado es una ciudadanía en alerta permanente, cuyas decisiones políticas son moldeadas por la ansiedad más que por la deliberación racional, y el miedo se convierte en el principal activo político, hipotecando la posibilidad de un debate electoral basado en argumentos, evidencias y visiones de país que trascienden la lógica de la amenaza.

Pero esta estrategia del miedo no funciona en solitario. Requiere de amplificadores que la hagan llegar a cada hogar, a cada conversación cotidiana, y es ahí donde los medios de comunicación entran en escena.

El máximo accionista

Los medios de comunicación juegan un papel fundamental en la construcción de la percepción de seguridad y durante períodos electorales, la cobertura de hechos delictivos tiende a intensificarse, no solo por el interés genuino en informar, sino también porque estos temas generan audiencia y se conectan directamente con el debate político del momento.

En la actualidad el tráfico con noticias relacionadas a la inseguridad que se vive en el país ha aumentado y es que solo basta con poner este término en herramientas proporcionadas por Google para encontrar que es uno de los temas más buscados en las ciudades capitales, con una frecuencia de 100 búsquedas por hora.

(Cifras tomadas de Google Trends el 24 de octubre del 2025)

La repetición constante de noticias sobre hurtos, atracos y homicidios crea un efecto de saturación que amplifica la sensación de inseguridad, independientemente de lo que digan las estadísticas oficiales. Este fenómeno no ocurre en el vacío, tiene consecuencias medibles en la salud emocional de la sociedad y en la manera como los ciudadanos se relacionan con su entorno y con las instituciones que deberían protegerlos.

Efectos secundarios

Según un análisis realizado por El País, la crisis de seguridad y la percepción que tienen las personas sobre la misma, está llevando a que se propague una nueva oleada de pesimismo colectivo. Más de un tercio de los ciudadanos considera que el orden público es el peor problema del país, alcanzando niveles de alarma que no se veían desde hace una década, dato que está acompañado por una encuesta realizada por el medio, en donde se afirma que el 89% de los consultados considera que la inseguridad está empeorando, una percepción que ha erosionado la confianza en las instituciones y transformado el miedo en el eje vertebral del debate político nacional.

Este estudio también revela que en las principales ciudades del país, la inseguridad aparece como la preocupación dominante, desde Barranquilla donde el 62% la señala como principal problema, hasta Bogotá con 57,8% y Cali con 48,4%. Este clima de ansiedad permanente no solo determina la aprobación de gobernantes, sino que contamina la percepción general sobre el futuro del país, generando un terreno fértil para que cualquier actor político que prometa «mano dura» o soluciones inmediatas encuentre eco en un electorado desesperado por recuperar la tranquilidad perdida.

Pero más allá de las cifras agregadas y los porcentajes nacionales, ¿qué sienten realmente las personas en su vida cotidiana? ¿Cómo se materializa este pesimismo en las experiencias concretas de los ciudadanos?

La gente y sus sensaciones

Desde Concéntrika se realizó una entrevista a 2 personas de distintas edades y estratos socioeconómicos, y se encontró que la percepción de seguridad parte también del caos generado en distintos ámbitos cotidianos, que refuerzan la sensación de falta de garantías en seguridad para las personas, esto naciendo premisa afirmaciones tales como: «En 2 horas ya está en la calle de nuevo» como efecto de desconfianza en las decisiones del sistema de justicia.

Por otro lado, también se entrevistó al experto en seguridad Andrés Macias, que nos brindó un análisis haciendo énfasis en que para el ciudadano del común la definición de seguridad no es muy clara, también hizo referencia a que para las elecciones del año 2026 es mejor que los electores comiencen a distinguir los campos de acción del gobierno, alejando la idea de inseguridad ciudadana de la percepción de seguridad nacional.

Para estas situaciones se presenta una solución con instrucciones claras para mostrar la contundencia del Estado y recuperar la confianza de la ciudadanía, tal como ha sucedido, por ejemplo, con el gobierno de El Salvador, en donde ejecutar una campaña mediática mostrando acciones puntuales realizadas en pro de la seguridad, logró darle la vuelta a la percepción de seguridad en los ciudadanos.

Según el medio Voz de América, la percepción de seguridad en El Salvador pasó de tener un registro negativo de 66% a ubicarse actualmente en una percepción positiva de 88%, desde el 2016 hasta la actualidad,  convirtiendo al país en uno de los más seguros de América Latina.

Pasos a seguir

Ante este panorama de percepción distorsionada, miedo instrumentalizado y pesimismo colectivo, surge la pregunta de siempre, ¿qué hacer? Colombia enfrenta el desafío de construir un debate electoral sobre seguridad que trascienda la instrumentalización del miedo y se ancle en evidencias y soluciones realistas. Esto requiere que los medios de comunicación asuman su responsabilidad en la construcción de percepciones equilibradas, y que los ciudadanos exijan a los candidatos propuestas concretas con indicadores medibles y rendición de cuentas que vayan más allá de promesas de mano dura.

La seguridad no se resuelve únicamente desde la fuerza pública y requiere una aproximación integral que aborde las causas estructurales, partiendo desde la desigualdad, falta de oportunidades y debilidad institucional. Los próximos gobernantes deberán entender que la confianza ciudadana se recupera con acciones tangibles y transparencia en la gestión, rompiendo el ciclo donde el miedo gobierna las decisiones electorales.

Una carrera por disputar

Dentro del marco del congreso de la ANDI, se llevó a cabo realizado el pasado 14 de agosto un debate con los precandidatos a la presidencia, donde se les preguntó sobre la manera en la que su posible gobierno abordará la seguridad del país y las respuestas tomaron distinto caminos, una de las que más llamó la atención fue la del candidato Roy Barreras quien afirmó que: “Colombia no se va a arrodillar a los criminales”. Las declaraciones mostraron su posición frente a la situación de seguridad, pero no revelaron acciones concretas para sustentar.

Caso contrario al de Enrique Peñalosa, quien declaró: “tiene totalmente paralizada a nuestras fuerzas armadas”. Y afirmó que Colombia necesita la construcción de más cárceles y darle un nuevo papel de fuerza a las autoridades para que los ciudadanos recuperen la confianza en las mismas. Con esto, se podría pensar que Peñalosa podría proponer una campaña a la de Bukele, eso sí, sin tener en cuenta la diferencia entre los contextos de ambos países.

Colombia merece líderes que construyan seguridad desde la convivencia y el fortalecimiento del tejido social, no desde el discurso que divide y atemoriza. La elección está en manos de una ciudadanía que debe decidir si vota desde el pánico o desde la esperanza de un país verdaderamente seguro para todos.

Si quiere ampliar el contenido, recuerde que en el canal de Youtube de Concéntrika Medios podrá encontrar un podcast con la opinión de todos los integrantes respecto a este tema, además, en la plataforma Confidencial Noticias se publicará un reporte audiovisual con más detalles de este tema.

PORTADA

El presidente Gustavo Petro Urrego sancionó la ley Artes Al Aula, que establece que las artes deben incorporarse de forma transversal en los procesos pedagógicos de las instituciones educativas, con el fin de fortalecer las competencias ciudadanas, el…
Quienes están promoviendo la convocatoria a la consulta en marzo de 2026 en el llamado Frente Amplio, no están muy contentos con la idea del excongresista Roy Barreras de invitar al excandidato presidencial y opositor del gobierno de Gustavo Petro, Miguel…
La Cámara de Representantes aprobó en cuarto y último debate el proyecto de ley que buscaba la aprobación de la Convención Internacional contra el Reclutamiento, la Utilización, la Financiación y el Entrenamiento de Mercenarios. El Proyecto ahora pasa a…
El Consejo Nacional Electoral reconoció la personería jurídica del Pacto Histórico, como resultado de la fusión entre los partidos Comunista, Unión Patriótica y Polo Democrático. De esta manera el Pacto Histórico se convirtió oficialmente en un partido…
El Gobierno nacional radicó hoy en el Congreso de la República el Proyecto de Ley “por medio del cual se penaliza de manera autónoma el tráfico, la fabricación, el desvío y el porte ilegal de fentanilo y sus análogos”. “Este es un proyecto de ley…