“Bendito paladar” nuevo libro de monja colombiana

La hermana Lilana, una monja colombiana que vive en un convento español de clausura desde hace 12 años, acaba de publicar junto a otra religiosa, sor Beatriz, “Bendito paladar”, con las recetas que han elaborado en las dos temporadas del programa que han tenido en un canal de televisión.

Las religiosas, que confiesan que no se han acostumbrado ni a los focos de la televisión ni a la popularidad, defienden una cocina a base de recetas sanas y de bajo coste.

Ayudadas en esta ocasión por sor Consuelo, que aporta su sabiduría en la elaboración de ensaladas, presentaron hoy en España su segundo libro, “Bendito paladar” (BuenasLetras), con más de 160 recetas.

Las monjas Concepcionistas Franciscanas de Segovia (centro de España) están dedicadas a la contemplación y a la oración deahí que eso de la popularidad lo consideren como un paréntesis en sus vidas que no les interesa demasiado.

Sor Liliana, de 27 años, que llegó al convento hace 12 años, ya trabajó en otro proyecto editorial y televisivo, “Delicias celestiales”, sólo de postres, junto a sor Beatriz.

La más joven de la orden en Segovia habla de la publicación, en la que se incluyen, además de dulces, platos salados, pescados, carnes, frutas, postres y, por supuesto, las ensaladas de sor Consuelo, leonesa, de 82 años, que ingresó en el convento a los 17.

Sor Liliana y sor Consuelo, señalaron a Efe que no les gusta ponerse delante de micrófonos y objetivos, pero, con desparpajo, aclaran: “Nos hacemos a ello”.

Todo sea por el convento, solo con nueve religiosas, y por obtener recursos para su mantenimiento en una época difícil que también van sorteando vendiendo postres en la portería y elaborando encargos de comida para llevar.

La clave del éxito de sus recetas es que son muy sencillas de elaborar y baratas, porque, asegura sor Liliana, “hay que enseñar a la gente a que coma sano”.

Recetas hay para rato, todas de cocina española, aportadas a lo largo de los años por las monjas llegadas desde diversas partes del país, porque, como recuerda sor Liliana, cuando entró en el convento no sabía ni hacer un arroz.

Pero el panorama no es nada halagüeño para continuar con la promoción de la gastronomía, monjas mayores y escasas vocaciones, lo que lleva a estas religiosas a asegurar que no volverán a televisión, aunque no descartan sacar algún libro más.

Estas hermanas ponen mucha alegría y amor, y trabajan “sin lujos, como hijas de San francisco, con el voto de pobreza”, desde que suena la campana, a la que llaman la voz de Dios.

Con EFE