En el estado de Texas, los cinco candidatos aún en contienda por la nominación republicana para disputar la presidencia de Estados Unidos se reunieron en un debate que más bien pareció una encerrona contra Donald J Trump, el magnate que lidera la contienda electoral.

Los primeros ataques como ya es costumbre vinieron de parte de Ted Cruz, cuando dijo: “en 2013, cuando yo estaba liderando la lucha contra la leyes de amnistía [de inmigrantes], ¿dónde estaba Donald Trump? Él estaba despidiendo a Dennis Rodman en El Aprendiz (programa de tv)”. Además, lo acusó de ser un republicano falso que adora apoyar económicamente las campañas de los demócratas, entre ellos Carter, Joe Biden e incluso a los Clinton.

No obstante, las peores agresiones vinieron del senador Marco Rubio quien puso en duda la honorabilidad de Trump en aspectos como la contratación de empleados ilegales y la de tener problemas con las declaraciones de impuestos, esta última haciendo un claro eco de las palabras de Mitt Romney, el último candidato republicano a la presidencia y que perdió con Obama la pasada elección.

El magnate trató de responder pero esta vez no lo logró. Contra las acusaciones de Ted dijo; será usted tan odioso que no tiene el respaldo de un solo senador republicano, debería estar avergonzado por eso».

Contra Rubio la respuesta fue más fuerte, pero insuficiente: “en mi trabajo he contratado a decenas de miles de personas. Usted no ha contratado a nadie. Usted lo único que ha tenido es problemas con sus tarjetas de crédito”. Además, y quizás con toda razón, lo describió como un político hipócrita que dice una cosa y vota por otra.

Otra ronda interesante de intercambios se dio cuando se habló de los latinos. En este caso la periodista enfrentó a los tres candidatos que puntean las encuestas; Trump, Cruz y Rubio.

Al primero le aclaró que no es cierto que los latinos lo amen, como él dice continuamente, y para probar su punto citó la encuesta de Univisión que muestra que de cada 4 latinos consultados, 3 afirman no gustar de Trump. A lo que el magnate replico con un simple; “ellos –los latinos- me aman”.

Al segundo y al tercero los confrontó acerca de su posición inexplicable y traicionera frente a los 11 millones de latinos que, como lo hicieron sus padres –los padres de Rubio y el papa de Cruz-, llegaron a Estados Unidos sin papeles para trabajar, pero con el deseo de encontrar un futuro mejor. Desafortunadamente para el electorado latino, ninguno de los dos candidatos resolvió la pregunta y ambos evadieron el tema.

Sea cual sea el resultado de las votaciones a celebrarse el 1 de marzo en el bien llamado súper-martes una cosa quedó clara anoche : que el candidato a atacar de ahora en adelante es Donald J Trump.