El conjunto azulgrana acaba con hechizo que duraba más diez años sin poder vencer en el estadio de la Real Sociedad. Los culés fueron muy superiores a pesar de que tuvieron que acabar sufriendo en el final para aguantar el resultado. La victoria por la mínima le deja con medio pie en la siguiente ronda de semifinales.
Pocos campos se le han hecho tan malditos al Barcelona en los últimos años como Anoeta. Una década llevaba el conjunto blaugrana sin poder vencer en San Sebastián. El estadio de la Real Sociedad ha sido testigo en los tiempos recientes de varias de las debacles más importantes de los culés. Cada vez que pisaban la casa de los txuri urdin era sinónimo de infarto para los seguidores azulgrana.
Pero la maldición llegó hasta donde quiso Neymar. Su gol de penalti puso fin al hechizo donostiarra. Fue un Barça aplicado, contrario a lo que viene demostrando durante la campaña actual. Centrados en el trabajo sin balón, no dejaron jugar a gusto al que hasta ahora ha sido el conjunto revelación de España. En Liga salvaron la tormenta de milagro, pero el guión en Copa ha sido otra cosa. El Barça no dio opción a su rival.
Los donostiarras culpan de esto a las malas decisiones arbitrales y, si acaso son justas estas quejas, no se equivalen con los argumentos que pusieron ambos equipos sobre el campo. El Barça fue superior, la Real apenas intimidó el arco de Cillesen. En la primera parte. Porque en la segunda, con la salida de Iniesta, fue otro cantar. El encuentro entró en un vértigo donde las ocasiones se sucedieron para una y otra parte, pero ninguno pudo mover el marcador de donde estaba.
La victoria, aunque sea por la mínima, le concede una ventaja notoria al Barcelona para pasar la ronda y acceder a las semifinales del campeonato. Aupados en Neymar y en un bloque más sólido de lo que han sido hasta ahora en la campaña pusieron su candidatura firme par la Copa.