El periodista Daniel Coronell publicó una investigación en la que afirma que la exsecretaria del Defensor era víctima no solo de acoso laboral, sino también sexual por parte del funcionario.
“El defensor del pueblo, Jorge Armando Otálora, no solo la sometió a abusos laborales de palabra sino que la acosó sexualmente por dos años hasta su renuncia a la entidad”, está es la denuncia que publicó el reconocido periodista Daniel Coronell, en su columna del 23 de enero titulada “El acoso no era solo laboral, también sexual”.
Con estas acusaciones se revive el capítulo que a finales de 2015 acaparó la atención de los medios cuando la, en ese entonces, secretaria privada de Otálora, Astrid Helena Cristancho Palacio renunció a su cargo argumentando que no podía soportar más los malos tratos y las agresiones de su jefe.
En la carta de renuncia que fue compartida a través de diferentes medios de comunicación, Astrid escribió:
“Usted sabe que al principio puse límites que creía necesarios cuando usted me insultaba o me gritaba. Hoy, más de dos años después, eso nunca ha dejado de pasar (…) Usted sabe que su mal genio y su incapacidad para controlarse son casi permanentes y muchas veces por hechos insignificantes. (…) Los gritos que usted emitió dentro y fuera de la oficina son escalofriantes y me han mantenido en zozobra todo el tiempo”, dice la misiva.
En el documento la hoy exsecretria además de detallar las razones por las que tomó la decisión, dejó entre ver que algo más grave era lo que la impulsaba a renunciar.
Casi al final de la misiva, Astrid escribió: “No me cabe más miedo en el cuerpo ni en el corazón”, lo que para el periodista Daniel Coronell era un indicio de que había algo más en sus declaraciones:
“Una frase me llamó especialmente la atención: “No me cabe más miedo en el cuerpo ni en el corazón”. Sentí que algo no totalmente dicho, pero profundo y doloroso estaba ahí. Días después, la doctora Astrid Helena Cristancho recibió una amenaza escrita para que se callara si no quería someterse al desprestigio personal y al ostracismo profesional. Ella entabló la denuncia correspondiente”.
Los argumentos de Coronell no solo son las declaraciones que él asegura fueron dadas por Astrid, sino que en el artículo revela chats en los que evidencia la manera como Otálora hacía insinuaciones que no tenían nada que ver con asuntos laborales y que de acuerdo con la publicación: “Como ella no accedió a sus insinuaciones tuvo que soportar mayor maltrato laboral”.
Además Coronell revela fotos de contenido sexual explícito las cuales, según el artículo, fueron enviadas por Otálora a Astrid. En la imagen se ven las piernas de un hombre desnudo, la mano izquierda empuñando el pene, mientras se toma la selfi con la derecha.
En su columna Daniel aclara que la denuncia no se conoció antes debido a que Astrid sintió miedo por las repercusiones que esto le podría generar. Y afirma que en repetidas ocasiones intentó comunicarse con el funcionario para conocer su versión de los hechos, pero esto no fue posible.
“Las pruebas se siguen acumulando contra el abusador que ostenta el cargo de defensor del pueblo sin que ninguna autoridad haga nada por detenerlo”, concluye el artículo.