Fin al visionario de la F1 para recuperar la esencia

Bernie Ecclestone abandona a los 86 años de edad la F1, dejando un legado polémico en sus últimos años. Este hijo de pescadores, al que su pasión por el automovilismo lo llevó a crear y controlar el mayor negocio del mundo del deporte, no deja a nadie indiferente. Su historia es el ejemplo de la creación de una macrofortuna gracias a su astucia para divisar el negocio antes que nadie y su habilidad para convencer a todos de sus planes.

Ecclestone entró por primera vez en la F1 en 1957. Adquirió el equipo Connaught, un conjunto bastante humilde, y a la vez se adentró en el mundo de la representación de pilotos. Su primer apoderado fue Stuart Lewis-Evans, el cual empezó primero en su equipo para más tarde cambiar a otra escudería sin dejar de estar manejado por Bernie. La relación llega a su fin con la muerte del piloto en el GP de Marruecos de 1958, hecho que provocó que Ecclestone perdiera todas sus aspiraciones de correr, no sin embargo su pasión por seguir cerca del mundo del motor.

Con el tiempo fue ampliando su cartera de clientes. Su joya llegó a ser Jochen Rindt, malogrado piloto que falleció en GP de Monza y único campeón hasta la fecha a título póstumo. Ecclestone no perdió las ganas de adentrarse en la F1. Siguió comprando participaciones en equipos hasta tener el suyo propio en 1972 con la adquisición de la escudería Brabham.

Es en los 70 donde se el magnate empezó a diseñar en su mente el plan que le sirvió para volverse el dueño absoluto de la F1 hasta el día de ayer, cuando se anunció su salida definitiva. Es en esos años, en 1974, cuando alinea a todos los equipos del paddock para crear la FOCA -Asociación de Constructores de la F1-. Ahí, Ecclestone se da cuenta de que el sistema comercial de la F1 estaba bastante obsoleto y que existía una franja por la que colarse y poder apoderarse de todo ello.

Al terminar el GP de Japón de 1976, donde se decide el único título de James Hunt, se percata de que los organizadores de cada circuito eran los mismos que se encargaban de negociar con las televisiones para su retransmisión. Ecclestone crea entonces la FOPA, Formula One Promotions and Administration, con la que adquiere los derechos de todos los circuitos del año y pasa a negociar un acuerdo completo con todas las cadenas. En ese momento llega a ofrecerles incluso a todos los equipos integrantes del paddock una participación en el negocio a cambio de una mínima cantidad. Estos, ingenuos e inconscientes del poder que iba a suponer esta operación a largo plazo, ignoraron su propuesta. Con el tiempo se darían cuenta del imperio que forjó Bernie a raíz de este momento.

Este fue el primer paso de Ecclestone para crear el gigantesco negocio que es hoy en día la F1. Un deporte que junta a más de 400 millones de espectadores cada fin de semana y que pasó a conocerse como el ‘Gran Circo’. Bernie se convirtió en amo de este buque, controlando decisiones con aspecto comercial hasta las más puras reglamentarias.

Su plan llevó a la F1 a lo que es actualmente. Nadie puede negar que durante todo este tiempo gestó la obra en la que se ha convertido hoy en día. Sin embargo, también ha sido culpable, sobre todo en los últimos años, del declive en el que ha caído este deporte. Todo comenzó en los 90, cuando Ecclestone llega a un acuerdo con su amigo íntimo Max Mosley, presidente de la Federación Internacional de Auomovilismo, por el cual este adquiría los derechos comerciales que pertenecían a las escuderías a cambio de un mayor reparto de dinero. Básicamente pasaron los derechos que tenía la FOCA para conformar un nuevo organismo que se conocería como FOM -Formula One Managemente- con el único objetivo de ser el dueño absoluto del ‘Gran Circo’. El acto, de dudosa legalidad, se consumó cuando en el año 2000 Mosley le cede dichos derechos a Ecclestone a cambio de una cantidad irrisoria, 360 dólares.

Desde este momento, Ecclestone tiene barra libre para comerciar a su libre voluntad. Crea su monopolio, generando varias compañías satélites que se conformarían como los dueños de la F1. Su imperio tiembla cuando en 2004 varias empresas financieras -entre ellas el banco alemán Bayerische Landesbank y las estadounidenses J.P. Morgan Chase y Lehman Brothers- intentan hacerse con el control de una de ellas, SLEC. Ecclestone responde rápidamente y se organiza un plan por el cual un fondo de inversiones británico, CVC, termina adquiriendo las participaciones del banco Bayerische Landesbank sobre SLEC. Así consiguió mantener alejados a los ‘buitres’ para seguir manejando a sus anchas la F1.

Sus decisiones desde entonces no han hecho más que ir de mal en peor. Los cambios reglamentarios en los últimos años que han llevado a este deporte en una competencia cada vez menos atractiva para los espectadores, la elección de países poco preparados para acoger el evento, la perdida de circuitos emblemáticos en los últimos años… Todas estas son decisiones que han llevado a una pérdida masiva de audiencia en los años recientes. Su salida, después de más de cuatro décadas como amo absoluto del Gran Circo, llevará a la F1 a una nueva etapa que se abrirá a la modernidad sin perder la esencia clásica que lo mitificó durante todo este tiempo.

Un Gran Circo al gusto de los seguidores

Es ahí donde entra el grupo Liberty Media. El grupo de medios estadounidense, liderado por John Malone, que ha adquirido el 100 por cien de las accioens de Delta Tepco, matriz de la F1. Liberty Media también tiene en su propiedad al equipo de béisbol Atlanta Braves. Dispone de una inversión del 27% en Chanter Communicatios, del 53% de las acciones de Sirius XM Radio, Inc., y del 26% de Live Nation Entertainment Company. También ha invertido en Viacom y Time Warner, Sprint Corporation y Barnes & Noble, entre otras.

El objetivo de este nuevo dueño de la F1 es transformar el deporte automovilístico en una nueva era más moderna que lo devuelva al esplendor que lo ha caracterizado durante tantos años. Entre las medidas que piensan tomar, se encuentra la de retransmitir también los eventos por internet, generar en torno al GP del fin de semana un festival que dure toda las semana previa, devolver los circuitos míticos. Su objetivo fundamental es recuperar la emoción a la pista. Traer de vuelta la velocidad para una competencia que ha caído mucho en los últimos años.