Antes de entrar a discutir el cuarto punto de la agenda -el problema de los cultivos ilícitos-, tercero en el orden, ‘Iván Márquez’ admitió que las Farc cobran ‘impuestos’ y “hacen regulación a las transacciones realizadas por los campesinos” que negocian la coca con narcotraficantes. También mostró la intención de proponer una discusión entorno “a la raíz del problema” para que de esta manera se puedan construir, según el subversivo, “propuestas comprensivas y ajustadas a la realidad de la problemática social”.
En un comunicado que se desglosan nueve puntos, el líder del grupo negociador de la guerrilla recalcó que el problema de las drogas no es el “de campesinos productores de ‘cultivos ilícitos’ frente a los cuales debe imponerse la política criminal del Estado”, sino que debe verse de una manera “consustancial al modo de producción capitalista y, en especial, a sus formas criminales”.
De la misma manera recordó que el auge de este negocio se generó por “las demandas crecientes por nuevas fuentes de acumulación y rentabilidad, en el contexto de la crisis capitalista mundial de 1974-1975”. Y continuó explicando que gracias al “consumo proveniente de los países del capitalismo central, en especial, de Estados Unidos y Europa” genera una rentabilidad nunca antes alcanzada.
De acuerdo con esto, ‘Iván Márquez’ señaló que “el narcotráfico debe considerarse esencialmente como una empresa capitalista transnacional de carácter criminal”.
Por otra parte, las Farc hacen un recuento del inicio de la guerra contra las drogas, frase que pronunció por primera vez el presidente estadounidense Richard Nixon y que el grupo insurgente cree que fue “un diseño geopolítico imperialista, que adquiere mayor sentido y contenido luego del derrumbe del “socialismo realmente existente” en la Unión Soviética y Europa Oriental” con el fin de de tener un “nuevo enemigo que justificara la persistencia de los elevados gastos en seguridad y defensa, y posibilitara nuevas formas de la injerencia y la intervención militar”.
A su vez, defienden a la hoja de coca basándose en estudios que revelan grandes propiedades medicinales para “la diabetes, la obesidad, la gingivitis, inhibe células cancerígenas, atenúa la hipertensión; y se considera como fertilizante natural” y afirman que la satanización se debe a “los usos capitalistas que los terminaron convirtiendo en componentes esenciales de un proceso de producción de altísima rentabilidad: el de cocaína”.
Dentro del comunicado se puede leer que el campesinado se acercó al cultivo de la coca gracias a “la imposibilidad de acceder a la tierra por la alta concentración de la propiedad latifundista y por el ejercicio secular de la violencia contra el campo”.
‘Márquez ‘relató por qué las Farc, de acuerdo a su gran presencia histórica en zonas donde se vive este fenómeno, no prohíbe el cultivo de la base del alcaloide: “no teníamos ni el derecho ni la vocación de volvernos contra la población con miras a prohibirle la única alternativa de que se derivaba su pírrica subsistencia”.
El tema de la estrecha relación de los paramilitares con el narcotráfico, lo atañe a la “resistencia de Marquetalia” que dejó nuevas “formas del terrorismo de Estado al participar activamente en la conformación” de estas organizaciones. Asimismo, añadió el líder guerrillero, trajo el glifosato que viene contaminando “la vida humana, vegetal y animal” con el apoyo de los Estados Unidos y de la mano del “fracasado Plan Colombia”.
El comunicado finaliza aseverando que este problema “no puede ser resuelto por la vía militar”, e insiste en señalar que se debe trabajar “desde la perspectiva de la salud pública y políticas contra el lavado de dinero”.