Los indígenas del mar Caribe

La palabra raizal se cuela por todos los medios de comunicación. Marchas por todo el país promueven hacer caso omiso al fallo que se produjo en La Haya y todo un país debate sobre cayos, mares y demás temas costeros. La realidad de un pequeño terreno en el medio del Caribe, empieza a importarle a una Colombia que siempre la ha visto con la espalda.

La palabra raizal retumba en los medios de comunicación. “La comunidad raizal está muy preocupada por los de más de 70 mil kilómetros cuadrados de mar que dejaron de pertenecer a Colombia”. De inmediato, la primera pregunta que sale volando de la boca de millones de habitantes continentales es: ¿Qué es un raizal?

La palabra raizal es la manera como define la cultura característica propia del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. En términos más específicos, los indígenas del mar Caribe.

Ya desde el siglo XIX, a pesar de que Colombia aseguró la soberanía política sobre las islas, nunca se preocupó por una integración cultural a la vida nacional, dentro de todo, era algo con lo que los nativos no tuvieron problemas ya que vivían sin ninguna intromisión ‘”paña” (nombre que se les da a los continentales).

Con la Constitución de 1886 y la separación de Panamá, empezó un nuevo proceso de inclusión nacionalista llamado “Colombianización”. Esta colonización cultural consistía en promover el uso del idioma castellano y la conversión de su identidad religiosa protestante a la del catolicismo.

El momento clave en este proceso de “Colombianización” se da luego de que en 1953, el General Rojas Pinilla declaró a San Andrés como puerto libre. Esto es algo que los raizales nunca olvidan, lo recuerdan con mucha tristeza y como el inicio de una reconfiguración social de la isla que ellos nunca pidieron.

Colombia seguía llevando sus demonios al mar. El principal tema por el que el país lleva más de 50 años en guerra, fue trasladado a 26 kilómetros cuadrados en el Caribe. Los isleños empezaron a perder tierra, se vieron engañados por muchos continentales recién llegados quienes les ofrecieron carros y objetos de valor superfluo a cambio de sus terrenos. La vieja historia de los espejos a cambio del oro.

Los raizales empezaron a empobrecerse lentamente, la gran mayoría de sus tierras ya estaban en poder de los recién llegados y poco a poco toda la comunidad nativa estaba siendo marginada a lo escaso que iba quedando de su propio hogar.

Por otra parte, gracias a la creación de leyes que promovían la movilización de colombianos al archipiélago, empezó a presentarse el problema de la sobrepoblación, lo que en la actualidad es una de sus principales dificultades. San Andrés ya es una de las islas más densamente pobladas del mundo: más de 70 mil personas -algunos dicen que 130 mil- viven en 44 kilómetros cuadrados, es decir más de 1.500 personas por kilómetro cuadrado.

Las consecuencias de estas leyes apenas vinieron a tratar de ser disminuidas en 1991, la Oficina de Control de Circulación y Residencia (OCCRE) dictaminó un decreto en el que prohíbe a los continentales quedarse a vivir libremente en las islas.

Por todos esto problemas, muchos raizales se han reunido para formar AMEN-SD (Archipelago Movement for Ethnic Native – Self-Determination), movimiento nacido en 1999 y que declaró la “independencia” de San Andrés. Lo hizo en medio de una marcha por las calles del archipiélago con la venia de algo más de siete mil personas. Durante esa movilización muchos participantes quemaron la bandera de Colombia e izaron la de la nación raizal.

Razón tiene en pedir Corine Duffis, una de sus creadoras, un “territorio indígena, autóctono, raizal; además autónomo y autogobernado”, entendiendo que es la única manera de que este pueblo pueda sobrevivir a los vejámenes que el Estado centralista lo ha sometido.