Real Madrid campeon Mundial de Clubes

Real Madrid se proclama campeón del mundo sufriendo ante un rebelde Kashima, que dignificó con un buen partido la derrota de Nacional en la anterior ronda. Un hat trick de Cristiano y sobre todo la labor de un inspirado Benzemá arreglan la noche, que se les complicó más de la cuenta ante los japoneses.

El Real Madrid tuvo que sudar gota gorda para proclamarse campeón del mundo. El rebelde Kashima volvió a poner contra las cuerdas al favorito e intentó dar un golpe de estado ante el campeón de Europa. Los japoneses tuvieron una actuación más que digna frente a todo un Real Madrid, lo que también acredita un poco más la derrota de los verdolagas contra estos indóciles japoneses.

Cristiano Ronaldo salió en el cartel como el mejor de la noche. Sus tres goles bien pueden justificarlo pero no contarían toda la verdad y menos aún la lección de ‘9’ versátil que dio Benzemá. El delantero galo despertó en Japón y dio la razón a todos los que afirman que es el referente perfecto para el equipo blanco. Además de abrir el marcador con un gol de astucia en el área, fue el enlace constante con el frente de ataque.

El Madrid se durmió en la comodidad que le otorgaba su superioridad en la posesión de la pelota y padeció las consecuencias poco antes de llegar al descanso. El revés llegó de la mano de la estrella japonesa Shibasaki, que aprovechó con una sutil volea el lapsus que sufrió Varane en el área.

Al descanso, Zidane les ajustó las tuercas a sus jugadores a los que también seguramente James les recordaba lo que podía suponer relajarse frente a los japoneses. Los del Kashima son como una mosca que no cesa en su empeño de molestar, siempre pegados en la presión y manteniendo un ritmo intenso con un trabajo solidario en los noventa minutos. Su correcto trabajo táctico llegaba a recordar a la Corea que se rebeló contra los grandes en el Mundial de 2002.

El Real Madrid solo conseguía sobreponerse gracias a la fluidez en la circulación de Modric y Kroos, siempre con una sombra japonesa que no les permitía recibir en la posiciones que ellos preferían. El trabajo de Benzemá sobresalía para ayudar a los dos volantes y el Madrid comenzó el mismo bombardeo que realizó Nacional en su momento con el mismo efecto: los remates siempre se estrellaron contra el arquero Sohagata o salían desviados.

La desesperación se acrecentó con la segunda delicatessen de Shibasaki. La estrella de Kashima retrató la parsimonia de la defensa merengue con una jugada aislada que él mismo se fabricó y culminó con un zurdazo ajustado al poste de Navas. El gol reflejó el relax del Madrid, desde un Keylor que pudo hacer bastante más en ambos tantos.

Una falta de intensidad que no tuvieron Lucas Vázquez y Benzemá en ataque. El canterano logró el premio a la insistencia y en una de las internadas al área provocó el atropello de la defensa de Kashima. Cristiano no falló desde el punto de penalti.

El Real Madrid siguió insistiendo sobre la portería de Kashima pero las ocasiones falladas y el pasar de los minutos comenzaron a atenazarles las piernas, con la pesadilla de Nacional contra los japoneses en la mente. En los últimos minutos este trauma terminó por dominarles y acabaron pidiendo la hora para llegar a la prórroga. La flor de Zidane volvió a aparecer para desviar los remates claros de los asiáticos.

Kashima perdonó a la bestia y en la prórroga esa bestia de nombre Cristiano le devoró con un doblete. El portugués aprovechó en el primero otra clarividencia de Benzemá entre líneas, que le cedió el gol en bandeja, y fusiló a Sohagata por bajo. Instantes más tarde se hacia con un balón sin dueño en el área para volver a romper las redes del arquero nipón. Esa es la nueva versión de Cristiano, la del cazador que te mata sin parecer en el radar.

Su hat trick arregló la noche y le concedió un nuevo título a los blancos. Zidane suma y sigue con su fútbol cada vez con menos amantes pero con más títulos en la vitrina -ya lleva tres en menos de un año. Anoche volvió a estar presente la suerte que lo ha acompañado durante todos estos meses, de la misma forma se olvidó del talento de James que una vez más sufrió el incomprensible castigo del banco.