En una primera parte fantástica, Real Madrid no fue capaz de marcarle a un Paris Saint-Germain, que no aprovechó el ingente número de bajas con las que se presentaron los blancos en el Parque.
El Madrid entró al Parque de los Príncipes ya perdiendo. Tenía para empezar el partido un jugador menos disponible que el Paris Saint-Germain. El PSG tenía once en el campo y siete en el banco; el Madrid, once en el campo y seis en el banco. Estaba también sentado Kovacic, pero no servía.
De repente estaba lesionado. Es decir, si el Madrid tenía ya varias bajas, se sumó una más el mismo día. Y por tanto, el sustituto natural de Modric no jugó, ni el original tampoco de inicio. Benítez tuvo que inventarse un once novedoso, nunca visto y que si hubiera tenido un poco más de acierto, le habría salido de maravilla.
El genio croata estaba recién salido de una lesión lo suficientemente grave como para no estar ya en el campo semana y pico después. Así, Benítez decidió variar ligeramente el sistema táctico del Real Madrid. Del 4-4-2 pasó aun claro 4-2-3-1, donde vimos una de las mejores versiones de Isco Alarcónen toda la temporada.
Y esto se produce por una sencilla razón: Isco jugó en su sitio, donde debe jugar, donde sabe hacerlo. Detrás de los delanteros tiene la libertad para moverse, acercarse al centro del campo, a las bandas, arriba. Participar siempre con el juego asociativo, ese es su estilo. Con él en su lugar natural y las bandas bien abiertas con Jesé y Lucas, el Madrid embotelló al PSG.
No era lo que podíamos esperar ‘a priori’ en este partido. La única baja que tenía el PSG era David Luiz, que dependiendo del día, de cómo se despierte, puede ser una ausencia muy sensible o una alegría para cualquier entrenador. Marquinhos es un pedazo de central y no se notó que no estaba el ex del Chelsea.
Es decir, Laurent Blanc tenía a 10 de sus 11 jugadores titulares disponibles. No así el Madrid. Lo normal es que con esa situación el PSG tuviera más el balón, más iniciativa, y que el Madrid, con las tres flechas arriba, buscase el contragolpe. Pues nada de eso, más bien al contrario.
Dominó el Madrid todo el primer tiempo y buena parte del segundo. Blanc tiene un centro del campo muy bueno, pero es muy bueno para jugar a una cosa y esa cosa no es dominar a un grande. No lo ha hecho nunca. En Francia sí, pero cuando tiene que jugar contra los Barça, Chelsea o Real Madrid es imposible que domine posicionalmente. Thiago Motta, Matuidi y Verratti no juntan demasiada calidad individual.
El único es el italiano, pero en pocas ocasiones ha demostrado estar a la altura en estos casos. Es decir, que era indiferente tener arriba a Ibrahimovic, Cavani y Di María, porque no les llegaba la pelota.
Otro partido sin marcar de Cristiano
Pero este Madrid tiene un problema con el gol. Y no es que le falten, sino que no los sabe esparcir en diferentes partidos. O se hincha un día a marcar tres, cuatro o seis, o no marca ninguno. No le faltaron ocasiones en la ciudad del amor, pero no fue capaz de transformarlas.
Desde ese pase de baile que fue el amago de Kroos para asistir a Jesé, a la pelota cruzada de Cristiano en el segundo tiempo. El PSG dio bastantes más pases que el Madrid, según esas molonas estadísticas que ofrece la UEFA, pero no creó prácticamente nada de peligro.
El Madrid no necesitó marear tanto la perdiz para atacar, intimidar y que el torpedo que lanzase se fuera al agua sin alcanzar al portaviones. Pólvora mojada, puntería desafinada. Lo que se quiera, pero no rompe a marcar. Cristiano, de hecho, volvió a quedarse a cero una vez más, y eso que donde estaba viendo puerta con relativa facilidad era en la Champions League.
No lo parece, pero hay banquillo
Donde más se notó la diferente situación física global entre uno y otro fue en el banquillo. El Madrid, con un futbolista cojo sentado con los demás suplentes, solo hizo dos cambios. Benítez no se atrevió a darle minutos a Borja Mayoral ni a Marcos Llorente, pero sí se los dio a Luka Modric.
¿Fue un riesgo que jugara? Probablemente, pero tampoco se le vio resentirse. Cómo se sienta después de este ratito que ha jugado será ya otra cosa. El Paris, en cambio, pudo introducir a Lucas Moura, Javier Pastore y Ezequiel Lavezzi. Una locura que no sirvió nada más que para un par de carreras y para que aCheryshev casi le dé un infarto con una pérdida que creaba un contragolpe mortal que tuvo que parar y llevarse amarilla.
La moraleja que puede obtener el Madrid de este partido es que no sonarán mucho los nombres de los chicos estos que salen a sustituir a los buenos, peroJesé y Lucas Vázquez son muy buenos. No ha marcado el Madrid, pero no se les debe juzgar solo por eso.
Las ocasiones han sido creadas en su mayoría por estos chicos que piden paso a Benítez a gritos. No lo tendrán cuando vuelva Benzema, cuando vuelva Bale, cuando vuelva James, pero ahí están, para cuando haga falta. Y como post scríptum, el PSG es un equipo mucho más vulgar de lo que parece, un Manchester City a la francesa. El Madrid dará por bueno este empate, porque siempre ha sido bueno sumar un punto en París, pero pudo ganar y debió ganar.
Ficha técnica:
0 – Paris Saint-Germain: Trapp; Aurier, Marquinhos, Thiago Silva, Maxwell; Verratti (Lavezzi, m.80), Thiago Motta, Matuidi; Di María (Pastore, m.67), Ibrahimovic y Cavani (Lucas, m.66)
0 – Real Madrid: Navas; Danilo, Sergio Ramos, Varane, Marcelo; Lucas Vázquez, Casemiro, Kroos; Isco (Modric, m.69), Ronaldo y Jessé (Cheryshev, m.73)
Árbitro: Nicola Rizzoli (ITA), amonestó a los locales Matuidi, Verratti y Aurier y a los visitantes Sergio Ramos, Cheryshev y Lucas Vázquez.
Incidencias: partido de la fase de grupos de la Liga de Campeones disputada en el Parque de los Príncipes de París ante unos 48.000 espectadores.