Un autogol de Mosquera, en una pelota lanzada de forma brillante por Ómar Pérez, le da el primer título del año a los cardenales. El equipo de Costas repitió el guión que lo llevó hasta el título liguero del pasado año. Con más trabajo táctico que fútbol, se proclaman campeones ante un DIM que ni siquiera alcanzó a intentarlo.
Santa Fe volvió a hacerlo. De nuevo se llevó un título con la ley del mínimo esfuerzo. De nuevo con un gol a balón parado. Hasta tal punto llevan al límite está máxima, que son los rivales ya incluso los que se hacen ellos mismos goles. Ni siquiera le hace falta intervenir en estas lides. Son los enemigos los que claudican por aburrimiento. El fútbol del equipo de Costas no se enseñan en la escuela, pero es eficaz como una máquina.
Los cardenales arrancan el año como lo culminaron. Sin fútbol, pero con copas. Se llevaron la Superliga gracias a una pelota quieta puesta de manera maestra por el profesor Ómar Pérez. El cerebro amagó en el golpeo y la paradinha se la comieron desde la defensa del Poderoso hasta el asistente, que se tragó un fuera de juego claro. La pelota rebotó en la mano de Andrés Mosquera y se coló en valla de Gónzalez, confundido también en el desorden.
Los cardenales solo habían llegado en dos ocasiones previas con peligro. Un cabezazo endeble de Stracqualursi en el primer periodo y una pelota franca que remató desviada Roa en el segundo, con todo a favor. Hicieron poco, pero fue más que el rival. Se agazaparon una vez más bien en defensa y en el DIM ni siquiera Quintero tenía las luces encendidas.
Son la clase de encuentros en los que el equipo de Costas se mueve como pez en el agua. Con pocas emociones y juego bronco a lo ancho. Los cardenales, que ya saben vivir en esta incertidumbre como nadie, se mantenían convencidos de que el gol llegaría en una pelota quieta o en una segunda jugada suelta. Aguardaron la esperanza y su fe tuvo la recompensa.
Con el autogol de Mosquera, ya solo quedaba esperar a la fiesta. Con merecimiento se impusieron de nuevo a un rival que propuso incluso menos sobre el campo. Podrán seguir discutiendo su estilo y Santa Fe seguirá ganando. Pocos en Colombia pueden vencerlos en trabajo táctico y esfuerzo.