A pesar de la incomodidad que puede generar el tener que hacer una larga fila para ingresar al Centro Comercial Gran San en el sector de San Victorino en Bogotá, los ciudadanos no dejaron de acudir a su reapertura, luego de estar cerrado durante tres meses por la emergencia que obligó al aislamiento obligatorio para evitar un mayor contagio del Covid 19.
Muchas personas en Bogotá, especialmente las que viven en estratos 1,2 y 3 en las diferentes localidades, esperaban ansiosamente que se abrieran las puertas del Centro Comercial Gran San, no solamente porque en este lugar es posible comprar ropa a buenos precios, sino además porque mueve gran parte de la cadena económica en la ciudad.
A partir de ahora, para ingresar al Gran San es necesario hacer fila, registrar los datos personales, permitiendo además que el personal de seguridad y administrativo del Centro Comercial tome la temperatura a cada uno de los visitantes, quienes además deben aplicarse gel antibacterial en las manos. Todo esto como medida de bioseguridad.
La jornada de reapertura del Gran San no fue nada fácil para su gerente general Yansen Estupiñán, quien debió evitar cualquier vacío en la operación del día 17 de junio, que evitara que los funcionarios de la Alcaldía de Bogotá que se encontraban en el lugar pasando revista, provocara un cierre indefinido del centro comercial.
“Ha sido un día bastante particular. Iniciamos nuestra labor a partir de las 5 de la mañana para dar marcha a la preparación de la reapertura del centro comercial. A las 10 de la mañana se abrió las puertas al público y sobre las 11:30 se atendió a los funcionarios del Distrito para firmar un pacto entre la Alcaldía, vendedores informales y el centro comercial, con el fin de dejar claro cuáles son los compromisos que a partir de la fecha tendrá cada parte”, explicó Yansen.
El gerente del Gran San, al igual que las personas que trabajan con él, junto con los propietarios de los locales, visten un impermeable azul oscuro, tapabocas y demás elementos de bioseguridad para prestar la debida atención a los compradores. Todos tienen claro que deben poner de su parte, si desean que este lugar continúe siendo un motor de la economía en Bogotá.
De lo anterior es testigo la señora Yadira León, dueña del local Sharik moda, en donde comercializa ropa para dama: “este día ha sido emocionante porque lo estábamos esperando desde hace más de dos meses. Fue emocionante ver a la gente haciendo fila para entrar a comprar”.
Adentro todo operó con normalidad y hubo una fuerte vigilancia ejercida por Yansen para que nada fallara y todo funcionara al pie de la letra. Para esto mantuvo una constante comunicación con cada una de las personas que tiene a su cargo, quienes le ayudaron en la supervisión.
Afuera sucedía todo lo contrario. La aglomeración de los vendedores ambulantes que se ubican en el andén de la carrera décima, en la esquina del centro comercial, demostró una vez más, que si no todos ponen de su parte, el esfuerzo que se hace desde adentro del Gran San, será inútil.
“Hay unos vendedores informales que no son los de San Victorino, que vienen del 20 de Julio, Kennedy y de otros sectores de Bogotá a hacer su agosto, generando desorden en las afueras del Gran San. Los 600 comerciantes ambulantes del sector, firmaron el pacto y están siendo ubicados en la Manzana 22”, asegura Yansen, bastante preocupado por esta situación que se vive afuera del edificio y que escapa a su control y que son responsabilidad de las autoridades de Bogotá.
El gerente a pesar de la felicidad que le produce el abrir las puertas del centro comercial Gran San a los bogotanos, está bastante temeroso por la responsabilidad que tiene de hacer cumplir con las medidas necesarias para evitar que el lugar se convierte en un nuevo foco de contagio en la capital del país.
Con la reapertura del Gran San se viene una nueva logística que en acuerdo con el Distrito, se le ha denominado como “El Trasnochón”, una nueva jornada que irá los martes y viernes a partir de las 4 de la tarde y cerrará a las 12 de la noche, con precios especiales para los compradores y que hará que los ciudadanos vuelvan a acudir sus instalaciones, con el ánimo de adquirir los productos que allí se venden y que indudablemente reactivará la economía en los estratos 1, 2 y 3 de Bogotá.