Un inspector de Policía ha autorizado el desalojo de un grupo de indígenas embera que están acampados en el Parque Nacional, en el centro de la capital, Bogotá, desde hace semanas en condiciones insalubres.
Antes del desalojo, que tendrá que llevarse “usando la menor fuerza posible”, la Unidad de Víctimas tendrá que evaluar las necesidades de las personas acampadas, proceso que tendrá lugar entre este viernes y este sábado. Asimismo, las autoridades colombianas tienen que garantizar a los indígenas una vivienda digna transitoria.
Por su parte, el director de la Unidad para las Víctimas, Ramón Alberto Rodríguez Andrade, ha denunciado que los embera no han permitido llevar a cabo la evaluación de sus necesidades.
“Ha sido imposible el ingreso”, ha lamentado, antes de especificar que han pedido a la Fiscalía interceder para “poder ingresar”. “Esperamos que la comunidad nos permita el ingreso con nuestros profesionales para adelantar el proceso de caracterización y articular toda la oferta institucional para darle cumplimiento al plan de retorno”, ha añadido.
La concejal de Bogotá, Lucía Bastidas, ha declarado que el desalojo es “una buena decisión” y ha destacado que, por la ocupación, “se ha afectado (…) el entorno, dañaron árboles, cogieron de baño público el río Arzobispo”. “Hay que ponerle límite a esas actuaciones deliberadas de los indígenas que están pescando en río revuelto”, ha agregado.
“Se ha dado oferta institucional, se han respetado los derechos de los indígenas y se tienen que seguir respetando, pero deben desalojar el Parque Nacional de Manera pacífica”, ha remachado.
Los indígenas embera son un pueblo amerindio que habita en algunas zonas de la región del Pacífico y zonas adyacentes de Colombia, el este de Panamá y el noroeste de Ecuador. Son unas 350.000 personas.