El hogar de gatos abandonados, en Kennedy, donde ‘Emilio’ se salvó

Nadie sabe con certeza en qué hogar nació, muchos menos quiénes fueron su padres. Tampoco se conoce cómo fueron sus primeros días de vida.

De Emilio lo único que se conoce es que lo encontraron abandonado en un parqueadero de un conjunto residencial de la localidad de Kennedy, al suroccidente de Bogotá, en estado agonizante, luego de que lo sumergieran en ácido para acabar con su vida.

Emilio, por disposición médica, estuvo recluido durante once días en cuidados intensivos en una veterinaria del sector. El ácido con el que fue atacado le ocasionó destrucción en sus tejidos y le afectó algunos músculos y el torso. Por fortuna, la pronta atención ayudó a que las lesiones no fueran tan severas.

Mientras el animal se debatía entre la vida y la muerte, muchos de los residentes llegaron a sugerir que lo más recomendable era aplicarle la eutanasia. «Es preferible una muerte indolora a una vida de sufrimientos», argumentaba la gente. Sin embargo, doña Yolima nunca perdió la fe en que su gatito se iba recuperar. Quería verlo como a los demás de su especie, haciendo travesuras y correteando ratones.

«Yo sé que se va a mejorar y va a ser un gato igual que el bandido de ‘bigotes’», respondía cada vez que le interrogaban por el animal.

Si bien es cierto que Emilio logró sobrevivir, cierto es también que el ataque de sus homicidas dejó huellas en su comportamiento. Sus instintos felinos se han visto opacados. No es un animal osado como otros que buscan la independencia. En sus comportamientos se advierte a un peludo nervioso.

El renacer de Emilio

Hoy este personaje que estuvo muy cerca de la muerte, vive una vida tranquila en medio de las dificultades propias del encierro. El cariño que su ama le profesa es igual al que ella comparte con cerca de setenta y cinco (¡75!) gatos más que han sido abandonados por sus dueños y que gracias a la labor de esta mujer han encontrado un hogar.

Son mirringos a los que la alcaldía local de Kennedy ayuda con parte de la alimentación, y la otra restante, corre por cuenta de doña Yolima y tres personas más que con recursos propios velan por el bienestar de los animales.

 

«Aquí tenemos una colonia entre setenta y cinco y ochenta gatos que fueron abandonados por sus dueños. Algunos de ellos, han hecho buenas migas con los vecinos, quienes en las noches les permiten pernoctar en sus apartamentos y en el día, salen a tomar el sol», cuenta la mujer.

Pero, ¿cómo hacen para alimentar a un ejército de animales con instintos felinos ?

La respuesta es muy sencilla: ‘hacen vaca’, como se dice en el lenguaje popular. Con recursos propios, diariamente compran entre tres y cuatro kilos de comida que juiciosamente les reparten en la mañana y a la puesta del sol.

Este mismo ejercicio se hace cuando hay que prestarle atención médica a los gatitos. Por ejemplo, cuando Emilio tuvo que ser hospitalizado, los gastos fueron atendidos por doña Yolima y algunas otras personas.

Una esperanza. 147 mil millones de pesos se destinaron para la atención. Ahora vivirán mas bonito.

Doña Yolima, que apenas tiene para sobrellevar su vida, pero que a veces preferiría no comer ella con tal que sí lo hagan sus 70 gatos, estaba ayer feliz, porque el nuevo Plan de Desarrollo de Bogotá, representa un alivio para su vida y sus acompañantes.

Ella se enteró por las noticias que la concejal Andrea Padilla Villarraga, hizo incorporar al Plan de desarrollo de la ciudad la obligación de la Administración Distrital de ayudar a proteger a los animales.

La concejal Villarraga, presidenta de la Comisión del Plan, en efecto logró que la corporación aprobara un capítulo para la protección de los animales.

Villarraga fue elegida por los amantes de los animales del Bogotá y no se trata de un cuento para hacerse elegir. Es que su tesis doctoral como abogada (Los Animales al Derecho) plantea desde lo jurídico lo que debe ser el respeto y la protección de los animales.

Porque había escuchado hablar de la concejal y porque supo que la Alcaldía y el Concejo aprobaron estos conceptos en el Plan de Desarrollo de la ciudad, doña Yolima, la protectora de los 75 gatos en Kennedy, amaneció hoy muy feliz. Y asegura que con la ayuda que seguramente va a recibir de la Alcaldía gracias a la concejal Villarraga, va a lograr que otros gatitos como Emilio, que son maltratados, puedan tener una vida feliz.

Escrita por el periodista Alfonso Peña