Final con ‘toque, toque’ de política y populismo

La final del fútbol colombiano evidenció que la política permea todo a su alrededor. Claudia López y Daniel Quintero, alcaldes de Bogotá y Medellín exigiendo la retransmisión del partido en lugares masivos por tratarse de un tema de interés público y Álvaro Uribe Vélez reunido con el crack colombiano, James Rodríguez, deja en claro como el deporte de pasiones y multitudes se convierte en el oportuno vehículo para repotenciar a las ‘figuras’ de la cosa política criolla. Esto va más allá de gambetas, goles y campeonatos.

¿James, el nuevo fichaje del Centro Democrático? Parodiaron en las redes sociales con la repentina visita del jugador a la finca El Ubérrimo. Una jugada estratégica para ser tendencia en medios digitales, despertar emociones y promover la imagen del Partido Político de su líder, Álvaro Uribe, quien adelanta una agenda de correrías por varias regiones, lo que infiere arar el terreno para las elecciones de octubre en las que se eligen gobernaciones, asambleas, alcaldes, concejos y ediles. James y Uribe, la delantera perfecta para posicionar cualquier proyecto.

Mover pasiones y emociones por medio de voces de exfutbolistas apoyando ideologías, partidos o movimientos e incluso figuras políticas en el ámbito nacional e internacional es uno de los motores del nacionalismo, y varios Gobiernos han sabido aprovecharlo. “Hace un año el Tino Asprilla escribió en su cuenta de Twitter: Apoyar a Uribe es un acto de responsabilidad social. Y recientemente Eduardo Pimentel, dueño del Chicó Fútbol Club, dijo: “No contrato mamertos, solo uribistas”, reseñó Revista Semana en una de sus ediciones digitales.

Y si de jugadas estratégicas en aras de levantar imagen y popularidad hablamos, los alcaldes de Bogotá y Medellín son los cracks para aprovechar las mínimas oportunidades originadas alrededor de cualquier tema especialmente si está en medio el joven, el beneficio tácito para él y su importancia como nicho electoral de la izquierda en campañas políticas. Un equipo bogotano y uno paisa, con los seguidores más robustos en cantidad en el rentado colombiano fueron la disculpa para exigir la retransmisión de la final. Lograron su cometido con gritos, amenazas y un discurso conciliador ad-portas del partido y el clamor pasional del hincha. Les metieron un golazo a todas las autoridades del fútbol.

Estos dos alcaldes, que están seriamente cuestionados por sus resultados en la administración y gestión de las dos ciudades capitales más importantes de la Colombia eufórica por la política ideológica y el fútbol regional, tienen según la última encuesta de             Invamer, sendas desfavorabilidades en rojo (Claudia López, aprobación del 33%, Daniel Quintero, aprobación del 36%), siendo este último el alcalde más impopular de Medellín desde 1994. Con estos saldos en rojo es apenas obvio suponer un contragolpe mediático para sintonizarse con la opinión pública y sus más cercanos seguidores. Recuerden que estás dos figuras públicas buscarán campaña presidencial en años bien cercanos. ¡Que salga el diablo y escoja!

“Algunos filósofos y escritores parecen haber acertado al decir que todo es político, o por lo menos que todo es atravesado por ella. Por supuesto, el fútbol no puede ser la excepción, y aunque a veces no sea tan explícito, detrás de un partido pueden moverse muchos intereses o poderes”, recalca el artículo citado arriba. En Colombia, el politiquero, el populista, el político profesional, el político corrupto, incluso el político barrial olfatea como perro de caza las oportunidades para alcanzar los mejores réditos, o mejor, como dijo en su cuenta de Twitter, el conocido periodista deportivo, César Augusto Londoño: “siempre las autoridades haciendo populismo con el fútbol”, en referencia a las exigencias de los alcaldes de Bogotá y Medellín.

Dicho todo lo anterior y como todo un amante en bruto del fútbol nacional e internacional, lo más sano para esta industria es tratar al máximo de alejar a los hinchas, directivos, clubes y jugadores en actividad de cualquier acercamiento con todos los partidos, movimientos y figuras políticas para generar en gran parte un verdadero “juego limpio”. Los gobiernos, en cambio, deben empezar a generar verdaderas políticas públicas para canalizar por medio de una ley la transmisión de uno o dos partidos en cada fecha del rentado nacional en la televisión estatal como sucede en Argentina y otros países, para lograr un equilibrio con los consumidores y los dueños del negocio.

Edgar Martínez Méndez Es Asesor, Estratega, Periodista, Reportero, Redactor Y Especialista En Diversas Formas De Comunicar.

@EdgarMMDircom