Un hongo marino es capaz de descomponer el polietileno, que es el plástico que se encuentra en el fondo del mar, siempre que haya sido expuesto a la radiación ultravioleta de la luz solar.
Los investigadores, entre otros, del NIOZ (Royal Netherlands Institute for Sea Research) han publicado sus resultados en la revista científica Science of the Total Environment. Esperan que muchos más hongos que degradan el plástico vivan en las partes más profundas del océano.
El hongo Parengyodontium album vive junto con otros microbios marinos en capas delgadas sobre los desechos plásticos del océano. Los microbiólogos marinos del NIOZ han descubierto que el hongo es capaz de descomponer partículas de polietileno (PE), el plástico más abundante de todos los que han acabado en el océano.
El hallazgo permite que el hongo se una a una lista muy corta de hongos marinos que degradan el plástico: hasta ahora solo se han encontrado cuatro especies. Hasta ahora se sabía que había un mayor número de bacterias capaces de degradar el plástico.
Los investigadores fueron a buscar los microbios que degradan el plástico en los puntos calientes de la contaminación plástica en el Océano Pacífico Norte. De la basura plástica recogida, aislaron el hongo marino cultivándolo en el laboratorio, en plásticos especiales que contienen carbono marcado.
La autora principal Annika Vaksmaa del NIOZ, dijo en un comunicado: “Estos llamados isótopos 13C permanecen rastreables en la cadena alimentaria. Es como una etiqueta que nos permite seguir a dónde va el carbono. Luego podemos rastrearlo en los productos de degradación. Lo que hace que esta investigación sea científicamente sobresaliente es que podemos cuantificar el proceso de degradación”.
En el laboratorio, Vaksmaa y su equipo observaron que la descomposición del PE por P. álbum se produce a una tasa de aproximadamente el 0,05 por ciento por día. “Nuestras mediciones también mostraron que el hongo no utiliza gran parte del carbono proveniente del PE al descomponerlo. La mayor parte del PE que utiliza P. álbum se convierte en dióxido de carbono, que el hongo excreta nuevamente”. Aunque el CO2 es un gas de efecto invernadero, este proceso no es algo que pueda suponer un problema nuevo: la cantidad de CO2 que liberan los hongos es la misma que la que liberan los humanos al respirar.