Los obispos de la Subcomisión para la Acción Caritativa y Social de la Conferencia Episcopal Española (CEE) han avisado de la “crisis energética y alimentaria” como consecuencia de la guerra en Ucrania.
“La guerra en Europa nos ha sorprendido a todos y ha puesto sobre la mesa la profunda interconexión entre la seguridad energética, el riesgo de un conflicto armado y el peligro de destrucción de toda forma de vida, que ya diagnosticó hace casi 60 años San Juan XXIII”, señalan los prelados.
Así lo afirman en un mensaje publicado este jueves de cara a la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación que se celebrará el próximo 1 de septiembre.
En el escrito, titulado ‘Crisis energética, paz y cuidado de la creación’, y consultado por Europa Press, los obispos alertan de que “se ha puesto en cuestión la paz internacional y se están provocando graves daños a la casa común”.
“Hay una interdependencia evidente entre los atentados contra la paz y su incidencia en la casa común, en el orden de la Creación. Cuando ya estaba naciendo un cierto consenso para afrontar los problemas de fondo de la humanidad en el orden energético y en el orden alimentario, con la guerra se ha puesto en peligro el equilibrio en la disponibilidad de recursos alimentarios para numerosas poblaciones”, subrayan los prelados.
En concreto, advierten del riesgo al que se enfrentan importantes poblaciones de los países más pobres, pues son preferentemente los que se están viendo “especialmente afectados por las múltiples crisis sanitarias, geopolíticas y climáticas”.
Citando a los expertos, en su reciente Informe sobre Desarrollo Sostenible del año 2022, los obispos indican que el camino para superar el delicado momento actual se resume en “paz, diplomacia y cooperación internacional” para que el mundo “progrese hacia la consecución de los objetivos de la Agenda 2030”.
Además, los prelados manifiestan que las diversas crisis “retroalimentan procesos de empobrecimiento”, especialmente en las personas más vulnerables y con menos recursos, como se ha visto en España: “problemas para los transportistas, para los pequeños negocios, una alta inflación a la que se llama ‘el impuesto de los pobres'”.
Precisamente, según añaden los obispos, la crisis alimentaria ha supuesto “una presión fuerte” para la alimentación de los más pobres, pues “la escasez fomenta la elevación de precios, y forma una alianza trágica con la presión de los precios de la energía”.
En este contexto, los prelados piden ser “cautos” y “recordar que tanto la paz como el cuidado de las relaciones personales y entre las naciones siempre están amenazadas”.
Así, invitan a los cristianos a alimentar una “espiritualidad que consiste en ampliar lo que se entiende por paz, que es mucho más que la ausencia de guerra” y que tiene que ver “con el cuidado de la ecología y con el bien común”.