Colombia es un país rico en diversidad por sus mares, sus llanuras, sus montañas y sus selvas. Y también por sus animales, especialmente los gatos y los perros, como Taína, una gata pintoresca, tipo calicó, y Bernie, un sabueso criollo bautizado así por su aire con los San Bernardo. Ambos se conocieron en un albergue en la fundación Isla Animal en Cartagena, rescatados del abandono. Su conexión tiró por la borda el mito de que estas dos especies no pueden ser amigos. Antes, vivían a la intemperie, vagando en calles y recovecos, a merced de que algún transeúnte les tirara un pedazo de pan.
En Cartagena, el abandono es uno de los problemas más acuciantes que viven caninos y felinos como Bernie y Taína. Se estima que hay un animal callejero por cada cuatro habitantes, y aunque no existen datos ni censos oficiales que permitan dilucidar las dimensiones cuantitativas del problema, lo que no es un secreto es que allí el maltrato animal tiene múltiples caras. Algunos animales son relegados a la indiferencia, a condiciones de vida precarias, confinados en jaulas diminutas, privados de higiene básica y con acceso limitado a alimentos y agua adecuados.
La falta de control en la reproducción agrava la situación. La esterilización de gatos y la castración de perros son prácticas valiosas pero insuficientes, generando una sobrepoblación que desemboca en el abandono. La zona del puente Napoleón Perea, por ejemplo, es uno de los “botaderos” de gatos, víctimas de las enormes dificultades que atraviesa la capital de Bolívar en esa materia. Otro lugar sumergido en la desazón es el Parque Espíritu del Manglar, en Chambacú, habitado por poblaciones de gatos y perros. Animalistas y fundaciones trabajan para esterilizarlos y así menguar la sobrepoblación.
En esa ciudad emblemática e identificada históricamente por su cultura, su historia y su arte, se organizará del 25 al 28 de enero el Hay Festival en su XIX edición. Un
escenario de talla internacional que reúne a personalidades del arte, la ciencia, la literatura, la filosofía, el teatro, la música, en torno a sus obras y trabajos, a sus fuentes de inspiración, a temas que interpelan a la humanidad, como el cambio climático o el bienestar animal.
Con el mensaje de tenencia responsable en animales de compañía, que implica atender sus necesidades emocionales, físicas y de salud para que vivan con disfrute y plenitud, Grupo BIOS participará en el Hay Festival de la mano de Ringo y Mirringo, reconfirmando su propósito de tener más perros y gatos mejor alimentados y cuidados en Colombia. La empresa agroindustrial líder en Colombia, fiel a su misión, detonará la conversación sobre un tema que compete a todos.
Para Camilo Jaramillo, Gerente de Mercadeo de Consumo Masivo de Grupo BIOS, “a través de la cultura y del arte, el Hay Festival es una plataforma para sensibilizar a los ciudadanos del país, especialmente en Cartagena con una de las tasas más altas de mascotas en situación de calle. La idea es fortalecer alianzas para amplificar mensajes que construyen sociedad. Nuestras marcas tienen un propósito que va más allá del objetivo económico, generar conciencia en la población”.
Corazón contento
Durante el evento, Grupo BIOS organizará un conversatorio sobre la materia con los escritores Alonso Sánchez Baute (Colombia) y Arnoldo Kraus (México), y también, una exposición fotográfica de historias emocionantes de perros y gatos, información relevante y muestras de productos en su stand abierto los cuatro días de festival. “La relación entre los seres humanos, los animales y el medio ambiente es fundamental para nuestro futuro. Y tiene una dimensión ética fundamental. Nosotros no sólo debemos proveer bienestar y alegría a los animales que nos rodean, tenemos que cuidarlos. Celebramos el hecho que Grupo BIOS quiera liderar ese debate y lograr una mayor conciencia y empatía”, afirma Constanza Escobar, directora de Desarrollo del Hay Festival Colombia.
Para contribuir de manera concreta y abordar las problemáticas locales, esa compañía hará una importante donación de una tonelada de alimentos a la Fundación Isla Animal de Cartagena. Para Lina Patiño, directora de la fundación Isla Animal, que integra la Red de Protección Animal en la que ciudadanos, médicos veterinarios, rescatistas y animalistas aúnan esfuerzos por la causa, cada día más personas comprenden la importancia del cuidado, la adopción y la esterilización de animales. “Sin embargo, aún hay personas que desconocen cómo tratarlos. La educación, la cultura y las políticas públicas son fundamentales para un cambio real. Gracias a estas alianzas logramos mayor visibilidad, proporcionando alimentos en zonas vulnerables, mitigando el hambre diario de miles de animales callejeros, y ofreciéndoles una oportunidad de adopción tal como sucedió con Taína y Bernie”, aporta Lina.
En Colombia, por ley, los animales son seres sintientes que deben recibir una protección especial contra el sufrimiento y el dolor, sobre todo, el causado directa o
indirectamente por los humanos. “Algunos comportamientos se han normalizado, como pegarles, amarrarlos, dejarlos encerrados, no alimentarlos adecuadamente. Con educación y conciencia podemos mejorar esta realidad. Queremos abordar el tema integralmente con una política robusta que fomente la pedagogía, escuchando diversas perspectivas Sin la participación de todos no podemos lograr corresponsabilidad“, expresa Blanca Florián, directora saliente de la Unidad Municipal de Asistencia Técnica Agropecuaria (UMATA) de la Alcaldía de Cartagena.
Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en 2022 el 67% de los hogares en Colombia contaban con al menos un animal de compañía, lo que equivale al 4.4 millones de familias; sin embargo, el país atraviesa un rezago importante en materia de bienestar animal. Entre marzo de 2021 y marzo de 2022 se recibieron 1.777 denuncias por delitos contra los animales, según cifras de la Fiscalía General de la Nación.
La historia de Bernie, rescatado enfrente de una entidad bancaria en el centro de ‘La Heroica’, desnutrido, deshidratado, decaído y con la piel enferma; y la de Taína, del barrio San Francisco, con una herida en el cuello que revelaba que pasaba días enteros amarrada, demuestran que sí es posible, que hay una forma distinta de convivir con los animales. Ambos fueron adoptados, viven con sus familias, sanos y felices. Las redes de apoyo, la cultura del cuidado y la empatía son centrales para aportar por cambiar el rumbo de esta realidad. Lo sabe Grupo BIOS, que levantará la voz en el Hay Festival a favor del cuidado y la tenencia responsable de caninos y felinos en Colombia.