¿Es usted de los que va a un restaurante, se come lo que pidió y luego se queja con los meseros porque la comida estaba espantosa y decide no pagar la propina? ¿Se sube a un avión y empieza, desde que se sienta, a tratar a los auxiliares de vuelo con términos despectivos, porque usted cree que con lo que pagó debería tener el servicio de “primer clase”? ¿Maltrata a los vigilantes de un edificio porque le recuerdan las mínimas normas de convivencia que usted no respeta? ¿Parquea su carro en zonas prohibidas y luego insulta a los que le dicen que ese no es un espacio para estacionar? Tranquilo, no se sienta mal. Como usted hay millones de personas que creen que, por haber pagado por un producto o servicio, todo el universo debe arrodillarse a sus pies.
Ponga atención a las señales y desde ahora encontrará más paz y tranquilidad en su propio accionar. Verá con más claridad a sus semejantes, que rompen un producto en el supermercado y no lo apuntan para pagarlo, pero luego en la caja son los primeros que discuten porque los puntos no les alcanzan para ese descuento del 0,01% en los huevos. Abrirá sus oídos para entender conversaciones donde sus pares increpan a un empleado que los ha demandado porque nunca recibió los pagos de ley y no tiene como pensionarse.
Podrá justificar con más confianza que usted tiene todo el derecho, de firmar un contrato y luego cambiarlo a su antojo. Exigir cosas que jamás fueron acordadas y establecer nuevos alcances, justo para eso es que se formaliza la palabra. Podrá continuar exigiéndole a los demás que rebajen sus servicios porque el costo es exageradamente elevado, pero además usted podrá recordarles que es responsabilidad de ellos mantener la estructura de lo ofrecido inicialmente y jamás demandar que, a menor valor, menor alcance.
Estoy seguro de que, tomando conciencia de su gran verdad, encontrará que todo el sistema de venta de productos ha estado equivocado hasta ahora. Debería funcionar como usted cree que es el mundo de los servicios. Es así como usted debería poder comprar un carro de gama baja y pasados unos meses, exigir al concesionario que le cambien su compra porque su carro no cuenta con asistencia de parqueo, cámara de reversa, siete puestos, calefacción en las sillas, techo corredizo y control automático de tracción, entre otros.
¡Ah bueno¡ y si usted cree que ostenta u ostentó un cargo relativamente importante… aún mayor confianza, verá más personas que creen como usted, que todos debemos estar en función de sus caprichos y esta condición debería ser, sin lugar a dudas, vitalicia.
Usted será invaluable, así como todos los creyentes de los acuerdos amañados. Los jugadores de tableros que siempre deben tener las fichas marcadas y veedores de una exclusiva versión. Las cosas simplemente no son justas como están y todo debe ajustarse, a partir de ahora, a lo más conveniente.
Acá no importa si dormimos más tranquilos, lo que es realmente relevante es amañar y ajustar en una sola vía.
@AlfonsoCastrCid – Managing Partner, KREAB Colombia