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El coche fúnebre con los restos de la reina Isabel II de Inglaterra partió tras el funeral de Estado hacia el castillo de Windsor, donde la difunta monarca será enterrada en una ceremonia privada que pondrá fin a más de diez días de homenajes ininterrumpidos a su figura.
Al término del funeral, celebrado en la abadía de Westminster, un cortejo fúnebre acompañó el féretro de Isabel II por las calles del centro de Londres hasta el Arco de Wellington. Como ya ocurrió en un traslado previo desde la sede del Parlamento, 142 miembros de la Marina Real acompañan el carro real.
Tras él, a pie, avanzó los principales miembros de la familia real británica, encabezada por el rey Carlos III. Le han acompañado de nuevo los otros tres hijos de Isabel II –-Ana, Andrés y Eduardo— y los príncipes Guillermo y Enrique, los dos hijos del actual monarca.
A bordo de un coche se desplazaron la reina consorte, Camila, la princesa de Gales, Catalina, y los dos hijos mayores de esta última, segundo y tercera en la línea de sucesión al trono.
Durante el recorrido, miles de personas se ubicaron en ambos lados de la calle para despedir por última vez a Isabel II. La ruta pasó por varios escenarios emblemáticos para la reina, entre ellos el palacio de Buckingham, cuyos trabajadores han salido para mostrar sus respetos al paso del carro.
El deán de Windsor oficiará un servicio religioso en presencia de unas 800 personas, en un ambiente más reducido que el homenaje nacional brindado apenas unas horas antes en Londres.
El entierro tendrá lugar a las 19:30 y el Gobierno ha especificado que será una ceremonia privada. Los restos de Isabel II reposarán junto a los de su marido, el príncipe Felipe, que falleció en abril de 2021 y fue inhumado inicialmente en una sepultura provisional a la espera del fallecimiento de la reina.