El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha avisado este viernes a Rusia de que cualquier agresión contra Ucrania “tendrá consecuencias”, después de expresar su preocupación por la concentración militar rusa en la frontera ucraniana y de recordar que Moscú ya atacó a su vecino en 2014.
En declaraciones de cara a la reunión de ministros de Exteriores de la OTAN de la semana que viene en Riga, que discutirá la situación en Bielorrusia y las maniobras rusas en la frontera ucraniana, el político noruego ha lanzado una advertencia a Moscú, reiterando que debe actuar con transparencia y retomar el diálogo con la OTAN.
“Si Rusia usa sus fuerzas contra Ucrania tendrá un coste, tendrá consecuencias. Seguimos pidiendo a Rusia que desescale la situación”, ha asegurado durante una rueda de prensa previa al encuentro.
Según ha señalado, el Ejército ruso ha concentrado equipamiento pesado, vehículos armados, tanques, drones y sistemas electrónicos con fuerzas de combate cerca de la frontera con Ucrania.
Así, Stoltenberg ha reconocido que la OTAN no conoce “cuales son las intenciones de Rusia”, pero ha recordado que se trata de la segunda concentración militar en la frontera en lo que va de año y ha insistido en que Moscú ya usó la fuerza militar en 2014 con la anexión ilegal de Crimea y en apoyo a los separatistas del Este de Ucrania.
“Si ponemos todos estos elementos juntos, hay razones para estar preocupados por la evolución de la situación en la frontera con Ucrania”, ha indicado, para remarcar que Rusia también está detrás de ciberataques y de exacerbar una retórica agresiva.
Stoltenberg ha defendido no obstante que el enfoque de la OTAN a Rusia es el mismo y pasa por la defensa y disuasión pero también el diálogo, por lo que ha reclamado a Moscú que cambie de actitud y se siente a hablar con la organización militar.
Las relaciones entre la organización atlántica y Rusia pasan por uno de los peores momentos desde el fin de la Guerra Fría y los encontronazos se han sucedido los últimos meses con la retirada de la delegación rusa ante la organización militar por las acusaciones de espionaje de la OTAN, como momento álgido.
Como consecuencia, la OTAN cerró la oficina de información de la OTAN en Moscú, mientras que el Consejo OTAN-Rusia sigue sin reunirse pese a la invitación de Stoltenberg hace 18 meses.