La activista colombiana Mayerlín Vergara Pérez, también conocida como “Maye”, ha sido reconocida con el Premio Nansen para los Refugiados, el máximo galardón entregado por la Agencia para los Refugiados de Naciones Unidas (ACNUR), por sus más de 20 años de carrera dedicados a rescatar a niños y niñas explotados sexualmente y víctimas de trata, muchos de ellos refugiados.
Durante sus más de dos décadas en la Fundación Renacer en La Guajira (Colombia), ha luchado por erradicar la explotación y el abuso sexual de niños y adolescentes. “Su valentía y entrega desinteresadas para rescatar y proteger a algunos de los niños y niñas más vulnerables del mundo son simplemente heroicas”, ha afirmado el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, en un comunicado emitido por ACNUR.
“Su dedicación inquebrantable ha salvado las vidas de cientos de niños y niñas refugiados y les ha devuelto la esperanza de un futuro mejor”, ha añadido Grandi. A menudo arriesgando su propia vida, Vergara ha recorrido a pie las calles de pueblos y comunidades en el noreste de Colombia, donde operan los traficantes y tratantes de personas para rescatar a niños y niñas.
A lo largo de sus años denunciando los abusos y violaciones de derechos, Vergara ha hecho llamamientos tanto a la sociedad civil como a las autoridades colombianas para garantizar la protección de niños y adolescentes, pero también ha interpelado al sector del turismo, ya que es uno de los principales ámbitos en los que se da la explotación sexual y la trata de personas en el país sudamericano.
Su incesante activismo dio como fruto la aprobación de dos medidas legislativas sin precedentes en Colombia: por una parte, una pena mínima obligatoria de al menos 14 años de cárcel para las personas condenadas por facilitar e instigar a la explotación sexual de niños y, por otra, la ley que puso la mira en los propietarios de establecimientos que permiten la explotación es sus instalaciones.
ACNUR estima que, cada año, millones de personas siguen siendo víctimas de trata –la mayoría mujeres y niñas–. En la situación colombiana en particular, el deterioro de la situación en Venezuela ha obligado a millones de personas a huir del país –se calcula que 1,7 millones de personas han buscado protección en Colombia–.
Entre 2015 y 2019, el número de víctimas de trata de personas en el país aumentó en un 23% según las autoridades colombianas, incremento debido, en parte, a la afluencia de refugiados y migrantes venezolanos.
Este galardón humanitario, otorgado anualmente por la ACNUR, rinde homenaje a quienes han prestado servicios excepcionales a las personas desplazadas por la fuerza y, hasta el momento, 82 personas, grupos u organizaciones han sido premiadas.
Fundada hace 32 años, la Fundación Renacer ha asistido a más de 22.000 niños, niñas y adolescentes supervivientes de explotación sexual con fines comerciales y supervivientes de otros tipos de violencia sexual y de género.
“La erradicación de la trata de personas y la protección de la niñez contra la explotación sexual no solo son obligaciones legales, sino también morales, y requieren un esfuerzo mundial conjunto”, ha insistido Grandi, que también ha recordado el vigésimo aniversario del Protocolo de Palermo que se celebra este año, el primer acuerdo internacional sobre la trata de personas y “el primer paso concreto para combatirla”.