El recrudecimiento de la violencia en algunas zonas de Colombia ha provocado que decenas de niños hayan terminado muertos o heridos o hayan sido reclutados para servir en las filas de grupos armados, según la ONG Save The Children, que ha atribuido en parte a la pandemia de coronavirus el repunte de los niveles de reclutamiento.
La organización ha recordado que, desde enero, Colombia ha registrado al menos 65 masacres con 260 fallecidos. La media de matanzas mensuales se ha duplicado además en los últimos tres meses y ronda ya las once, frente a las cinco registradas en el primer trimestre de 2020.
“Las guerrillas comenzaron a dispararnos porque pensaron que éramos soldados. La gente se escondió donde pudo”, cuenta José David, un joven de 19 años residente en la zona de Cauca, una de las áreas más convulsas durante estos últimos meses. Tanto él como su primo resultaron heridos, aunque este último termino falleciendo en el barco que les evacuó.
“No sentía dolor porque tenía mucho miedo”, afirma José David, al recordar unos hechos tras los que “había sangre por todas partes”. Save The Children utiliza historias como esta para recordar que los niños y los adolescentes están entre las víctimas de un conflicto que no ha disminuido en intensidad.
Este pico de violencia coincide también con un aumento del reclutamiento, de hasta cinco veces más en la primera mitad de 2020, si se compara con el mismo periodo de 2019. Save The Children considera “preocupante” esta tendencia, que atribuye en parte al cierre de escuelas y otros servicios de atención a la infancia por la pandemia de coronavirus.
La ONG ha advertido de que entrar en las filas de un grupo armado deja a los niños a merced de todo tipo de abusos y al riesgo de sufrir secuelas tanto físicas como psicológicas de por vida.
La directora de Save The Children en Colombia, María Paula Martínez, ha llamado a salvaguardar a los niños de los “azotes de la guerra”, incesante tras más de seis décadas de actividad por parte de los grupos armados. “Los niños no deberían presenciar ninguna forma de violencia y, sin duda, no deberían obligarse a ser parte activa de ella”, ha añadido.
Martínez ha asegurado que las masacres y el reclutamiento representan “una grave violación de los derechos de los niños y jóvenes en Colombia”, por lo que ha pedido una respuesta “rápida” y “concertada” a las autoridades, la sociedad civil y las comunidades locales.