El 10 de octubre de cada año, se celebra en el mundo el Día Internacional de la Salud Mental, una iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que tiene como objetivo aumentar, crear y generar consciencia sobre los distintos matices y problemáticas que se manifiestas en la salud mental, siendo tiempo de poner en la punta de la pirámide esta grave crisis que se está presentando en los entornos laborales.
Desde enero de 2022, la Organización Mundial de la Salud (OMS), reconoce el Síndrome del Burnout como enfermedad profesional, enfermedad motivada por el agotamiento físico y mental del trabajador que hace del estrés laboral una situación crónica.
El término «burnout» fue descrito por primera vez en 1974 por el psicoanalista Herbert Freudenberger, su descripción fue la siguiente: «Una sensación de fracaso y una experiencia agotadora que resulta de una sobrecarga por exigencias de energía, recursos personales o fuerza espiritual del trabajador».
Confidencial Colombia y el Women Economic Forum Colombia LATAM, se unen a esta campaña que busca movilizar acciones y esfuerzos en apoyo de la salud mental de los trabajadores en Colombia y que promueve los entornos de trabajo seguros y saludables, como guardianes y protectores de la salud mental.
Para esto, contactamos al Dr. Gustavo Perdomo Patiño, Médico Psiquiatra de la Fundación Santa Fe de Bogotá, Miembro Institucional del Hospital Universitario de la misma Fundación y Profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes, quien desde su experiencia y conocimiento, nos habla sobre el tema.
La paradoja del bienestar: Cuando la búsqueda de la felicidad nos agota
En la era de la autosuperación y el crecimiento personal, nos encontramos inmersos en un mar de consejos, técnicas y actividades prometedoras para alcanzar el tan anhelado bienestar emocional. Meditación, yoga, journaling, terapia, retiros espirituales, clubes de lectura de autoayuda… La lista parece interminable. Sin embargo, ¿qué sucede cuando esta búsqueda incansable del bienestar se convierte en una fuente de estrés en sí misma?
La trampa de la productividad del bienestar
Irónicamente, muchas personas caen en lo que podríamos llamar la «trampa de la productividad del bienestar». En su afán por sentirse mejor, más plenas y equilibradas, se embarcan en una carrera frenética por acumular prácticas y experiencias de crecimiento personal. El resultado: una agenda sobrecargada de actividades supuestamente beneficiosas que, paradójicamente, terminan generando más ansiedad y agotamiento.
Esta situación nos lleva a preguntarnos: ¿En qué momento la búsqueda del bienestar se convirtió en otra tarea más en nuestra ya saturada lista de pendientes? ¿Cuándo pasamos de buscar paz interior a sentirnos culpables por no meditar lo suficiente o no practicar gratitud todos los días?
El burnout del bienestar: cuando el remedio es peor que la enfermedad
El término «burnout» suele asociarse con el agotamiento laboral, pero es igualmente aplicable a este fenómeno. El «burnout del bienestar» ocurre cuando nos exigimos tanto en nuestra búsqueda de equilibrio emocional que acabamos más estresados que al principio. Los síntomas pueden incluir:
Sensación constante de inadecuación o fracaso por no cumplir con todas las prácticas de bienestar propuestas.
Ansiedad ante la idea de «desperdiciar» tiempo libre que podría dedicarse a actividades de crecimiento personal.
Comparación obsesiva con otros que parecen llevar vidas más «conscientes» o «equilibradas».
Pérdida del disfrute en actividades que antes nos relajaban, al convertirlas en obligaciones.
Recuperando el verdadero sentido del bienestar
Para escapar de esta trampa, es fundamental recordar que el bienestar emocional no es un destino, sino un viaje. No se trata de acumular prácticas o experiencias, sino de encontrar un equilibrio genuino y sostenible. Algunas claves para lograrlo:
Simplicidad: No es necesario adoptar cada nueva tendencia de bienestar. Elige pocas prácticas que resuenen contigo y sé constante.
Flexibilidad: Permite que tu rutina de bienestar se adapte a tu vida, no al revés. Si un día no puedes meditar, no te castigues por ello.
Intuición: Aprende a escuchar tu cuerpo y tus emociones. A veces, lo que necesitas para sentirte mejor es simplemente descansar o pasar tiempo con seres queridos.
Autenticidad: No todas las prácticas funcionan para todos. Encuentra lo que genuinamente te hace sentir bien, aunque no sea lo que está de moda.
Compasión: Trata tu búsqueda de bienestar con la misma amabilidad que mostrarías a un amigo. Sé paciente y gentil contigo mismo.
En última instancia, el verdadero bienestar emocional radica en la capacidad de vivir el presente, aceptarnos tal como somos y cultivar relaciones significativas.
Paradójicamente, a veces el camino hacia el bienestar implica hacer menos, no más. Quizás la clave esté en soltar la presión de ser «perfectamente felices» y permitirnos simplemente ser.
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