El Gobierno de Colombia ha anunciado que intentará controlar con castraciones la expansión de la población de hipopótamos, derivada de la importación de ejemplares por parte del narcotraficante Pablo Escobar, después de un debate de varios años entre autoridades, científicos y activistas ambientales sobre posibles fórmulas para contener lo que está ya considerado como una especie invasora.
Escobar importó en 1981 tres hipopótamos machos y una hembra pero, más de cuatro décadas después, la cifra de animales supera ya el centenar. Los animales quedaron libres en Antioquia tras la muerte del narcotraficante en 1993 y se han reproducido sin control en la cuenca del río Magdalena, lo que representa una amenaza para los ecosistemas locales.
La ministra de Ambiente compareció este jueves ante los medios para confirmar un acuerdo con la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare y el Gobierno de Antioquía que permitirá iniciar la próxima semana los primeros procedimientos de castración. En una primera fase, 20 ejemplares serán esterilizados, con un coste total del proceso de 40 millones de pesos.
El proceso dura por cada ejemplar entre seis y siete horas, por lo que se realizará uno por día. La ministra ha advertido además de que conlleva riesgos, no sólo para el propio animal, sino también para los trabajadores que lo lleven a cabo, según ha informado el propio Ministerio.
Entre las especies amenazadas por los hipopótamos de Escobar está el manatí, en riesgo de extinción, así como algunos peces de la zona que no sobreviven a la reducción de los niveles de oxígeno derivada de las heces de los ejemplares exóticos. También se han dado casos de ataques a personas.
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