Ante la llegada de Gustavo Petro y Francia Márquez a la presidencia y vicepresidencia de Colombia se abre una oportunidad histórica para llevar a cabo las transformaciones económicas, culturales, sociales e institucionales que se requieren en este país para profundizar la democracia, garantizar la vida digna y lograr una paz completa.
Una de esas transformaciones claves es la construcción de una Policía para la Vida. Transitar a una fuerza pública orientada a la paz. Una Policía que cumpla sin titubeos con el mandato de cuidar la democracia, la convivencia y la construcción de la paz.
Con ese propósito hemos trabajado durante los últimos 2 años en un diálogo amplio con víctimas de violencia policial, organizaciones sociales y de derechos humanos y con los propios policías para la construcción de una reforma popular y estructural a la Policía Nacional.
Sin duda alguna, uno de los propósitos principales de esta reforma es garantizar condiciones de vida digna a todos los policías. La vida y las condiciones laborales de las fuerzas policiales deben ser dignas y garantizar una fuerza para la vida donde su propia vida no sea violenta.
La evidencia muestra que las condiciones de la policía no son dignas:
Diferentes estudios realizados a la Policía Nacional han evidenciado que hay una alta incidencia de suicidios (6 veces más suicidios que la población en general).
Los miembros de la institución sufren trastornos a nivel mental y a nivel físico que parecen tener explicación en dos condiciones: (1) el contexto de la profesión policial en Colombia que implica un claro riesgo a la integridad y la vida de los uniformados, y (2) la fuerte incidencia de tratos violentos, y a veces inhumanos, por parte de los superiores sobre los policías subordinados.
Además, estudios han evidenciado que los miembros de la Policía presentan enormes dificultades para expresar, controlar y tramitar los problemas emocionales que padecen día a día. Y lo que es más complejo: los estudios evidencian que los policías no son conscientes de estos trastornos emocionales; lo cual claramente dificulta su trámite y control.
Hay alto consumo de alcohol, altos niveles de ludopatía, alto ausentismo laboral y altos niveles de violencia intrafamiliar en los miembros de la institución.
En cuanto a la situación laboral, diferentes estudios han evidenciado una enorme insatisfacción laboral dentro de los miembros de la policía debido a jornadas de trabajo excesivas, desacuerdo frente a la retribución económica por su labor, mala percepción frente al ambiente laboral, poco reconocimiento por su labor realizada y mal trato por parte de sus superiores.
Por ejemplo, un estudio en 2020 con más de 600 policías de la Región Caribe encontró bajos niveles de bienestar laboral entre todos los grados de la institución. El 55% de los uniformados encuestados mostraron una percepción negativa frente al ambiente laboral, que se explica por exigencias excesivas de trabajo, salario inadecuado y falta de oportunidades de promoción.
En ese escenario, el anhelo es que esta reforma represente las aspiraciones de la Policía y que genere las bases para garantizar condiciones de vida dignas a los uniformados, para así lograr una Policía para la Paz, una Policía para la Vida.