Alegrarnos por los triunfos de nuestros deportistas es un orgullo enorme, pero esto no nos puede hacer olvidar que ninguno de estos ha logrado ser quien es porque nuestro país haya tenido que ver, porque muchos de estos vienen de territorios apartados donde se come una vez al día.
Esta semana salió un informe del Banco Mundial en el que nos coloca penosamente cómo el país más desigual má entre los 18 países de América Latina. Esto se evidencia en la desproporcionalidad que hay entre aquellos que tienen un mejor desarrollo económico y aquellos a los que se denomina ‘en vía de desarrollo’, y para darles un ejemplo, de acuerdo al informe, si una persona gana un salario mínimo (877.803), en las naciones más ricas ganan 11 veces mayor al de la anterior (9.655.833), ahí la gran diferencia.
La desigualdad que se vive en Colombia, fue evidenciada en los momentos en que se vivieron los meses más fuertes de la pandemia, cuando fue necesario el confinamiento. En ciudades como Bogotá por ejemplo, no todos los niños tuvieron el debido acceso a la educación virtual, porque tan solo cuentan con un computador en hogares donde hay más de dos niños estudiando en una misma jornada pero en grados escolares diferentes.
Fue aquí donde los padres de familia tuvieron que ingeniárselas para que sus hijos recibieran sus clases a través de un celular. Una encuesta de ProBogotá, reveló que durante el primer trimestre del 2021, el 27% de los entrevistados aseguró tener dificultades en su hogar para estudiar a través de la red. Esto no más en los casos donde efectivamente cuentan con un pc en la vivienda porque hay que tener en cuenta que hay hogares donde la situación es tan precaria que no hay un equipo de estos.
Pensemos que si esta situación de inequidad fue puesta en evidencia en Bogotá, imaginémonos como puede ser en los territorios que no cuentan con acceso a internet y la conexión es nula. Es aquí donde podemos notar las brechas sociales que existen en nuestro país.
De nada nos sirve entonces alegrarnos y sentirnos orgullosos porque nuestros deportistas triunfan en torneos internacionales, cuando en millones de vivienda de los diferentes territorios del país se aguanta hambre, y la solución no puede ser la que se les ocurrió a los gremios económicos de pagar salarios por horas. Esto sería obligar al colombiano del común a tener que vivir en condiciones aún más precarias.
Superar las condiciones de precariedad y desigualdad en nuestro país, seguramente nos tome más de 30 años y para esto es necesario que se implemente un modelo económico en donde el protagonista sea el trabajador y no tanto el empresario y donde el salario mínimo sea el adecuado para que muchas familias no tengan que verse obligadas a enormes sacrificios para sobrevivir.
Aquellos que no se identifican y mencionan a Colombia como ejemplo a seguir es porque realmente no saben que la brecha entre los más ricos y los más pobres es mas del doble, que las poblaciones indígenas, afrodescendientes, migrantes y ciudades apartadas viven en situaciones precarias día a día y en condiciones francamente lamentables.