El presidente Gustavo Petro ha dicho ante las Naciones Unidas que si se legaliza la cocaína se acaba la guerra en Colombia. ¿Alguien lo duda? El debate ya no es ese, el debate es: sabiendo eso, ¿por qué los EEUU, el principal consumidor de drogas del mundo, se niega a hacerlo?
“Allá se compra, se vende y se mete la mercancía en Nueva York, mientras que aquí se dan bala, yo no sé nada, no soy soplón”, dice el estribillo de la canción oficial de El Cartel de los Sapos, una famosa serie televisiva basada en la historia real de un narcotraficante condenado que se volvió delator. Entonces, cabe preguntarse: ¿Qué tanta responsabilidad recae sobre los EEUU en el negocio de los narcóticos y la guerra en Colombia, si son sus dólares los que financian el desangre de los colombianos? Una inmensa, por supuesto. ¿Qué pasa con la droga que entra a ese país? ¿Quién la compra y se lucra con su comercialización? ¿Se ha visto alguna vez a un capo estadounidense preso?
Sobre la mesa donde se ponen estos interrogantes aparecen también las respuestas: Para EEUU no es un objetivo esencial combatir el narcotráfico ni a los narcotraficantes, más bien, estos tienden a transformarse en los sofismas de distracción perfectos ante la opinión pública mundial para penetrar y asentarse en territorios que son estratégicos para ese voraz imperio, del que ya pueden observarse los primeros signos de decadencia. ¿Una simulación internacionalmente sincronizada?
El documental “The House I Live In” (“La casa en que vivo”) del director Eugene Jarecki y producido por el actor Brad Pitt, ha sido galardonado y bien ponderado por la crítica. En él, periodistas, activistas, policías, testigos y expertos en la temática dan a conocer la verdadera realidad de la lucha contra las drogas en Estados Unidos. También analiza la corrupción política y económica que ha impulsado a la DEA durante décadas. Según el documental, desde 1971 esa agencia gastó más de un billón de dólares y acabó con más de cuarenta y cinco millones de arrestos, todos de delincuentes menores, “dealers” de poca monta, ningún pez gordo de las mafias estadounidenses; de hecho, es el país con más presos del mundo (más de dos millones, en su mayoría afros y latinoamericanos). Pitt calificó como “una farsa” esta política antidrogas.
El informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de la ONU muestra que EEUU es el mercado más grande del mundo con más de ciento sesenta toneladas de droga consumidas al año, lo que equivale al treinta y seis por ciento del consumo total del planeta. En 2018 murieron 68.557 personas por sobredosis de estupefacientes, la cifra más alta desde que rige la mal llamada “guerra contra las drogas”.
“La guerra contra el narcotráfico es el primer sustento del narcotráfico”, fue la aguda conclusión del investigador Fernando Garavito Pardo, fallecido en el año 2010 en un extraño accidente de tránsito en las carreteras de Estados Unidos, a donde había llegado en 2002 tras la publicación de su libro en Colombia, “El Señor de las Sombras.
Una biografía no autorizada de Álvaro Uribe Vélez”, lo que le conllevó amenazas contra su vida y la de su familia. En 2005 ofreció una extensa entrevista para el portal Radio Nizkor, en la que expuso un análisis con nitidez pedagógica sobre el fenómeno del narcotráfico, del que se pueden tomar extractos como: “La administración en Colombia está sumida en el crimen organizado, no está subsumida por el crimen organizado, es un crimen organizado”, “La guerra contra el narcotráfico que organizan en este país, en los EEUU, y en la cual los narcotraficantes de Colombia que ocupan los distintos puestos de responsabilidad política y pública, consumen con el mayor de los entusiasmos esa guerra, esa fumigación que está destruyendo nuestra naturaleza, ese crimen que está acabando con nuestras comunidades, esa tragedia que está arrasando con nuestros desplazados, esa organización económica que está masacrando a nuestras gentes pobres y a nuestras gentes del común, no a los narcotraficantes, sino a nuestros campesinos, a nuestros labriegos, a nuestro obreros, a nuestros sindicalistas, a nuestros estudiantes, cómo esa guerra está pensada —divinamente— como el primer sustento del narcotráfico.
Y lo he dicho ante grupos que se quedan, en primer término, asombrados y con una cara de reacción muy negativa frente a lo que yo afirmo, pero luego de una argumentación se puede demostrar fácilmente que, la guerra contra el narcotráfico es el primer sustento del narcotráfico, y que el narcotráfico es lo que está arrasando a Colombia, y que entre paramilitares, políticos y narcotraficantes en Colombia, no hay ninguna diferencia”. “Somos unas víctimas propiciatorias de algo que se puede resolver con una voluntad, con una decisión política del mundo, pero, efectivamente, no va a haber esa decisión política en el mundo” (en alusión a la legalización).
Álvaro Gómez Hurtado, político conservador asesinado por las FARC en 1995, dijo lo siguiente sobre el narcotráfico, Colombia y los EEUU: “Frente a la pretensión norteamericana de exhibir el país como un combatiente débil en ese campo, el rechazo debe ser unánime. Los Estados Unidos son cómplices de los narcotraficantes al empeñarse en prolongar la prohibición de la droga, que es la base del negocio para ambos. He sabido que la mayor parte de los rendimientos del tráfico de los estupefacientes se queda en los Estados Unidos. Si la droga se legalizara y su precio bajara, si dejara de ser uno de los negocios más prósperos de nuestro tiempo, sufrirían quienes comercian con la droga”.
El periodista, escritor y crítico político Eduardo Galeano (fallecido), dijo en 2004: “La denominada guerra antidrogas es una gran hipocresía del imperio, concretamente de EEUU y sus aliados, con el objetivo de militarizar e imponer políticas contrarias a los pueblos. Son pretextos que ofenden a la inteligencia”. El también periodista y escritor colombiano Germán Castro Caicedo (QEPD), expresó en una entrevista: “Este problema (narcotráfico) lo debe examinar la comunidad internacional. Todo el mundo sabe que nuestro principal problema radica en el consumo de Estados Unidos. Aquí hay cocaína por ese país. Son la nación más viciosa de la humanidad. El tráfico de coca empezó porque ellos vinieron a buscarla. Fueron los gringos los primeros que mandaron muchachas colombianas con coca. Luego, gente como Escobar, se dio cuenta de lo rentable que era este negocio y se metieron. Acabarlo sería coserles las narices a los gringos.”
Y el profesor Noam Chomsky, uno de los grandes intelectuales de los últimos tiempos, refirió: “Estados Unidos es el origen del problema del narco”.
Cada quien saque sus propias conclusiones.