¿Cuánto vale una vida?

Para muchos resulta ser una pregunta pretenciosa, existencialista y muy difícil de responder, otros por el contrario que suelen ser más osados y se atreven a dar cifras según el lugar de nacimiento de las personas, su edad, su profesión o su clase social.

Y es que esta pregunta surge a raíz de los sucesos violentos que ocurren diariamente en nuestra ciudad, pues la poca compasión que hay en cada ataque y la excesiva crueldad que se ve en las personas, nos hace evaluar entonces si la sociedad colombiana poco a poco ha perdido cierta sensibilidad frente al tema ó si las instituciones normalizaron un país violento y solo se preocupan por mostrar cifras que los favorezcan, alejadas de la realidad y no de controlar los crímenes, como los que acaban la vida de una persona y destruyen a una familia entera.

Hace unos días, en las redes sociales circulo un video de un ataque en Bogotá, exactamente en Meissen, donde un sujeto con una malicia inigualable asesinó con un arma blanca a un hombre y le propinó 7 puñaladas a una mujer, para aparentemente robarlos al interior de un bar. Aquellos que vieron el video darán fe de la crudeza del mismo, pues ni las suplicas desgarradoras de la mujer lograron detener a este asesino, que hasta el momento no ha sido capturado. Pero lo que indigna aún más son los titulares y el contenido de los mismos, pues para muchos medios “A pesar de ese crimen, las cifras de homicidios en la localidad 19 de Bogotá, en los dos primeros meses de este año presentaron una reducción considerable a comparación de los hechos registrados en el mismo periodo del 2023”, esto me hace pensar que la vida vale menos y cobra menos relevancia si las cifras bajan en relación a los años anteriores.

Por otro lado, un joven deportista bogotano que transitaba por el puente de la calle 153 con autopista Norte, se encuentra en la UCI luego de ser arrojado del puente por criminales que no contentos con hurtar su celular y su patineta eléctrica, tomaron la decisión de intentar acabar con su vida; y es que estos hechos dejan mucho que pensar, si, a los ladrones ya no les basta con robar a la gente y si, el sistema penal colombiano ya no es tan contundente, no existe temor alguno a las consecuencias que acarrea acabar con una vida.

Finalmente, este dato permite evidenciar que hoy en día la vida vale menos para ciertas personas, pues en lo que va del año en Bogotá, 7 personas han perdido la vida por una “GORRA”, escandaloso el tema, pero es la realidad que vive la capital, pues para muchos jóvenes este accesorio representa un código de honor y por lo mismo están dispuestos a arriesgar la vida.

Lo único que nos queda como ciudadanos es revisar en que estamos fallando, si estamos perdiendo la sensibilidad social frente al prójimo, si la intolerancia está nublando nuestra razón, si la justicia en nuestro país es tan débil y tan poco efectiva que ya las personas no le temen y esto deriva en que la comisión de delitos no sea nada del otro mundo, debemos analizar si la vida en Colombia ya no vale lo mismo que hace unos años, y a partir de la respuesta de cada quien generar conciencia de factores sociales que debemos reforzar y mejorar.

Cesar Orlando Amaya Moreno