La semana pasada denunciamos que una de las obras de infraestructura del sector salud más importantes para el suroriente de la ciudad fue abandonada por la empresa a la cual el Distrito contrató para realizarla.
Se trata de la construcción del Centro de Atención Prioritaria en Salud (CAPS) Bravo Páez, ubicado en la localidad de Rafael Uribe Uribe, obra que fue adjudicada a la empresa MIROAL Ingeniería SAS en marzo de 2021 después del proceso de licitación (No. 02 DE 2020) en el que participaron 18 proponentes más.
El contrato adjudicado a esta empresa para la construcción de la obra se estructuró por un valor de casi $15 mil millones, para que fuera terminado en agosto de 2022 y para que una vez finalizara atendiera 132 mil habitantes del sur de la ciudad.
No obstante, MIROAL no completó la obra, solo ejecutó el 23% y dejó vencer los términos – a pesar de haber pedido una prórroga del contrato y de haber pedido una adición presupuestal de $8 mil millones-. La Contraloría Distrital señaló que ante esta situación la Administración Distrital está adelantando un nuevo estudio de mercado para abrir de nuevo un proceso licitatorio.
Lo preocupante de este caso no solo es que se pierdan los recursos públicos valiosos que iban orientados a cubrir las necesidades en salud de poblaciones del sur oriente de la ciudad; sino también que la Administración Distrital pudo haber evitado esa situación y no lo hizo.
La empresa MIROAL Ingeniería SAS tiene un historial de incumplimientos y de obras mal construidas que están a la vista de todos y no se entiende con qué criterio la Administración Distrital decidió contratar a esta empresa con estos antecedentes.
El más relevante de todos los antecedentes es el siguiente: MIROAL en 2017 firmó contrato con la Universidad Nacional para la construcción de una infraestructura en la sede Tumaco por $21 mil millones. La obra tenía un plazo de ejecución de 15 meses, no se cumplió este plazo y se le adicionaron $8 mil millones más, hasta que en septiembre de 2021 se venció el contrato y solo se completó el 21% de la obra. Un abandono de obra igual que el se configuraría 2 años después en Bogotá.
Otro: en 2020 MIROAL firmó 12 contratos de obra de infraestructura educativa con el Ministerio de Educación, la Contraloría encontró que todos los proyectos de obra nueva se encuentran suspendidos, se les han solicitado prórrogas y ninguno de ellos ha terminado.
Pero, por si no fuera poco, conociéndose estos antecedentes, la Alcaldía de Ciudad Bolívar le cedió en 2022 a MIROAL el contrato para la terminación de una obra de infraestructura de la Universidad Distrital. El resultado no podía ser de otra manera: la Contraloría de Bogotá encontró en la obra terminada fallas técnicas que presentan “un riesgo latente de peligro para la comunidad universitaria y demás transeúntes”.
Es inaudito lo que sucedió. La Administración Distrital debe serias explicaciones sobre su afán de contratar con esta empresa. Las explicaciones que ha dado la alcaldesa y el secretario de salud son insuficientes.
Hay que decirlo sin sonrojarse y sin titubeos: A la mierda los corruptos, están desangrando nuestras vidas, nuestra ciudad y nuestra dignidad.