Esta semana el país conoció la muerte de Juan Guillermo Villegas Uribe, ganadero acusado de ser parte de la génesis del paramilitarismo en Antioquia. Villegas es el personaje con quién Uribe habla por teléfono en el famoso episodio donde insulta a los magistrados de la Corte Suprema, y con quién tuvo varios negocios.
El hermano de Juan Guillermo, Luis Alberto Villegas, alias “Tubo”, fue señalado como narcotraficante y colaborador paramilitar. Recibió ese alias porque, según testimonios, robaba combustible del tubo de Ecopetrol que pasa por la hacienda Guacharacas, propiedad de los Uribe Vélez para la época, combustible con el que se habría financiado el Bloque Metro de las AUC, uno de los más brutales de esa organización criminal. Juan Guillermo fue propietario de varias estaciones de gasolina y de empresas como Lácteos El Paisa, desde donde –según investigaciones del CTI– se coordinaba la consecución de armas, municiones y recursos para una estructura paramilitar que operaba en San José del Nus bajo el camuflaje de la Convivir El Cóndor.
La trayectoria de Villegas no se reduce a la sombra del paramilitarismo: fue diputado a la Asamblea de Antioquia, excandidato a la Cámara y un prestigioso ganadero de la subasta de San José del Nus, en la vía entre Medellín y Puerto Berrío. Desde San Roque se movía en el corazón de una coalición de poder donde se mezclaban empresarios, políticos y mandos paramilitares en el nordeste antioqueño. En ese entramado, el vínculo con Álvaro Uribe Vélez es algo más que un dato lateral.
Diversos testigos ante la justicia han señalado a los hermanos Villegas como parte del grupo de ganaderos y empresarios que, junto a Álvaro y Santiago Uribe Vélez y los hermanos Gallón Henao, habrían fundado el grupo paramilitar en San Roque que luego se convirtió en el Bloque Metro de las AUC. El exjefe paramilitar Pablo Hernán Sierra, alias “Alberto Guerrero”, sostiene que el Bloque Metro nació en la hacienda Guacharacas –propiedad de la familia Uribe– con el concurso de los Villegas. Juan Guillermo no era un espectador: era parte del núcleo de civiles que, desde la legalidad aparente, dieron soporte económico, logístico y político a ese experimento paramilitar.
A esto se suma el capítulo de las Convivir. La Convivir El Cóndor fue una de las cooperativas de seguridad rural autorizadas por la Gobernación de Antioquia cuando Álvaro Uribe era gobernador. La personería jurídica de estas asociaciones, incluida El Cóndor, fue otorgada mediante resoluciones firmadas por Uribe, bajo el argumento de “defensa” frente a la guerrilla. Sin embargo, investigaciones de la Fiscalía y de organismos de derechos humanos concluyeron que, bajo la fachada de Convivir, operaba una estructura paramilitar que controlaba la carretera Medellín–Puerto Berrío, con la participación directa de los hermanos Villegas y en connivencia con miembros de la Fuerza Pública en la región.
Lácteos El Paisa, administrado por los Villegas, fue pieza clave en ese engranaje. Interceptaciones legales del CTI a finales de los noventa establecieron que desde ese local en Medellín se coordinaba el flujo de dinero, armas y comunicaciones de la Convivir El Cóndor y de la naciente estructura del Bloque Metro. En un allanamiento a propiedades de la familia Villegas se encontraron inventarios manuscritos de armamento, equipos de campaña y elementos de intendencia. Pese a la contundencia de esas pruebas, las investigaciones en contra de Juan Guillermo y Luis Alberto fueron precluidas, otro eslabón en la larga cadena de impunidad empresarial en Antioquia.
De los hermanos Villegas se pueden escribir libros enteros sobre su historial delictivo, basta con recordar que el poderoso jefe paramilitar alias «Julián Bolívar» dijo haber ordenado el asesinato de Luis Alberto Villegas por el robo de un cargamento de droga.
Villegas sabía muchos secretos de los Uribe Vélez. Un «buen muerto», como dirían por ahí.
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