En una reciente entrevista a Sofía Petro Alcocer sobre su condición de mujer política y de izquierda , Sofia responde en los siguientes términos , a la pregunta de su entrevistadora, María Jimena Duzán, sobre el machismo que impera en el Pacto Histórico : “ soy de izquierda , pero la izquierda sigue siendo machista “ y a renglón seguido reconoce que la izquierda en términos políticos debería ser el espacio más propicio para muchas de las luchas de las feministas , dado que su propósito de trabajar por la búsqueda de la igualdad, de reconocer las diversidades , de cerrar las brechas sociales, económicas, culturales entre quienes habitamos el planeta y el buscar una paz transformadora , son también las luchas de la izquierda en nuestro país.
Coincido con Sofía en que, para desplegar un feminismo transformador, la convergencia entre las luchas por la igualdad y las luchas por el reconocimiento deben librase desde la “y” incluyente y no la “o “que excluye y desconoce el valor de estas contiendas por el reconocimiento. Luchar contra la desigualdad y contra el patriarcado deberían ser propósitos comunes, porque tanto la desigualdad, como el patriarcado matan.
En uno de sus recientes artículos de Nancy Fraser “La ciudad de las diosas “, la profesora Fraser nos recuerda las crisis que afronta la humanidad: la económica, la ambiental, la política y la de la reproducción social, cuya condición de fondo se afinca en el capitalismo salvaje que invade todas las esferas de la vida y destruye las condiciones de supervivencia. Por ello reivindica el valor de las luchas por la igualdad y al mismo tiempo hace visible el impacto de estas relaciones económicas en las relaciones de parentesco, de cuidado, en los procesos de socialización entre las nuevas generaciones, en la educación. Señala de igual manera el impacto que han tenido estas relaciones capitalistas, que todo lo cosifican y convierte en mercancías, sobre nuestra cotidianidad y de esto si que sabemos muchos las mujeres. Somos en especial las mujeres quienes, con nuestro trabajo desde casa, sostenemos el mundo día a día.
La tarea en esta “ciudad de las diosas “es monumental porque pasa por grandes cambios en los ámbitos más cercanos de la micropolítica y atraviesa las grandes reformas que se requieren para superar esta crisis civilizatoria. Las luchas de frontera que se avizoran entre economía y sociedad y producción y de reproducción, ponen de nuevo de presente las tareas pendientes por enfrentar la inmensa desigualdad que ronda en el mundo y las afectaciones diferenciales de estos impactos entre las mujeres, las familias empobrecidas, los pueblos indígenas, las comunidades afro y los jóvenes.
Estos planteamientos y reflexiones, nos ponen de cara a los que ha ocurrido en Colombia donde el triunfo de Gustavo Petro y Francia Márquez nos llenan de esperanza porque este Cambio propuesto no sólo nos permitirá vivir en un país en paz, con dignidad, sino en un país que asume una radical transformación cultural que pasa por nuestras subjetividades, por nuestros cuerpos. La anhelada lucha de clases de los marxistas de antaño tienen que acompañarse del respeto a la vida, a todas las vidas y de los gestos y actitudes que ratifiquen que cada vida cuenta. Deconstruir el patriarcado resulta tan importante, como cerrar las brechas de desigualdad.
La lista de hombres en el Pacto Histórico que deberían reflexionar sobre esta exigencia que viene en especial de las mujeres feministas, es larga. La tolerancia frente a la violencia patriarcal en los partidos y los movimientos de izquierda debe ser CERO. Se puede cambiar, no estamos condenadas, ni condenados a la violencia, a ninguna forma de violencia.