Ya no estamos en el mundo de los 80 y de los 90. El mundo ha cambiado, pero nuestras reglas no”, dijo en un encuentro sobre biodiversidad mantenido con distintos miembros del Caucus del Congreso estadounidense.
En su discurso introductorio apuntó que los diseños de los proyectos de ambos organismos y su enfoque de la solidaridad ya no están adaptados a la magnitud del problema.
“La vulnerabilidad climática debe ser tenida en consideración en las reglas colectivas, lo que no es el caso”, señaló el presidente galo, que defendió un cambio de modelo “en profundidad” en lugar de apostar por nuevos fondos “que no van a ser financiados o que si lo son no lo serán de forma adecuada”. (Emmanuel Macro, 11 de noviembre, 2022)
Un acuerdo alcanzado en la cumbre climática COP27 de la ONU exige cambios rápidos y de gran alcance en el sistema financiero mundial para financiar la transición a una economía baja en carbono.
“Entregar (inversiones necesarias de al menos $4 o 6 billones al año de dolares) requerirá una transformación rápida e integral del sistema financiero y sus estructuras, que involucre a gobiernos, bancos centrales, bancos comerciales, inversionistas institucionales y otros actores financieros”. dice el acuerdo, conocido como el Plan de Implementación de Sharm el-Sheikh.
Aunque el acuerdo no estipula la naturaleza precisa de las reformas propuestas, las discusiones durante la cumbre se centraron en el futuro del Banco Mundial, la distribución de derechos especiales de giro (DEG) y una propuesta de “canjes de deuda por cambio climático”. mediante el cual los acreedores cancelan parte de la deuda de los países más pobres sobre la base de compromisos para emprender proyectos en la lucha contra la crisis climática.
Esta propuesta fue pieza central de un discurso de apertura en COP27, realizada por la primera ministra de Barbados, Mia Mottley. La primera ministra ha emergido como líder de las naciones pequeñas y en desarrollo, que dicen estar hartas de pedir prestado a altas tasas para pagar los impactos climáticos que no causaron.
Las reformas podrían hacer que el Banco Mundial ofrezca más financiamiento en condiciones favorables y subvenciones a los países en desarrollo para proyectos que luchen contra la crisis climática. La financiación concesional significa financiación en mejores condiciones que las disponibles comercialmente.
También hay un impulso para aumentar la capacidad de préstamo del banco mediante la reducción de la cantidad de capital que los prestamistas deben mantener para respaldar los préstamos a los países en desarrollo. Una revisión independiente encargada por la presidencia indonesia del G20, encontró que el Banco Mundial y otros bancos multilaterales de desarrollo, podrían movilizar un billón de dólares adicional para la financiación del clima y el desarrollo, a través de una política de este tipo.
Mottley ha presionado para que los DEG del Fondo Monetario Internacional (FMI) se asignen para ayudar a los países en desarrollo para invertir en la transición hacia una baja emisión de carbono. Los DEG son un activo de reserva emitido por el FMI que puede cambiarse por las monedas de los miembros del fondo. La propuesta de Mottley generaría un valor de $ 650 mil millones para establecer un fideicomiso de mitigación climática. Otros $ 100 mil millones podrían recanalizarse fuera de los países ricos, que no se están utilizando actualmente.
Los patrocinadores del plan dicen que este fondo podría usarse para pedir prestado un monto equivalente adicional del sector privado, que podría prestarse a tasas bajas para invertir en proyectos de infraestructura verde. Los arquitectos de este plan, también dicen que tal fideicomiso se prestaría directamente a los proyectos en lugar de a los gobiernos. Por lo tanto, los préstamos se convertirían en un activo del fideicomiso y un pasivo del proyecto, eliminando la mitigación climática de los balances del gobierno.
Por otro lado, los grupos de la sociedad civil han dicho que, aunque los DEG son inmensamente valiosos para los países vulnerables y de bajos ingresos, históricamente se han asignado a economías avanzadas que no los necesitan.
Otra propuesta defendida por Mia Mottley es un mayor uso de los canjes de deuda verde. Esto implica que los acreedores acuerden renegociar una parte de la deuda de los países más pobres sobre la base de que el prestatario acepta realizar alguna forma de inversión climática.
El uso de tales mecanismos se ha disparado en los últimos años y la idea ha ganado cierto apoyo del FMI y el Banco Mundial. Kristina Kostial, subdirectora del FMI, advirtió durante la COP27 que los países vulnerables al clima con grandes cargas de deuda están perdiendo aún más capital debido a las crisis climáticas. Ella dijo que, por lo tanto, tenían un espacio fiscal más limitado para realizar inversiones de mitigación climática.
Mas allá de las propuestas de la primera ministra de Barbados, o lo que tenga el presidente de Francia, es clave saber cuál es la posición de Wall Street, y los demás centros financieros sobre esta propuesta. ¿están dispuestos a ceder ganancias por inversiones en la lucha contra el cambio climático? ¿están abiertos a tener deudas mas favorables a los países pequeños y en desarrollo?
Esto no es un tema de bondad, ni de magnificencia. Este es un asunto de ganancias y visión a largo plazo, si los bancos quieren mantener las ganancias en 30 años, deben adoptar este tipo de medidas, porque si seguimos a este ritmo de depredación del planeta, no abra quien pague esas deudas en los países en desarrollo y los pequeños.
Es más, estos cambios propuestos, deberán comenzar un dialogo sobre el cambio de modelo de producción y económico a nivel mundial, que es insostenible al ritmo que vamos.