Dice, Florence Thomas -activista feminista colombofrancesa-, en una de sus columnas de El Tiempo que le gusta hablar de “…feminismo en movimiento con sus olas y tsunamis…”. Me quedo con esta última palabra para resaltar en rojo, con mayúscula y subrayado la incursión de las mujeres -con derechos peleados y ganados- en los cargos públicos más importantes de la región generando innumerables impactos entre sus pueblos, los generadores de opinión, la prensa y la comunidad internacional. No son una ola, son un verdadero tsunami con severos impactos en las tres américas.
Por primera vez una mujer con perfil científico en la presidencia del país a lo “mero macho”, México; por primera vez, la cercana posibilidad de una mujer negra en el primer cargo político de la Democracia más apetecida por todos, Estados Unidos; por primera vez, una valiente arriesga su vida para convertirse en la sombra detrás del poder para derrocar la tiranía empoderada hace 30 años en el más cercano de nuestros vecinos geopolíticos, Venezuela. Seamos sinceros, “las mujeres están de moda”, como dice la canción del Grupo Niche.
Claudia Sheinbaum (@Claudiashein), Presidenta electa; Kamala Harris, candidata Demócrata y María Corina Machado, la política ejemplo a seguir en medio de las adversidades, se convirtieron en los últimos meses en figuras poderosas contra los poderosos en ese competido y testicular escenario de la contienda electoral. Se deben tener las faldas y los pantalones bien ajustados para enfrentar sin rubores a los “jurásicos” dueños de las plazas atiborradas de adeptos o enemigos, dueños de los discursos cargados de odios y mensajes ofensivos, dueños de equipos de campaña con solo “doctores” a la cabeza, dueños de ser protagonistas mediáticos, dueños de ser los “muñecos de la mafia política”.
No! Ahora, las descritas, las que exteriorizan con honor sus cargos gubernamentales y las que miran en un futuro cercano ser candidatas a ese menester presidencial, son las agitadoras de un sin número de iniciativas revolucionarias para alentar a millones a creer en otra forma de planear, administrar y ejecutar políticas públicas, quisiera en mi caso particular: serias, tangibles, reales, sinceras, realizables y en esencia encausadas, no solamente a sus seguidores ideológicos sino en el particular caso colombiano, a los más de 54 millones de ciudadanos últimamente maltratados por un gobierno austero para enfrentar la cruda realidad económica, social y polarizante.
Veamos, precisamente, el ejemplo de Colombia. Gustavo Petro, caracterizado por generar controversias hasta con su misma sombra levantó el polvero amagando indirectamente con ser reelegido vía Constituyente para seguir durante mínimo cuatro periodos más y con eso, según el mandatario, fortalecer su ambicioso proyecto de izquierda radical. Los dispersados varones o caciques de la política criolla han hecho caso omiso al anuncio y han preferido cazar peleas con fuertes mensajes en redes sociales, especialmente en Twitter, ahora X. Todo el oleaje discursivo es centrado en los hombres de extremos y sus legendarias discusiones alrededor de quién la ha embarrado menos en este histórico país de líderes sin pantalones para sacar adelante a Colombia y los colombianos.
Ante esa borrasca política, entró en escena la figura femenina de la periodista, Vicky Dávila (@VickyDavilaH) -aborrecida y criticada sin pudor por parte del Presidente-, que sin querer queriendo, sin oficializar una candidatura, con respaldos por una buena parte de lideresas de todos los sectores de la sociedad y siendo sinceros con un marcado apoyo entre la comunidad digital viene rompiendo con todos los pronósticos para, siendo sinceros, convertirse en esa primera mujer con grandes posibilidades de entrar en la “baraja” de candidatas y candidatos a pelear en un cara a cara por las presidenciales del 2026. Tiene todo a su favor: posicionamiento, imagen, medios, discurso y respaldo financiero…
Las mujeres feministas criollas siguieron el ejemplo con el anuncio oficial de María Fernanda Cabal, política seriamente detractora del actual gobierno, perfilada como de la extrema derecha, uribista pura sangre, pero disgustada con su Centro Democrático porque le evade el interés por ser su candidata oficial y la convicción de primera mandataria. Su fuerte carácter y entereza para hablar de frente, le hacen tener un ambiente propicio para buscar ser una opción más. Otras lideresas se murmuran. Francia Márquez, actual vicepresidenta; María José Pizarro, Senadora del Partido de Gobierno; Claudia López, ex Alcaldesa de Bogotá e Íngrid Betancourt (@IBetancourtCol), antigua congresista y veedora de la gobernabilidad, entre otras.
Que vengan mujeres de todas las razas, de todos los colores, de todos los géneros, de todas las ideologías, de todas las regiones. Que rompan sin miedo las negras formas de hacer política por parte de esos históricos “varones electorales”, que enamoren con la verdad y la honestidad a los electores, que protejan a sus ciudadanos como una madre protege a sus hijos, que la esperanza de un mejor país sea una constante, que nombren, si es necesario un gabinete feminista con las mejores en su rol y que sientan la patria con férreo nacionalismo para entender lo importante que somos en el contexto regional. “…Un feminismo no muy tranquilo sino agitado por múltiples movimientos y luchas que se abrieron a las diversidades y a la interseccionalidad”, argumenta (@Florencemujer1)
Parzival: ¿Colombia está preparada para elegir a la primera mujer presidenta?
Colombia y la región buscan verdaderos cambios. En ese contexto, las mujeres están de moda en varios escenarios de nuestras vidas. Y una de ellas es la vida política. Ellas, Tal vez pueden ser un punto de partida a frescas y nuevas formas de gobernar. Todos tenemos la opción.