Al cuatrienio del Gobierno Duque está entrando en su recta final y contrario al cambio y la esperanza que inyectó en la ciudadanía en campaña, no deja más que deudas, mermelada y un lamentable rastro de desesperanza.
Tras los primeros años de aprendizaje, a Iván Duque y su gabinete se les atravesó una pandemia que para su suerte o su desgracia -es difícil definirlo- les dio algo más de que hablar además del gobierno anterior y un estímulo a la cultura que poco satisface a los gestores y artistas del país.
Entre tanto la salud y la economía en picada. El común de la gente entre el duelo y las facturas a la espera de una política que se preocupara por virar el rumbo y apaciguar tanta tragedia. Se nos vino el fin del mundo con Duque de comandante.
Después de la tormenta llegó la calma, y cualquier persona pensaría “Qué mejor oportunidad para reencausar todo lo que está mal”. Duque y sus ministros tuvieron la oportunidad de pasar a la historia como uno de los mejores Gobiernos de esta República, pero ya está firmando su salida con la misma rubrica con la que entró.
A punta de mermelada hoy mantienen su gobernabilidad y así se destapan escándalos de cómo los mismos y las mismas se reparten lo que alcance del estado ahora que sienten que el cambio es más y más inminente.
La clase política tradicional sabe que se ha equivocado y sabe también que hace mucho la paciencia de la ciudadanía se agotó. Si bien Duque, sus ministros y las políticas de sus antecesores que ha mantenido alimentan una atmosfera desesperanzadora, la gente en la calle recordó el poder del pueblo y sabemos que el cambio depende de cada uno de nosotros.
He repetido en varias de mis entradas en este portal que me ilusiona la comunión de los sectores alternativos porque sé que representan un anhelo de décadas por mejorar la calidad de vida de las personas. Por ello nuevamente les invito a seguir con atención como se van construyendo las candidaturas presidenciales.
Finalmente, mientas que Duque podría preparar al país para una transición a políticas más amables con la ciudadanía y el ambiente, pues no. Los hospitales a lo largo y ancho del país siguen quebrados, obras de infraestructura siguen retrasadas, ya empezó un festín de puestos y favores que, en forma de colegios, notarias y cuanto servicio puedan incluir en un contrato lo único que buscan es mantener el flujo de caja de las mismas personas de siempre.
Posdata: Tal es el afán de asegurarse lo que alcancen, que de a poco somos testigos de como se acostumbran al fuego amigo ¿En quién quedará la notaría 24 de Bogotá?