Mi bandera es amarillo, azul y rojo

Quería ayudar a calentar el espíritu decembrino criollo desde esta vitrina editorial con un tema jocoso alrededor de las embarradas de la familia presidencial durante este 2024. No obstante, seguir en X (Twitter), al presidente, Gustavo Petro, incita constantemente a cambiar de tema por las “peloteras” originadas en sus controvertidos mensajes, imágenes y vídeos publicados, que sin querer o queriendo, se convierten en tendencia y cuestión obligada incluso de opinión y debate.

La última “perla” (frecuentes en su desgobierno) del mandatario y su equipo diplomático se produjo en un evento internacional para condecorar al expresidente de los uruguayo, José ‘Pepe’ Mújica con la Cruz de Boyacá; y en el que sin el respeto por los auténticos símbolos patrios trató de usar como representación nacional el mítico y criticado banderín del grupo guerrillero M19. Una bofetada a la patria del amarillo, azul y rojo.

Las críticas de sus más agudos detractores -la oposición- salieron sin pudor alguno a flote. De hecho, las redes sociales sirvieron de escenario mediático para divulgar el marcado disgusto reclamando por qué el Presidente no estaba en su país para poner la cara a los publicitados temas de corrupción de sus sub alternos, la injerencia de gran parte de su núcleo familiar en los mismos, los altos índices de desorden público en el territorio nacional, las debilidades de la economía y otro sin número de denuncias, propias y cotidianas del Gobierno Progresista o del Cambio. Muy mal!

Más allá del ajuste de cuentas por parte de sus detractores, mi pregunta es: cuál es el motivo de un primer mandatario de más de 50 millones de ciudadanos en crisis en todos los sectores (sin agua, energía, gas, comida, trabajo, oportunidades, un sinfín de problemas), para estar buscando un reconocimiento a su añejo proyecto político en la comunidad regional y mundial con mensajes y signos fuera de contexto, que en esencia invitan a calentar aún más el ambiente en Colombia y entre los colombianos. Seamos serios, señor presidente. Es estrategia?

Confieso a mis reducidos lectores, que alejarme de las posiciones extremas me invita a rendirle honor a mi tricolor desde el escenario de la escuela pública (mi primaria) en la cual era una “obligación” -sin rubores- a respetarla ante su imponente poder patriótico para aquellos privilegiados por sus grandes méritos académicos. En secundaria, la cosa era más seria porque izar bandera, en mis lejanos años, era una cosa de honor y en exceso de respeto. Ahora, nos quieren imponer con un “banderazo” un pasado enlodado de luchas, guerras, muertes, poder y desquites sociales…es una línea de irrespeto sin precedentes.

Amarillo, azul y rojo nos representan por un pasado, presente y futuro enmarcado en las luchas individuales y familiares para representar a un país siempre dispuesto a salir adelante. Debemos hacer respetar esos símbolos, esas letras, esos colores que nos hacen para bien o mal dueños de una patria envuelta en una sola bandera. La bandera, el escudo y el himno nunca se deben cambiar por ideologías extremistas. Soy #AmarilloAzulYRojo.

Fuera de lugar: Gustavo Petro Tendrá Tres Mosqueteros Para Enfrentar El 2026?

Edgar Martínez Méndez